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Dos docenas de nuevos murales cambian la imagen del enorme mercado mayorista al aire libre de la Ciudad de México

Los murales públicos de gran escala tienen una larga historia como medio artístico en México. Usando la Central de Abasto, el mercado mayorista al aire libre más grande del mundo, como lienzo, la cooperativa We Do Things ha ayudado a crear más de dos docenas de murales en el mercado, a pesar de los obstáculos que representan un terremoto y la falta de fondos.

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Two Dozen New Murals Change the Picture at Massive Open-Air Market

Mar García, GPJ México

El mural llamado “Diableros”, creado por Scarlett Baily, muestra a las personas que transportan alimentos alrededor de la Central de Abasto, el enorme Mercado al aire libre de la Ciudad de México. Baily es una de las artistas que contribuyen sus trabajos como parte del proyecto Central de Muros, iniciado por el grupo local We Do Things. El grupo busca convertir al mercado en la galería de arte al aire libre más grande de América Latina.

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CIUDAD DE MÉXICO, MÉXICO — Un joven artista mueve una brocha, fijada a un palo de escoba, sobre una pared de cemento cubierta con algunas manchas y líneas pintadas de negro. En cuestión de minutos, las líneas y manchas comienzan a tomar forma: la de un ajolote.

“El ajolote representa a la nación mexicana. Aunque tiene un desarrollo y crecimiento, nunca llega a evolucionar”, dice Erick Saucedo. “Es una metáfora que leí en un cuento”. Saucedo pinta, dibuja y produce videos. Este es su primer mural, titulado “Proveedores”.

El mural de Saucedo es uno de los 26 murales de 26 artistas creados en las paredes de los edificios en la Central de Abasto, el enorme mercado público de la Ciudad de México que tiene su propio cuerpo de policía, código postal, sucursales de banco y biblioteca digital. Con 327 hectáreas (808 acres), la Central de Abasto es el mercado mayorista al aire libre más grande del mundo, según el Fideicomiso para la Construcción y Operación de la Central de Abasto de la Ciudad de México (Ficeda).

El mercado es el lienzo del proyecto “Central de Muros” del grupo We Do Things. El proyecto busca mejorar, a través del arte y el diseño, las áreas que el grupo percibe como vulnerables o susceptibles a la violencia. Aunque el proyecto ha atravesado dificultades en su camino, como un terremoto y la falta de fondos, tanto sus creadores como los representantes de la Central de Abasto dicen que están viendo los resultados positivos de cómo el arte puede impactar un lugar.

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Mar García, GPJ México

El mural, llamado “Madre Eterna”, del artista Alfredo Conrique. Para algunos de los artistas que participaron en el proyecto Central de Muros, esta fue la primera oportunidad de pintar a gran escala. Cada uno de los murales mide unos 22 por 7 metros (72 por 22 pies).

La meta de Central de Muros se puede resumir en una filosofía sencilla, dice la cofundadora de We Do Things, Irma Macedo.

“En un micro lugar, hacer un macro cambio”, dice.

El Mercado está ubicado en Iztapalapa, donde en 2017 hubo 30.324 investigaciones de delitos comunes (crímenes que afectan a individuos directamente y son procesado a nivel estatal, como robo, asalto y crímenes sexuales), según la Procuraduría General de Justicia. Solo en una de las 16 delegaciones de la Ciudad de México hubo un número mayor de este tipo de investigaciones en ese año.

En el Mercado, compradores y vendedores cambian grandes cantidades de dinero y corren el riesgo de ser robados. Algunas áreas están llenas de basura y de grafitis obscenos, mientras que la gente orina y defeca en las calles. Desde que el proyecto de murales comenzó eso ha cambiado.

“Si tú vas a donde hay murales, no hay basura y nadie los ha vandalizado”, dice Sergio Palacios Trejo, el administrador general de Ficeda.

Unas 500.000 personas visitan el Mercado a diario y unas 90.000 trabajan allí, dice Palacios Trejo. Con esa audiencia y el tamaño del mercado, We Do Things busca continuar el proyecto para convertirse en la galería de arte al aire libre más grande de América Latina, si no del mundo

Hasta ahora, ha sido un esfuerzo gigante. El grupo quería asegurar 4 millones de pesos mexicanos (193.147 dólares) para llevar a cabo el proyecto, dice Macedo. Cada uno de los murales mide aproximadamente 22 por 7 metros (72 por 22 pies) y aunque no se les paga a los artistas por su trabajo, el proyecto cubre los gastos de materiales, andamiaje, alimentación y transporte.

El proyecto comenzó en junio de 2017 con el apoyo económico de los administradores de la Central de Abasto y de una compañía privada de seguros de automóviles que, según Macedo, quería devolverle algo a la comunidad. La Central de Abasto entregó 1,5 millones de pesos (72.427 dólares) y la compañía de seguros entregó 500.000 pesos (24.142 dólares), la mitad de los fondos que necesitaba We Do Things.

El grupo estaba en charlas con otras empresas privadas sobre donaciones al Proyecto cuando llegó el desastre.

El 9 de septiembre de 2017, un terremoto de magnitud de 7,1 golpeó a la Ciudad de México.

Mar García, GPJ México

Erick Saucedo trabaja en su mural “Proveedores”, uno de los murales pintados en las paredes de la Central de Abasto, el mercado de la Ciudad de México. Saucedo es uno de los artistas que trabajan para el Proyecto Central de Muros del grupo We Do Things.

Mar García, GPJ México

El mural “Raíces”, del artista Danilo Roots, fue uno de los primeros murales creados en las paredes de la Central de Abasto. Representantes del mercado dicen que el lugar se ha convertido en una atracción turística gracias a los vibrantes murales.

Mar García, GPJ México

El artista urbano Gonzalo Areúz creó el mural “Tlalli”, que incluye un pequeño tribute a la compañía de seguros de automóviles que contribuyo fondos al proyecto Central de Muros.

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De las 90.000 personas que trabajan en la Central de Abasto, 1380 son “diableros”, las personas que transportan los productos agrícolas que se venden allí, como el hombre representado aquí frente a un mural de Liz Mevill. El mural, parte del proyecto Central de Muros, fue el primero que Mevill hizo en su vida.

Mar García, GPJ México

El mural creado por la ilustradora Liz Mevill para el proyecto Central de Muros se titula “Terremoto Turquesa”. Incluye un lobo mexicano, que está en peligro de extinción.

Mar García, GPJ México

Israel Pérez, conocido como “Done bbc”, creó el mural llamado “Tráfico de fe” sobre una de las paredes de la Central de Abasto. El grupo We Do Things logró reunir fondos para el proyecto a través de fondos del mercado, de una empresa privada y de donaciones hechas dentro del mercado.

Mar García, GPJ México

El mural "La Diablera" de Jonathan Aviléz representa la unión de los ciudadanos que apoyaron a la recuperación de la Ciudad de México después del sismo en septiembre de 2017.

“Las empresas privadas nos dijeron que les encantaba el proyecto, pero tenían que solidarizase con el país”, dice Macedo. We Do Things tuvo que encontrar el resto del dinero de otra manera.

Determinados a no abandonar el proyecto, We Do Things pasó un día recaudando fondos en la Central de Abasto. Con la ayuda de uno de los vendedores de uno de los almacenes del mercado, el grupo fue por el mercado recolectando dinero, en botellas de plástico, que les entregaban otros vendedores de almacenes. Al final del día, habían reunido 23.200 pesos (1118 dólares).

“[Les decíamos], ‘oigan, fíjense que nosotras creemos que podemos hacer un cambio en la Central de Abasto, a través del color, a través del diseño. Por favor, ayúdenos’”, dice Macedo.

Palacios Trejo dice que ya había estado pensando en cambiar la apariencia del mercado. Dice que pintar el mercado de un color le habría costado entre 20 millones de pesos (963.762 dólares) y 25 millones de pesos (1’204.702 dólares), puesto que una compañía privada habría sido contratada para hacerlo.

A causa de los murales, dice Palacios Trejo, el Mercado se ha convertido en una atracción turística de la ciudad.

Los artistas involucrados con el proyecto de Central de Muros sienten que ha sido exitoso.

“Central de Muros crea un diálogo y convivencia entre el artista y las personas que trabajan en la Central de Abasto, respetando la idea de los artistas”, dice Saucedo.

Para la ilustradora Liz Mevill, tener un mural en una pared en la Central de Abasto es un honor familiar. Ella recuerda haber visitado el mercado cuando era una niña pequeña, ya que su abuelo trabajaba ahí.

“Me emociona mucho. Yo hubiera querido que mi abuelo viera el muro terminado, pero murió días después de que lo terminé. Cuando supo que lo iba a hacer, se puso a llorar”, dice Mevill.

Los artistas y organizadores de Central de Muros han dado con un obstáculo al intentar conseguir más apoyo financiero de compañías privadas. Muchas, dice Macedo, quieren incorporar sus marcas dentro del arte.

Central de Muros crea un diálogo y convivencia entre el artista y las personas que trabajan en la Central de Abasto, respetando la idea de los artistas.

“Lo que nosotros queremos hacer es cambiar el tejido social, no anunciar una marca”, dice Macedo.

Macedo y su equipo no descartan la opción de reunir fondos dentro del mercado de nuevo. We Do Things, sin embargo, ahora está buscando financiación de corporaciones que cuenten con iniciativas de responsabilidad social corporativas. El grupo está en charlas con una empresa de bloqueador solar, ya que los artistas trabajan muchas horas bajo la luz del sol.

Macedo dice que espera que, con la ayuda de las compañías, el mercado tendrá 20.000 metros cuadrados (215.278 de pies cuadrados) de murales pintados al final del año. Por ahora, aproximadamente 3432 metros cuadrados (36.941 pies cuadrados) están pintados. La meta, dice Macedo, es terminar unos 61 murales, así como pintar las paredes del perímetro del mercado.

“Sería muy lindo que las marcas apoyaran, porque es parte de la responsabilidad social”, dice. “Y que entendieran que haciendo equipo con la sociedad ganan más”.

En abril, dice Macedo, el grupo comenzó su segunda etapa de murales, usando el material que había sobrado de la primera.

Pablo Medina Uribe, GPJ, adaptó este artículo de su versión en inglés.

 

El muralismo mexicano representa la historia y la revolución del país en enormes murales públicos

Tras la revolución mexicana, entre 1910 y 1920, el gobierno patrocinó la creación de murales a gran escala creados por artistas de renombre para representar la historia del país y su reciente conflicto. Aquí, una mirada a algunas de estas obras, que se han convertido en hitos históricos por mérito propio.

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Mar García, GPJ México

Al pintar cadáveres, David Alfaro Siqueiros le rinde homenaje a los millones de personas que murieron en la Revolución Mexicana en el mural “Del Porfirismo a la Revolución”.

MEXICO CITY, MEXICO — Mientras que la escena artística mexicana muestra el vibrante trabajo de creadores jóvenes en espacios públicos masivos como la Central de Abasto, un gran mercado al aire libre, donde todos pueden apreciar los murales que cuentan las historias del México contemporáneo. Pero también hay espacios públicos por todo el país que cuentan con murales que muestran historias de hace décadas, con diseños atractivos, y que pueden ser vistos por todas las personas  que caminan cerca.

El movimiento del muralismo mexicano, que fue patrocinado por el estado, contó con tres artistas principales, cuyas obras decoran los pasillos de varios edificios gubernamentales y museos en México: Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco.

El movimiento, que comenzó a principios de la década de 1920, buscaba capturar la visión que cada muralista tenía de la identidad nacional mexicana, particularmente tras la Revolución Mexicana de 1910-20. El muralismo mexicano es considerado por expertos en arte como el movimiento artístico más importante de la historia del país.

Durante la reconstrucción económica e institucional del México posrevolucionario en 1921, José Vasconcelos, quien era entonces el secretario de educación pública, lanzó el proyecto muralista patrocinado por el estado.

Napoleón Camacho Brandi, de 57 años, profesor de historia del arte en la Universidad del Claustro de Sor Juana, dice que el propósito de crear murales en espacios públicos era educar e informar a la población sobre la historia mexicana, particularmente sobre episodios de la Revolución Mexicana. Algunos de los murales representan trabajadores, así como a personas que Camacho describe como “indígenas” en escenas de triunfo y liberación; son actores importantes de la escena.

Mar García, GPJ México

El mural “En el Arsenal” pintado por Diego Rivera, muestra a personas sosteniendo armas que les fueron dadas por la pintora Frida Kahlo y muestra a un gran grupo liderado por una bandera roja con la hoz y el martillo del movimiento comunista. El muralista David Alfaro Siqueiros también aparece en la pintura. El mural puede ser visto en la Secretaría de Educación Pública en Ciudad de México, México.

Mar García, GPJ México

Diego Rivera ilustra la manera en la que los colonizadores españoles físicamente sometían a trabajadores agrícolas a un sistema de servidumbre en el mural “Liberación del peon”. Un grupo de soldados revolucionarios ayudan a un trabajador sometido cuya piel muestra laceraciones. Este mural puede ser visto en la Secretaría de Educación Pública en Ciudad de México, México.

Mar García, GPJ México

El mural “El acecho” de José Clemente Orozco muestra a un hombre que representa la clase trabajadora de México que sigue a un líder sindicalista que es de un tamaño notablemente grande y aparece desaliñado, mientras que una persona de aspecto siniestro parece querer apuñalar al trabajador. Esta crítica de los sindicatos está ubicada en un mural en el Antiguo Colegio de San Ildefonso en Ciudad de México, México.

Mar García, GPJ México

El mural “Del Porfirismo a la Revolución” de David Alfaro Siqueiros hace referencia al porfirismo o porfiriato, un período de 35 años que comenzó en 1876 cuando el presidente Sebastián Lerdo de Tejada renunció y Porfirio Díaz asumió la presidencia. Díaz fue presidente por 30 años y México parecía estar pasando por un período de estabilidad económica y social. Pero esto era el resultado de la opresión del pueblo, que estaba en gran parte insatisfecho con su liderazgo.

Mar García, GPJ México

El mural “Del Porfirismo a la Revolución” de David Alfaro Siqueiros también muestra a líderes revolucionarios y militares, así como a Karl Marx. El mural está ubicado en el Museo Nacional de Historia, en el Castillo de Chapultepec en Ciudad de México, México.

“Puedes ver cómo en las expresiones murales la herencia indígena es exaltada”, dice Erika Contreras Vega, de 36 años, investigadora del Museo Mural Diego Rivera.

El movimiento buscaba representar la resistencia social y política, así como señalar las diferencias y las luchas de clase. Sin embargo, Camacho dice que ver los murales ahora crea un mensaje ambiguo: la sociedad y el gobierno mexicano siguen discriminando e ignorando a quienes son representados en los murales como los individuos más importantes, aquellos que habitaban México antes de la llegada de los europeos.

“En gran medida, el muralismo, que es una especie de biblia ilustrada para los pobres, construye una visión sesgada de la historia de México”, dice Camacho.

Sí reconoce la importancia del movimiento muralista en términos artísticos. Vega también.

“Hoy el muralismo sigue siendo una forma de expresión importante entre el artista, el contexto histórico y social y la sociedad”, dice. “Creo que el muralismo siempre ha sido presentado como una expresión que refleja el estado convulsivo de la sociedad”.

Pablo Medina Uribe, GPJ, adaptó este artículo de su versión en inglés.