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En medio de la pandemia, aspirantes a los Juegos Olímpicos se enfrentan a nuevos obstáculos

México cerró las instalaciones deportivas financiadas por el gobierno para atletas que van a Tokio, dejándoles con frustración y en aislamiento. Para superar el inconveniente, han recurrido a una perseverancia heroica.

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Olympic Hopefuls Face New Hurdles Amid Pandemic

Mar García, GPJ México

En diciembre, Andrea Ramírez, de 28 años, logró el tercer mejor tiempo de la historia para una maratonista mexicana.

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TOLUCA, MÉXICO — Andrea Ramírez había soñado con el oro olímpico durante años. Entonces llegó la pandemia del coronavirus, y el sueño se vino abajo.

“No sabíamos qué íbamos a hacer, fue un momento de estrés e incertidumbre”, comenta Ramírez, de 28 años, una de las mejores corredoras de México.

Hace algunas semanas, en una mañana cálida y soleada, Ramírez regresó a las instalaciones públicas de atletismo donde alguna vez impulsó sus esperanzas olímpicas. Era la primera vez que regresaba después de seis meses.

Aunque una tela naranja le cubre la nariz y la boca, sus ojos café reflejan felicidad: su sueño se había vuelto realidad.

El plan de Ramírez para calificar a los Juegos Olímpicos de Tokio se vio eclipsado cuando, en marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud anunció que el brote de coronavirus se había convertido en una pandemia.

La pandemia no solo retrasó un año los Juegos Olímpicos de Tokio; también obligó a la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE) a cerrar sus instalaciones deportivas, entre ellas cuatro en la Ciudad de México. Uno de estos centros ofrece espacios de entrenamiento, alimentación, servicios médicos y alojamiento, todo gratis, a más de 200 atletas de alto rendimiento.

Esta medida alteró los regímenes de entrenamiento, separó a integrantes de los equipos, y acabó con el apoyo y las rutinas que durante mucho tiempo habían sostenido a las y los mejores atletas de México en la búsqueda de la competencia más importante de sus vidas.

“El cierre de las instalaciones tuvo un impacto negativo”, dice Oscar Juanz, subdirector de calidad para la CONADE. “Muchos de los deportistas lo que hicieron fue entrenar en sus casas, entrenar en parques, jardines. La parte emocional se vio afectada por el ritmo de trabajo y el hambre de los deportistas de querer competir, de su ritmo de vida normal”.

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Mar García, GPJ México

Andrea Ramírez, una de las mejores corredoras de México, se prepara para entrenar varios meses después de que cerraran las instalaciones deportivas financiadas por el gobierno a raíz de la pandemia de coronavirus.

Germán Siles Dotor, subdirector de alto rendimiento de la Dirección de Cultura Física y Deporte del Estado de México, reconoce que el cierre de las instalaciones afectó los planes y la preparación de las y los atletas.

Sin embargo, señala que las dificultades hicieron que demostraran su valía de formas nuevas y más intensas. “El mejor será el que mejor se haya adaptado a este tipo de circunstancias y el que más resiliencia haya tenido para este momento”.

Las cinco integrantes del equipo nacional de gimnasia rítmica han vivido y entrenado juntas en la Ciudad de México durante los últimos cuatro años. El equipo ganó dos medallas de oro en los Juegos Panamericanos de 2019, evento que se realiza cada cuatro años y en el que compiten 41 países. Esperaban tomar como base ese logro para Tokio.

Pero luego de que las instalaciones deportivas de la CONADE cerraran, tuvieron que irse a sus hogares en distintas partes del país.

En un principio entrenaban por Zoom. Las atletas se conectaban al servicio de videoconferencia desde casa para entrenar durante unas seis horas con rutinas dirigidas por su entrenadora. Eso no les funcionó muy bien.

“El equipo que yo tengo es un conjunto y compiten las cinco, que estén separadas no sirve absolutamente de nada”, comenta la entrenadora del equipo, Blajaith Aguilar.

Adriana Hernández, una de las integrantes del equipo, trataba de entrenar en la cochera de su casa con pelotas, cuerdas, aros, bastones y cintas que las gimnastas rítmicas usan en sus presentaciones. Era frustrante y cómico a la vez.

“Muchos de los deportistas lo que hicieron fue entrenar en sus casas, entrenar en parques, jardines. La parte emocional se vio afectada por el ritmo de trabajo y el hambre de los deportistas de querer competir, de su ritmo de vida normal”.

“Se me salían los aparatos a la calle y tenía que salir corriendo por ellos”, cuenta Hernández. “Sentí que perdí un poco la confianza con la separación”.

Tras cuatro meses en Zoom, las integrantes del equipo rentaron una casa con su dinero para poder entrenar juntas de nuevo. Eso también fue complicado.

El primer día juntas otra vez “fue como de ‘¡Ay! ¿Qué está pasando?’”, dice Sara Ruiz Velasco, integrante del equipo. “Si de domingo a lunes nos cuesta trabajo, imagínate después de cuatro meses sin vernos”.

Este fin de semana se lucieron con la música, vestimenta y rutina que prepararon para el Campeonato Panamericano, donde quedaron en segundo lugar y no calificaron a los Juegos Olímpicos de Tokio, que se reprogramaron del 23 de julio al 8 de agosto.

En cambio, Ramírez estuvo sola.

Ha recorrido un largo camino desde su época universitaria, cuando empezó a correr por diversión. El entrenador de atletismo le pidió tres veces que se uniera al equipo y siempre decía que no. Finalmente, la inscribió en una carrera estatal de 10,000 metros, en la que quedó en segundo lugar. Y desde ahí no dio marcha atrás.

En marzo de 2020, la alta y enérgica corredora se encontró con que solo tenía nueve meses para entrenar para una prueba de clasificación olímpica en Arizona, un estado del sudoeste de Estados Unidos. Debido a las restricciones impuestas por el coronavirus, no podía ver a su entrenador en persona ni entrenar en las instalaciones financiadas por el gobierno.

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Mar García, GPJ México

Andrea Ramírez hace ejercicios de estiramiento mientras platica con una integrante del equipo.

Sin embargo, entrenaba siete días a la semana, más de cuatro horas al día. Su rutina incluía vídeos de entrenamiento de 90 minutos en YouTube, que la guiaban en las rutinas de fuerza. Hacía los ejercicios con botellas llenas de agua y arena.

En Toluca, la ciudad del Estado de México donde vive, la maratonista corría diariamente entre 10 y 15 kilómetros en las montañas alrededor de su casa.

Su esfuerzo rindió frutos en diciembre de 2020, cuando participó en el Proyecto Maratón, una competencia para maratonistas profesionales, en Arizona. Para clasificar para Tokio, tenía que terminar en al menos 2 horas, 29 minutos y 30 segundos. Lo corrió casi tres minutos más rápido.

Su tiempo, 2:26:34, fue una marca personal. También fue el tercer mejor tiempo en la historia de las maratonistas mexicanas.

“Me sentí muy realizada, muy en paz conmigo misma. Es como si hubiera encontrado el lugar al que pertenezco y siempre estuve buscando. Ahora es un sueño hecho realidad”, comenta Ramírez.

Mar García es una reportera de Global Press Journal establecida en la Ciudad de México. Se especializa en reportajes de arte y en artículos sociales que transforman la narrativa memorística de la sociedad mexicana.


NOTA SOBRE LA TRADUCCIÓN

Aída Carrazco, GPJ, adaptó este artículo de su versión en inglés.

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