Argentina

A pesar del aumento del presupuesto, las escuelas de Buenos Aires siguen teniendo problemas para alimentar a sus estudiantes

En Buenos Aires, los comedores de las escuelas públicas estaban teniendo problemas para alimentar a todos sus estudiantes, así que el aumento del presupuesto gubernamental destinado a cada plato fue un cambio bien recibido. Pero ha pasado un año desde que el aumento entró en efecto y algunos estudiantes se siguen yendo a sus casas hambrientos.

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Despite More Government Spending, Buenos Aires Schools Struggle to Feed Students

Lucila Pellettieri, GPJ Argentina

Eva Guerrero, una chef de la Escuela Primaria 84, una escuela pública en la provincia de Buenos Aires, prepara fideos con salsa de carne molida para el almuerzo.

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BUENOS AIRES, ARGENTINA – Melani Alí come de un plato pequeño de fideos con salsa de carne molida en el comedor de su escuela. Tiene suerte de tener una comida caliente, dice. Hace tres horas, la cocinera de la escuela estaba intentando preparar almuerzos para 130 estudiantes con apenas los ingredientes para 78 cabezas: dos pedazos de carne, unos cuantos empaques de fideos y algunos vegetales.

“Traen muy poca comida para todos, siempre falta”, dice Alí, una estudiante de 18 años en la Escuela Secundaria Básica No. 74, una escuela pública en la provincia de Buenos Aires. “El otro día cuatro mesas se quedaron sin comer”.

En 2017, el gobierno de la provincia aumentó el presupuesto destinado a servicios alimentarios en escuelas públicas. A pesar del cambio, algunas organizaciones locales dicen que las porciones de carne son insuficientes en escuelas de toda la provincia de Buenos Aires, la provincia más poblada del país.

Las tasas de escolaridad están aumentando en Argentina y aproximadamente el 10 por ciento de la población de la provincia de Buenos Aires come en comedores escolares, dice Santiago López Medrano, el ministro de desarrollo social de la provincia. Muchos de los comensales de los comedores escolares propiedad del gobierno son niños jóvenes que vienen de familias de bajos recursos en las que la oferta de comida es limitada, añade López Medrano.

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Lucila Pellettieri, GPJ Argentina

Estudiantes de la Escuela Primaria 84, una escuela pública, juegan mientras que esperan su almuerzo.

En mayo del año pasado, el gobierno de la provincia anunció un aumento del 30 por ciento del presupuesto destinado a cada plato de comida servido en escuelas públicas. Las autoridades dicen que la inversión mejorará la nutrición de los estudiantes.

Pero las escuelas están abarrotadas y el número de estudiantes está muy por encima de la capacidad de los comedores escolares de la provincia, dice Silvia Almazán, subsecretaria general del Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires (Suteba).

Almazán dice que el personal de las escuelas usualmente tiene que reducir las porciones de las comidas para alimentar a la creciente población estudiantil. Algunas personas argumentan que estas porciones más pequeñas anulan los beneficios del aumento presupuestal del gobierno de la provincia.

“Con la disminución de cupos y porciones, el gobierno provincial intenta obligar a los docentes a decidir quién come y quién no”, dice Almazán. “Y eso genera mucha angustia, más cuando sabemos que en algunos barrios la comida del comedor es la más importante o la única del día”.

En la escuela de Alí, los cocineros y los profesores suelen comprar ingredientes para complementar los alimentos entregados por el gobierno.

“No nos dicen nada pero nosotros nos damos cuenta”, dice Alí sobre las personas que están alimentando a los estudiantes. María Susana Ventura, una secretaria de la escuela, dice que varios miembros del personal han estado comprando bolsas de arroz y fideos por casi dos años.

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Lucila Pellettieri, GPJ Argentina

Una profesora de la Escuela Secundaria Básica No. 74, una escuela pública de la provincia de Buenos Aires, trabaja distribuyendo rápidamente pequeños platos de comida a estudiantes.

Otros culpan a la disminución del presupuesto para la educación. Aunque el Banco Mundial y otras instituciones de desarrollo han descrito al sector educativo argentino como uno bien financiado, se han hecho recortes en los últimos años. En 2015, los gastos en educación fueron el 27,8 por ciento del presupuesto total de la provincia, pero en 2018, estos gastos bajaron a representar el 26 por ciento, dice Gastón Ghioni, coordinador del Instituto para el Desarrollo Económico y Social de Buenos Aires – Stella Maldonado (Idesba), una organización sin ánimo de lucro local.

López Medrano dice que los recortes de presupuesto no son la razón por la que hay porciones de meriendas más pequeñas. Los fondos no están siendo bien administrados por varias instituciones, explica. El gobierno está esforzándose para regular mejor este proceso a través de auditorías.

“Hay que hacer un rebalanceo interno de cupos”, dice.

Pablo Medina Uribe, GPJ, adaptó este artículo de su versión en inglés.