Puerto Rico

Incluso después de la pandemia, las escuelas podrían seguir cerradas debido a los terremotos

Las reparaciones de las escuelas a lo largo de la costa sur aún no han comenzado, y los expertos están preocupados por que los edificios sigan siendo vulnerables a temblores futuros.

Read this story in

Publication Date

Earthquakes May Shutter Schools After Virus

Coraly M. Cruz Mejías , GPJ Puerto Rico

Un listón naranja rodea el Museo de la Masacre de Ponce, el cual honra a quienes murieron en la marcha nacionalista de 1937. El museo es uno de varios edificios de Ponce, una ciudad puertorriqueña de la costa sur, que han cerrado debido al daño causado por los terremotos.

Publication Date

PEÑUELAS, PUERTO RICO — Muchas familias llegaron a un campo vacío en este pueblo en la mañana del 7 de enero, atónitas y asustadas después de que un terremoto golpeara el sur de Puerto Rico antes del amanecer.

La semana siguiente, el alumnado de Peñuelas esperaba regresar a la escuela después de las vacaciones de invierno, pero en una escena que se repite por toda la costa sur, las siete escuelas del pueblo sufrieron daños. Otra escuela en Guánica, 30 kilómetros (19 millas) al oeste, se derrumbó.

Al día de hoy, por un decreto del gobierno, las escuelas de toda la región siguen cerradas, incluidas las de este pueblo costero de cascadas tranquilas, montañas verdes y árboles frondosos.

Más de 140 escuelas de la costa sur continúan sin poderse utilizar, lo que afecta a 27,000 estudiantes.

Las personas expertas en construcción declaran que una falla de las autoridades gubernamentales para proteger las estructuras de las escuelas frente a los terremotos provocó un daño innecesario y puso en peligro la seguridad del alumnado. A menos que el gobierno haga que se cumplan sus propios códigos de construcción, explican las voces expertas, las escuelas siguen siendo vulnerables a catástrofes similares ante futuros terremotos.

“Las estructuras son permanentes, pero no son eternas, y esto es un asunto de seguridad pública”, dice Félix Rivera, jefe de un grupo que estudia los terremotos para la Comisión de Terremotos del Colegio de Ingenieros y Agrimensores de Puerto Rico.

expand image
expand slideshow

Coraly M. Cruz Mejías , GPJ Puerto Rico

La escuela intermedia Arístides Cales Quirós, en el pueblo de Guayanilla, es una de docenas de escuelas a lo largo de la costa sur de Puerto Rico que siguen cerradas a causa de los terremotos y las réplicas constantes.

Entre finales de diciembre y mediados de enero, Puerto Rico resistió 10 temblores de magnitud 5 o superior.

El más intenso ocurrió el 7 de enero con una magnitud de 6.4. El epicentro del temblor se ubicó en Guayanilla, un pueblo costero en el sur, y golpeó a varias ciudades cercanas, entre ellas Peñuelas. No hubo servicio eléctrico por varios días. Se produjeron derrumbes. Por lo menos una persona murió y decenas resultaron heridas.

Alrededor de 2,500 hogares sufrieron daños. Para principios de febrero, aproximadamente 40 refugios abrieron en todo el sur de Puerto Rico.

El daño de las escuelas incluía grietas en las paredes, derrumbes de puertas y ventanas desprendidas, portales, garajes y gazebos destrozados.

“Definitivamente hay mucha preocupación y ansiedad porque se trata del centro de trabajo de nuestros maestros y el refugio de nuestros estudiantes”, dice Elba Aponte, presidenta de la Asociación de Maestros de Puerto Rico.

El problema principal es el “efecto de la columna corta”, añade Rivera.

En un terremoto, las columnas de estructura corta atraen más fuerza sísmica que las columnas más altas, lo que ocasiona que las paredes y los techos colapsen. Por lo menos una escuela en el sur de Puerto Rico – la escuela Agripina Seda, en Guánica – se desplomó debido a este problema.

“Ese es el problema que tenemos en las escuelas nuestras y llevo desde los años 90 alertando sobre esta situación”, señala Rivera.

“Definitivamente hay mucha preocupación y ansiedad porque se trata del centro de trabajo de nuestros maestros y el refugio de nuestros estudiantes".

El Código de Construcción de Puerto Rico establece normas y prácticas estrictas para el diseño y la construcción, apunta Rivera. Pero ninguna ley exige que el gobierno puertorriqueño dé mantenimiento o remodele de manera periódica estos edificios, incluidas las escuelas.

Rivera dice que, durante las últimas dos décadas, el gobierno reparó o cerró más de 1,000 de las 1,500 escuelas de Puerto Rico. A principios de la década del 2000 la región contaba con 1,515 escuelas; para 2018-19, la cantidad había disminuido a cerca de 850.

Cientos de las escuelas restantes no se arreglaron y todavía podrían derrumbarse, sobre todo ante el impacto de un terremoto, declara Rivera.

El secretario de Educación, Eligio Hernández, admite que hay un problema, pero no confirma las cifras de Rivera.

“No podemos aceptar como ciertos unos argumentos porque no han podido producir la investigación o el estudio que hayan realizado [la Comisión de Terremotos del Colegio de Ingenieros y Agrimensores]”, dice Hernández.

Zoológico puertorriqueño, una vez prominente, enfrenta acusaciones de crueldad y un futuro incierto Haga clic aquí para leer el artículo

El desafío no va a desaparecer. El Servicio Geológico de Estados Unidos informa que es probable que las réplicas del temblor del 7 de enero continúen durante al menos una década.

Este año ya han ocurrido docenas de réplicas, y los temblores constantes han detenido las reparaciones de las escuelas.

“Así que nosotros estamos manejando varias emergencias de forma simultánea, así que tenemos que esperar que FEMA culmine su proceso de inspección”, dice Hernández, refiriéndose a la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias, la organización del gobierno de Estados Unidos que da respuesta a los desastres naturales.

Al decir “varias emergencias”, Hernández se refiere tanto a la pandemia de coronavirus como a los esfuerzos constantes de Puerto Rico por recuperarse de dos huracanes que golpearon a finales de 2017.

Ahora, añade, “la dificultad que tenemos es que [la tierra] sigue temblando”.

En la escuela superior Jardines de Ponce, otra escuela costera del sur, las estructuras se debilitaron, y los edificios que estaban unidos se separaron. El efecto de la columna corta también ocasionó daños, dice José Ernesto Torres, maestro y representante sindical.

Se declaró que la escuela no era apta para su uso.

“Pasarán un par de meses en lo que pueden arreglarlo”, explica Torres para referirse a cuándo podrían comenzar las reparaciones.

Hernández dice que Puerto Rico espera la aprobación de $63 millones en fondos federales para las reparaciones de las escuelas en 14 municipios que se identificaron como zonas de emergencia.

“La dificultad que tenemos es que [la tierra] sigue temblando”.

Otros $43.8 millones de ayuda federal ayudarán a pagar las aulas portátiles en todas las escuelas de Guánica, Guayanilla y Peñuelas, dice. Además, el gobierno federal ha ofrecido alrededor de $2.3 mil millones para restaurar y mejorar las escuelas de Puerto Rico, muchas de las cuales sufrieron daños en 2017 a causa del huracán María.

Las reparaciones no pueden llegar lo suficientemente rápido para Tamara Delgado, cuyos dos hijos asistían a la escuela primaria Eduardo Neumann Gandía, en Ponce.

Su hija y su hijo no asisten a clases en persona desde diciembre pasado. Debido al daño del terremoto y a la pandemia, sus hijos, al igual que todos los y las estudiantes de la región, aprenden de manera virtual. Incluso si la crisis del coronavirus desapareciera, seguirían sin ir a la escuela mientras los edificios esperan ser reparados.

Las familias reciben noticias del coronavirus, apunta Delgado, pero saben poco sobre cuándo las autoridades van a arreglar y reabrir los edificios educativos.

“No nos han dicho nada”, dice Delgado.

Por su parte, Rivera espera que los terremotos de este año obliguen al gobierno de Puerto Rico a hacer del mantenimiento permanente de las escuelas una prioridad.

“Hay que establecer medidas fuertes y más fiscalización”, dice. Los y las estudiantes “son importantes. Hay que cuidarlos y protegerlos”.

Coraly Cruz Mejías es reportera de Global Press Journal, establecida en Puerto Rico. Se especializa en escribir sobre el medio ambiente.


NOTA SOBRE LA TRADUCCIÓN

Aída Carrazco, GPJ, adaptó este artículo de su versión en inglés. Haga clic aquí para obtener más información sobre nuestro proceso de traducción.