CHIAPAS, MÉXICO — Un proyecto de hidrocarburos aprobado por la agencia energética del gobierno mexicano, la Secretaría de Energía, en 2014 podría causar que muchos miembros del grupo indígena zoque pierdan sus casas, según un número cada vez más grande de activistas.
Mientras que sus defensores dicen que el proyecto de cuatro años levantará la economía y le traerá a México 2700 millones de dólares en inversión, aquellos que viven en las áreas que han sido destinadas para la exploración dicen que están en riesgo. Los movimientos indígenas locales están resistiéndose al uso de la tierra para la exploración de hidrocarburos y están creando conciencia a través del arte, de seminarios y de protestas.
Y el coro de artistas y activistas está creciendo.
“Algo que nos ha fortalecido es cuando nosotras empezamos a comprender la importancia que tiene nuestra participación”, dice Elizabeth Hernández Pereira, miembro del Movimiento de Pueblos Originarios en Resistencia.
Desde junio, Hernández Pereira, quien vive en Tuxtla Gutiérrez, la capital del estado de Chiapas, al sureste de México, dice que ha sido parte de varias iniciativas locales, incluyendo protestas contra la exploración de hidrocarburos en su comunidad.
Por varios años, el sector energético de México ha dependido de combustibles fósiles, principalmente petróleo, para satisfacer la creciente demanda de energía del país. Según un informe de 2016 de la Agencia Internacional de la Energía, el petróleo constituye el 51 por ciento de la demanda nacional de energía.
Chiapas, uno de los 31 estados de México, es hogar de algunas de las reservas de petróleo del país. En junio del año pasado, el gobierno lanzó una segunda ronda de licitaciones, permitiéndoles a Petróleos Mexicanos, una compañía estatal de petróleo conocido como Pemex, y a compañías privadas explorar y extraer hidrocarburos en aproximadamente 84.500 hectáreas (208.804 acres) de tierra en el estado, según la plataforma de información legislativa del gobierno mexicano. La primera ronda de licitaciones comenzó en diciembre de 2014.
Chiapas tiene el porcentaje más alto de personas indígenas del país después del estado de Oaxaca. Entre las áreas que el gobierno ha designado para ser exploradas están Francisco León, Tecpatán y Ostuacán, municipios habitados principalmente por indígenas zoques.
Los habitantes zoques dicen que el gobierno no los ha consultado sobre el proyecto o el impacto que puede tener sobre sus tierras y vidas. La exposición constante a los hidrocarburos, especialmente a aquellos derivados de los destilados del petróleo, puede ser dañina y, por ejemplo, derivar en complicaciones cardiovasculares o del sistema nervioso central.
Los funcionarios del gobierno no respondieron a las múltiples peticiones de entrevistas de Global Press Journal, pero estimados extraoficiales indican que hay hasta 22.000 personas en Tecpatán que podrían perder sus hogares.
Entre la incertidumbre, miembros del grupo indígena zoque están armando movimientos locales.
Tradicionalmente, los zoques han sido marginados, dice Saúl Kak, productor de “La Selva Negra”, un documental de 2016 sobre la cultura zoque, la golbalización y el capitalismo. En la década de 1970, grandes represas hidroeléctricas, como la Presa Chicoasén, fueron construidas en áreas en las que vivían los zoques, dice, obligando a algunos a abandonar sus tierras.
“Cuando estábamos haciendo la película no nos imaginábamos todo lo que se venía”, dijo Kak sobre el documental. “Ahora que estamos en esta situación, ante la amenaza de que se quieran abrir los pozos petroleros, pues la película esta cumpliendo una función importante”.
Kak dice que el documental se muestra en reuniones locales para protestar el proyecto de hidrocarburos.
Mikeas Sánchez Gómez es una galardonada poeta que vive en el municipio de Chapultenango, donde algunas áreas han sido designadas para la exploración de hidrocarburos. Dice que su trabajo ha sido clave en educar a los miembros de su comunidad sobre los riesgos del proyecto.
Sánchez Gómez dice que sus poemas explican qué son los hidrocarburos y cómo pueden contaminar ríos y suelos.
“Les dices lo que es la verdad, lo que va a pasar, entonces ellos pueden comprender. Por eso viven en la tierra y no quieren irse de allí”, dice ella sobre el impacto de su trabajo en la comunidad.
Sus poemas son leídos en reuniones como seminarios y protestas.
Sánchez Gómez, quien en octubre recibió el Premio Internacional de la Paz de Pax Christi , una organización católica, en nombre del Movimiento Indígena del Pueblo Creyente Zoque en Defensa de la Vida y la Tierra, dice que colabora con otros creativos en la comunidad para crear conciencia.
Pablo Medina Uribe, GPJ, adaptó este artículo de su versión en inglés.