Argentina

Instructores de gimnasio encuentran formas creativas de trabajar

Las clases de ejercicio al aire libre se han vuelto muy populares durante la pandemia, lo que ha transformado la relación de las personas con los espacios públicos.

Read this story in

Publication Date

Fitness Instructors Envision Exercise Without the Gym

Lucila Pellettieri, GPJ Argentina

José Luis Aquino, de rojo, ha dado clases de baile al aire libre desde que los estudios de baile y los gimnasios cerraron a causa de la pandemia.

Publication Date

BUENOS AIRES, ARGENTINA — José Luis Aquino, profesor de ritmos latinos y personal trainer, llega al Parque Rivadavia un poco antes de las 5 de la tarde, saluda a sus estudiantes y prende un parlante a baterías frente a un gran monumento al líder político Simón Bolívar.

Hoy hay 14 estudiantes en su clase, que se acomodan en los círculos pintados sobre la plaza de cemento para mantener el distanciamiento social. Aquino prende el parlante, la música arranca y el grupo comienza a moverse. Durante una hora, el jardín es su estudio de baile.

Escenas como esta se han vuelto muy comunes en Buenos Aires desde que inició la pandemia del coronavirus. Todas las tardes, los parques locales se convierten en enormes gimnasios al aire libre, donde cientos de personas toman clases de gimnasia y practican desde taekwondo y tango hasta acrobacia, musculación, yoga, patín e incluso esgrima. Las clases de ejercicio al aire libre son cada vez más populares en los parques públicos de la ciudad y han transformado la relación de las personas con el espacio público.

Aquino, de 57 años, quien trabajó como instructor en estudios de baile y gimnasios durante dos décadas, dice que con los gimnasios cerrados por meses debido a las restricciones de la cuarentena, el parque se ha convertido en un lugar conveniente.

“A mí me benefició y me abrió un poco la cabeza para ver que hay otras opciones. Me parece que vino para quedarse esta forma”, expresa Aquino.

expand image
expand slideshow

Lucila Pellettieri, GPJ Argentina

Juan Carlos Martell, en pantalón naranja, enseña acrobacia en el parque.

El Estado argentino ha lanzado programas para apoyar a las empresas afectadas por la pandemia mediante el pago de una parte del sueldo de su personal. En Argentina, aproximadamente 70,000 personas trabajan en gimnasios, pero la gran mayoría son contratistas independientes, por lo que no cumplen con los requisitos para recibir estos beneficios. Solo el 10% está registrado, según estimaciones del Sindicato de Trabajadores de Gimnasios, una red nacional de instructores de gimnasios.

Aquino comenzó a trabajar en el parque dando clases a grupos de sus estudiantes regulares del estudio de baile. Nuevas personas se unieron gracias a recomendaciones o después de verlo dar clases, y ahora les envía actualizaciones sobre los horarios de clase a través de WhatsApp. No cobra tarifas de membresía como lo hacen los gimnasios. En cambio, invita a su alumnado a pagar lo que desee por cada clase.

Aunque es conveniente, trabajar en el parque tiene sus desventajas. No hay vestuarios ni baños, y Aquino tiene que organizar todas las clases y responder las preguntas de estudiantes por teléfono y redes sociales. El mal tiempo puede hacer que las clases se cancelen.

Pero a pesar de todo, Aquino dice que cree que no volvería a los gimnasios tradicionales, incluso después de la pandemia.

“Desde lo económico, a mí me benefició trabajar de forma independiente porque puedo manejar los horarios y las clases. Tenía que trabajar casi el doble para ganar lo que gano ahora”, afirma Aquino.

En medio de la pandemia, aspirantes a los Juegos Olímpicos se enfrentan a nuevos obstáculos HAGA CLIC PARA LEER

Juan Carlos Martell, instructor de acrobacia, vivió una experiencia similar. Después de perder su empleo en un gimnasio, decidió sacar al pasto su colchón inflable y ahora da clases al aire libre.

“Sacamos el AirTrack [el colchón] al parque con mi hermano y funcionó. Económicamente, ahora estamos mucho mejor porque es un ingreso que va 100% para nosotros”, señala Martell.

Noelia Minatto, coordinadora de la Federación Argentina de Cámaras de Gimnasios, Natatorios y Afines, grupo que representa a la industria de los gimnasios, explica que el cambio a las clases al aire libre pone en riesgo a la gente. Dice que los parques no se diseñaron para estas actividades, y que mientras los gimnasios deben contar con seguros y con instructores certificados en RCP y en primeros auxilios, actualmente no existen normas que regulen las clases de ejercicio al aire libre.

“Una vez que pase la pandemia, debemos ayudar y contribuir a que quienes quieran trabajar de forma independiente lo hagan de una forma segura, legal y responsable”, opina Minatto.

El Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana de la Ciudad de Buenos Aires no accedió al pedido de entrevista.

Martín Zabala, alumno de acrobacia de Martell, dice que la pandemia cambió su perspectiva sobre las plazas.

“Jamás se me habría ocurrido venir a un parque a hacer ejercicio. Antes de la pandemia lo único que veía era gente corriendo, andando en bicicleta. Ahora hay clases muy diversas”, expresa Zabala.

expand image
expand slideshow

Lucila Pellettieri, GPJ Argentina

José Luis Aquino da una clase de baile. Debido al éxito que las clases han tenido, dice que no imagina volver a trabajar en un gimnasio.

Isabel Dumas, arquitecta que trabaja en obras públicas, dice que la creciente popularidad de los parques como sitios para hacer ejercicio y otras actividades ha sido, en general, algo bueno, ya que genera más interacción social y fomenta un mayor sentido de comunidad. No obstante, dice que existe el riesgo de que las plazas públicas terminen sobrepobladas.

Las mamás juegan y descansan con sus bebés en estas plazas, dice Dumas, pero ahora las plazas son muy concurridas. “La plaza no está preparada para que vayan 30 personas a un cumpleaños y al rato vayan otras 30 a hacer otra cosa”, añade Dumas.

Dumas dice que se necesitan más áreas verdes, pero la ciudad ya está muy saturada de obras y edificios por lo que no queda mucho espacio que pueda convertirse en parque.

Por ahora, profesores como Aquino y Martell planean seguir trabajando al aire libre.

“Nos limita el tema de la lluvia”, dice Aquino, pero él no depende del sol y los días cálidos para tener éxito. Incluso durante el invierno, la gente siguió haciendo ejercicio al aire libre en los parques. “Con el frío”, dice Aquino, “al que le gusta la actividad se abriga y viene”.

Lucila Pellettieri es reportera de Global Press Journal, radicada en Buenos Aires, Argentina.


NOTA SOBRE LA TRADUCCIÓN

Aída Carrazco, GPJ, adaptó este artículo de su versión en inglés.

Related Stories