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El ajolote: la estrella del nuevo billete mexicano

Un anfibio en peligro de extinción ha cautivado a la nación.

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CIUDAD DE MÉXICO, MÉXICO — Una trajinera iluminada por el sol se detiene un momento meciéndose sobre las turbias aguas del lago de Xochimilco, al sur de la capital. Sus pasajeros admiran un mural en el que aparecen cuatro ajolotes. Esta especie de salamandra actualmente se halla en la cúspide de una inesperada oleada de popularidad.

“Les interesa conocer al ajolote”, dice mientras observa a las personas turistas, Lisel Landi Orozco Gómez, directora de la Unidad de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMA) “Atlicuilco”, un proyecto autorizado por el gobierno. A unos pasos del canal hay 10 estanques grandes ocupados por ajolotes de entre los 3 meses y 5 años de edad, en lo que representa una de varias iniciativas por conservar a la especie.

Los ajolotes silvestres se encuentran únicamente en Xochimilco, en los canales alrededor de las chinampas, esos campos de cultivo flotantes que datan de tiempos de los aztecas. El anfibio ocupa un lugar importante en las tradiciones mexicanas. Según la leyenda, al dios azteca Xólotl se le pidió su vida en sacrificio para hacer que el sol se moviera, pero el dios no quiso hacerlo y se disfrazó de la criatura que ahora se conoce como ajolote, o axolotl. Para la ciencia, el ajolote también tiene importancia por su capacidad para regenerar totalmente sus miembros, médula espinal, ojos e incluso partes de su cerebro.

En los últimos años, el ajolote busca regenerarse pero en otro sentido porque está en peligro de extinción. Debido a múltiples factores que incluyen la contaminación de su hábitat, la pesca comercial ilegal y la introducción de peces que se alimentan de los huevos y larvas del ajolote, la población de esta salamandra en Xochimilco cayó de 6,000 por kilómetro cuadrado (2,300 por milla cuadrada) en 1998, a menos de 35 por kilómetro cuadrado (14 por milla cuadrada) en 2014. Sin embargo, el año pasado la especie en peligro de extinción recibió el apoyo de una fuente inesperada: el Banco de México, lo que despertó el interés popular en preservarla.

“Hemos tenido entre 1,700 visitantes por fin de semana y eso es una gran noticia”, dice Pamela Valencia, fundadora del Museo del Ajolote, en el occidente de la Ciudad de México. El museo alberga una colonia de 15 ajolotes y busca preservarlos. “A veces no teníamos ni un visitante”.

El 29 de octubre de 2021, el Banco de México, el banco central del país, emitió un nuevo billete de 50 pesos ($2.51); el último de una serie de billetes rediseñados para combatir la falsificación, ayudar a la gente con baja visión y aumentar la longevidad de los billetes. En tanto el reverso de los viejos billetes de 50 pesos lucía el afamado acueducto de Morelia y la mariposa monarca, el nuevo billete muestra al ajolote en su hábitat natural, entre chinampas y ahuejotes, una especie de sauce nativa de México. La decisión de mostrar a un ajolote — que mucha gente cree es un ajolote hembra llamada Gorda, aun cuando el Banco de México aclaró que usó varias imágenes como referencia — ha puesto el foco en los esfuerzos realizados durante varias décadas por rehabilitar a la especie.

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Mar García, GPJ México

El billete de 50 pesos con la imagen de un ajolote, que se encuentra en circulación desde 2021, es tan popular que la gente opta por no gastarlo.

“Queremos transmitir un mensaje de responsabilidad respecto al gran patrimonio cultural y natural que tenemos en el país para que lo conozcamos, lo atesoremos, que lo promovamos, que lo cuidemos”, dice Alejandro Alegre, director general de emisión del banco. El billete recibió el premio al billete del año 2021 de la Sociedad Internacional de Billetes Bancarios y ha capturado la imaginación de la gente local, a tal grado que en línea se están ofreciendo los billetes hasta por 500,000 pesos (aproximadamente $25,000). Rocío Espinoza de los Monteros, curadora de la Sociedad Numismática de México, una asociación civil dedicada a la investigación de la numismática, dice que la gente está coleccionando el billete en lugar de gastarlo por la percepción de que es escaso, aun cuando actualmente se encuentra en circulación.

Paola Vargas, de 26 años, visitó el Museo del Ajolote y esperó más de 30 minutos con su pequeño hijo para ingresar al museo. “Mi hijo de 7 años vio un TikTok que aquí estaba la ajolota del billete. Me enseñó el video y le dije, ‘Hay que ir a verla’”, dice. El museo es visitado por gente de todas las edades, pero al parecer los niños tienen el mayor interés, dice Valencia.

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Mar García, GPJ México

Gorda, ajolote de 5 años que mucha gente equivocadamente piensa es el que aparece en el nuevo billete de 50 pesos, nada en su tanque en el Museo del Ajolote de la Ciudad de México.

Georgina Ruiz, de 48 años, visitó el museo con su familia. “No conocíamos a los ajolotes, lo vimos hasta que salió el billete. Nos enteramos de que estaba en peligro de extinción. Podemos ayudar al venir y aportar un poquito, difundir el proyecto”, dice.

Luis Zambrano, investigador del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) lleva 14 años estudiando al ajolote. Desde que se distribuyó el nuevo billete, mucha gente lo ha abordado para conocer más sobre la especie. Una mujer de Barcelona, España, le mandó un correo electrónico para pedirle que hablara de las salamandras en la escuela de su hijo; una pareja alemana le pidió que los acompañara a Xochimilco para conocer a las criaturas.

“Yo no soy agencia de viajes”, ríe Zambrano, quien decidió ponerlos en contacto con el productor de una chinampa que participa en su proyecto de conservación.

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Mar García, GPJ México

Héctor López Niño toma fotos de su hija, Erandi López Ruiz, de 6 años, junto a un exhibidor con el nuevo billete mexicano de 50 pesos en el Museo del Ajolote.

Su equipo también ha comenzado a recibir donativos de niños y niñas. “No es una cantidad estratosférica pero eso a nosotros nos gusta, porque la semilla de la verdadera educación ambiental ahí está, en las siguientes generaciones que probablemente se van a meter más las manos que nuestra generación para la conservación de las especies, en particular de esta especie”, dice.

Los esfuerzos de Zambrano para proteger al ajolote implican fomentar los métodos tradicionales de cultivo, incluyendo prescindir de fertilizantes y pesticidas en las chinampas de Xochimilco. Hasta ahora participan en la iniciativa 48 productores en chinampa, pero a muchos otros los desalienta la disminución de rendimiento. El equipo de Zambrano también está considerando liberar ajolotes a un lago artificial dentro de una reserva ecológica administrada por la UNAM.
Si bien las condiciones allí son apropiadas, a menudo el sistema municipal saca agua del lago. A los investigadores les preocupa que lo vacíen y mueran los ajolotes.

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Mar García, GPJ México

Un grupo de turistas aprenden acerca del ajolote en el Museo del Ajolote. El museo ha experimentado un auge en visitas desde que el banco central de México emitiera un billete de 50 pesos con la imagen de esta especie en 2021.

La Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México no respondió a solicitudes de comentario sobre la situación del ajolote.

A Zambrano también le preocupa el lado negativo de tanta atención. Por ejemplo, habla de un evento reciente organizado por el alcalde de Xochimilco, en el que se liberaron ajolotes a los canales con gran fanfarria pero con un manejo pobre y sin estudios. El agua de esos lugares seguramente tiene niveles de ácido demasiado altos para que sobrevivan los ajolotes, y además pululan peces listos para comérselos.

No obstante, Zambrano se siente más esperanzado que en los últimos años. “Hace cinco o 10 años yo decía, ‘Ya el ajolote y Xochimilco se fueron al nabo, nos va a costar mucho trabajo restaurarlo’”, dice. El reciente auge en interés lo alentó a pesar de que continúan las amenazas al ajolote y su hábitat. “Estoy viendo una creciente necesidad y una creciente inteligencia por parte de la sociedad de decir, ‘No, paremos este sinsentido. Empecemos a trabajar hacia favor del ajolote’”.

Mar García es una reportera de Global Press Journal establecida en la Ciudad de México.


NOTA SOBRE LA TRADUCCIÓN

Martha Macías, GPJ, adaptó este artículo de su versión en inglés.

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