MAYAGÜEZ, PUERTO RICO — A lo largo de su historia, el Zoológico Dr. Juan A. Rivero ha hospedado una gran variedad de animales, incluidos hipopótamos, rinocerontes, jirafas, babuinos, pájaros, impalas, pumas, leones, tigres y una elefanta africana llamada Mundi.
Alguna vez fue el único zoológico de Puerto Rico, y era conocido como uno de los mejores del Caribe. Pero ya no es así.
El zoológico cerró en 2017 y no ha vuelto a abrir. Ahora las organizaciones están luchando por su futuro. Un grupo quiere crear un fideicomiso para mantenerlo vivo. Alegando crueldad hacia los animales, otros quieren que cierre permanentemente. Todos esperan la decisión del gobierno puertorriqueño.
Esta es la historia del deterioro de una institución prominente y la batalla sobre quién controla el destino de hasta 600 animales en un zoológico que no tiene licencia, ni visitantes ni veterinario a tiempo completo.
También es la historia de los efectos de una serie de desastres naturales que han sacudido y devastado Puerto Rico, una pintoresca región de 3.2 millones de personas.
Inaugurado en 1954, el zoológico se encuentra en unos 86 acres boscosos en la ciudad de Mayagüez, en el oeste de Puerto Rico. Unas 340 especies de animales lo convirtieron en su hogar. Llegó a tener de todo, desde un aviario hasta artrópodos.
Con el paso de las décadas, su calidad disminuyó. A principios de la década de 2010, los visitantes descontentos se quejaron de baños sucios; jaulas pequeñas y descuidadas; animales desnutridos; un avestruz sin plumas; y leones con heridas abiertas.
“Algunas veces me pasaba que llegaba gente a protestar”, dice Oscar Vázquez, un biólogo que trabajó en el zoológico durante 33 años. Se retiró en 2017 antes de que cerrara.
En 2017, un informe del Departamento de Agricultura de Estados Unidos confirmó las preocupaciones de los visitantes y manifestantes. Entre muchas críticas, el documento decía que la verja del zoológico era inadecuada; que se estaban almacenando medicamentos expirados para los animales; y los observadores habían visto evidencia de roedores.
Luego, en septiembre de ese año, los huracanes Irma y María devastaron a Puerto Rico. En particular, los vientos y lluvias de 155 millas por hora del huracán María azotaron al zoológico. La tormenta golpeó las verjas protectoras, derribó árboles, arrancó asfalto y cemento, y destruyó la red de fibra óptica, cámaras de seguridad, aires acondicionados, postes de electricidad y más.
El zoológico cerró.
“Se necesitan más de $4 millones para rehabilitar el zoológico y reabrirlo para el público”, dice Rafael Machargo, secretario del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales de Puerto Rico, la agencia encargada del zoológico.
Las cosas empeoraron. Después de que el zoológico cerró, el Animal Legal Defense Fund, una organización sin fines de lucro que lucha contra la crueldad hacia los animales, alegó que el zoológico tenía a algunos de sus animales en “condiciones insalubres y peligrosas” y que, bajo las leyes de Puerto Rico, la instalación no había ofrecido “cuidado básico” para ellos.
El grupo ofreció rescatar y transferir a los animales.
Otra organización, Vínculo Animal PR, también está presionando para el cierre permanente del zoológico. Quiere que los animales sean enviados a santuarios y que el zoológico se transforme en un jardín botánico.
Sahir Pujols, profesora universitaria y portavoz de Vínculo Animal PR, dice que el gobierno no ha respondido a esta sugerencia.
Ahora está utilizando medios legales para tratar de obligar al gobierno a actuar. El grupo al que representa quiere saber el estado de los animales y busca detalles sobre las operaciones del zoológico desde su cierre.
Gerardo Hernández, subsecretario de parques nacionales del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales, niega que el zoológico haya descuidado a sus animales.
“No hemos en ningún momento maltratado [a] ningún animal en el zoológico”, dice. Por el contrario, “el cuidado de los animales siempre ha sido la prioridad”.
Hernández dice que 25 empleados permanecen en las instalaciones y añade: “Hasta ahora todos [los animales] están siendo atendidos. Hemos tenido la asistencia de biólogos que constantemente les brindan a cada uno de ellos la atención que merecen y mantienen una buena dieta para cada uno de los animales”.
Samuel González, director de la Oficina de Planificación y Desarrollo de Mayagüez, dice que el gobierno se ha movido demasiado lentamente para acceder a fondos federales para reparar el zoológico.
También señala que la ciudad de Mayagüez ha presionado para la creación de un fideicomiso que incluye el recinto de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico, el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales, ciudadanos individuales y un representante electo. El gobierno tampoco ha respaldado esta propuesta.
Machargo dice que su agencia ha presentado reclamos federales relacionados con los huracanes Irma y María, y una serie de terremotos este año que han causado miles de millones de dólares en daños y miles de desplazados. Pero, dice, la agencia aún no ha recibido ningún dinero.
“Estoy moviendo cielo y tierra para hacerlo”, dice.
Machargo dice que no está al tanto de las propuestas de los diversos grupos porque comenzó en ese cargo en marzo y todavía se está poniendo al día. Está preparando un informe para la legislatura de Puerto Rico que describirá las condiciones del zoológico y defenderá que se consigan los fondos para reabrirlo.
Mientras tanto, otros han ayudado. Las donaciones han financiado la contratación de un veterinario privado para atender las necesidades médicas de emergencia de los animales.
Además, un grupo de voluntarios ha creado la Fundación Salvemos El Zoológico. La portavoz Lynette Matos dice que traen materiales de limpieza, alimentos y otras necesidades al zoológico. También buscan más dinero para el zoológico y la contratación de un veterinario a tiempo completo.
Desde fines de junio, el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales se unió a los voluntarios de la Fundación Salvemos El Zoológico para trabajar juntos en proyectos de limpieza y mantenimiento en el zoológico. Los voluntarios también han contado con la ayuda de estudiantes de pre-veterinaria de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez.
Vázquez, a quien le gustaría que el zoológico vuelva a abrir, dice que su mayor esperanza es que el zoológico pueda colaborar con una universidad en proyectos educativos.
Sin embargo, dice, “encontramos muchos obstáculos para desarrollar cosas así y lo poquito que pudimos desarrollar fue a pelea, porque hay mucha gente que está en estas agencias de gobierno que no les importa”.
La reapertura tiene otros desafíos, dice Matos. Ella señala que el zoológico no ha traído animales nuevos en más de una década.
“Nuestros animales son viejos y, por lo tanto, van a morir”, dice. “No han traído animales nuevos, entonces, ¿qué va a pasar con el zoológico? También tenemos que traer animales nuevos”.