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En el estado más pobre de México, un programa de entrenamiento les ayuda a los jóvenes a sacarle el mayor provecho a sus pocas oportunidades

En Chiapas, el estado de México con la mayor tasa de pobreza infantil, muchos niños abandonan la escuela para irse a trabajar. Estos jóvenes tienen pocas opciones, pero un programa de entrenamiento busca acercarlos a más oportunidades.

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In Mexico’s Poorest State, Training Program Helps Youth Make the Most of Few Options

Marissa Revilla, GPJ México

Alejandra, de 16 años, aprendió las habilidades para trabajar en un restaurante gracias a Sueniños, un programa de entrenamiento para jóvenes en Chiapas, el estado más al sur de México. Aquí los trabajos escasean, así que el entrenamiento de Sueniños es un salvavidas para jóvenes con pocas oportunidades.

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SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, MÉXICO — Alejandra tiene 16 años, pero no va a la escuela. En cambio, pasa sus días como vendedora en un mercado local.

“El estudio lleva mucho tiempo y personas como nosotras no tenemos oportunidad de llevar largo tiempo de estudios”, dice. “Necesitamos el dinero”.

Alejandra, quien pidió que solo fuera usado su nombre de pila, ya tiene la edad suficiente para conseguir trabajo en un restaurante. Cuando eso pase, estará preparada. Alejandra se graduó de un programa llamado Sueniños, que les ofrece entrenamiento laboral a jóvenes, incluso a aquellos que deberían estar en la escuela.

“Aquí atendemos al joven de la periferia que no tiene oportunidades porque tiene recursos muy bajos”, dice Ivonne Velasco Montoya, una de las coordinadoras de Sueniños.

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Marissa Revilla, GPJ México

Maxim Rubí, de 15 años, aprendió carpintería en Sueniños. Es una de las tres jóvenes que participó en un programa de carpintería recientemente.

Los jóvenes de Chiapas, el estado más al sur de México, suelen tener problemas al buscar trabajos formales, pues no tienen ningún tipo de entrenamiento. En Sueniños, cursan certificados que los preparan para trabajar duro, un reflejo de la realidad en un estado en el que la pobreza es alta y el ascenso social es limitado.

Sueniños ofrece talleres prolongados de carpintería y gastronomía. El programa de carpintería, por ejemplo, consta de sesiones de seis horas cada día de la semana por 14 meses. Sesenta jóvenes han obtenido certificados en carpintería desde 2012. El taller de gastronomía comenzó en 2015 y desde entonces ha entrenado a 42 personas, el 90 por ciento de las cuales ahora tienen trabajos formales en el sector.

Alberto Ángel Guillén Gómez, de 20 años, dice que consiguió un contrato laboral incluso antes de terminar el taller de Sueniños. Antes de unirse al programa, dice, “no sabía qué era trabajar”.

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Marissa Revilla, GPJ México

Alberto Ángel Guillén Gómez, de 20 años, se entrenó en un programa de gastronomía en Sueniños. Luego trabajó por más de un año en un restaurante y ahora tiene un rol de liderazgo.

El estado de Chiapas tiene la tasa de pobreza infantil más alta del país, 82 por ciento, según la Unicef y el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social.

En promedio, los niños aquí terminan su educación tras el primer año de escuela secundaria. En el resto del país, la mayoría de estudiantes terminan la escuela secundaria.

Sueniños se enfoca en metas realistas para la juventud de la región: las habilidades que ofrecen corresponden a los trabajos disponibles en el área.

La organización también ofrece opciones recreativas, incluyendo pintura y artes marciales. Para los niños que suelen comenzar a trabajar muy pronto, antes de que se supone que puedan hacerlo legalmente, estas oportunidades les pueden ayudar a desarrollar estilos de vida equilibrados, dice Velasco Montoya.

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Marissa Revilla, GPJ México

Rodrigo López, de 22 años,se graduó de un programa de Sueniños que enseña habilidades de repostería.

Una vez que estén listos para escoger una profesión, los graduados de Sueniños demuestran una pasión por su oficio.

“Mi mayor sueño era ser doctor, pero por cuestiones económicas no era posible”, dice Rodrigo López, de 22 años, quien se graduó de un programa de Sueniños. “Hoy soy chef panadero”.

Aunque, según dice, murió un sueño, “renació otro y no lo solté”.