SANTA MARÍA NATIVITAS, MÉXICO — El 26 de noviembre de 2016, un socavón apareció en la carretera principal de este pueblo al sur de la Ciudad de México. Las autoridades de infraestructura lo atribuyeron a una fuga de agua.
Dos meses después, a unos 500 metros de distancia, apareció otro socavón, esta vez en un área visitada por turistas. Xochimilco, donde está ubicado Santa María Nativitas, es famoso por sus canales navegables, que son muy concurridos. Las autoridades dicen que los socavones fueron causados por la “tubificación”, que ocurre cuando el agua se drena a través de un pequeño agujero en el subsuelo y arrastra materiales sólidos, por lo que el agujero crece hasta parecerse a un tubo.
Pero los investigadores de la zona dicen que, de hecho, el problema fue causado por la extracción de agua del subsuelo.
Esa conclusión llevó a algunos habitantes del lugar a monitorear uno de los nueve pozos del gobierno que suministran el agua del pueblo. El pozo está cerca de los socavones.
Además de suministrar el agua del pueblo, el pozo también estaba suministrando a 85 camiones de agua (o “pipas”), pues 10.000 litros de agua eran bombeados a cada camión cada día, según dice Elva Sánchez Zarco, una residente de la zona que ahora monitorea el uso del pozo.
Algunos de esos camiones proveían de agua a asentamientos informales que no tienen acceso al sistema de aguas de la comunidad. Los habitantes de la zona estaban al tanto de esta provisión, dice Sánchez Zarco.
Pero varios de los otros camiones, dice, tomaban agua para purificadoras de agua, casas privadas e incluso fábricas de tabiques, dice.
El gobierno puede venderles agua a compradores privados, pero la cantidad de agua bombeada por esos camiones fue una sorpresa, dice.
Los monitores ciudadanos bloquearon el acceso al pozo cuatro veces, en un intento de presionar al gobierno local para que les prohibiera a los camiones que se llevaran agua. El último bloqueo ocurrió el 11 de septiembre, apenas unos días antes de que apareciera un tercer socavón.
El 17 de septiembre, el gobierno local formalmente les prohibió el acceso a los camiones al pozo.
Pero algunos hidrogeólogos dicen que las acciones del gobierno fueron muy pocas ymuy tarde.
La extracción excesiva de agua del pozo de Santa María Nativitas causó subsidencia (el hundimiento gradual de tierra) y grietas, especialmente en el centro del pueblo, según el Programa Parcial de Desarrollo Urbano de Santa María Nativitas.
El subsuelo de la zona pasa de roca sólida a arcilla altamente compresible. Cuando se extrae el agua, la arcilla pierde humedad y presión y, finalmente, se contrae. La tensión de esas contracciones hace que el subsuelo se agriete, dice Carlos Vargas Cabrera, un hidrogeólogo y el director académico del Centro para la Sustentabilidad Incalli Ixcahuicopa.
Los socavones ocurrieron en áreas donde los niveles de aguas subterráneas han disminuido, dice Vargas Cabrera, pero hay otras deformaciones importantes y menores por todo el pueblo, cada una de ellas causada por el uso excesivo del pozo.
Vargas Cabrera advierte que el subsuelo no ha llegado a su contracción máxima. Las fracturas probablemente continuarán, y aumentarán en cantidad y magnitud.
El atlas oficial del gobierno que muestra los peligros y riesgos del área señala que los lugares en los que los socavones aparecieron están en áreas con riesgo de que ocurran depresiones y grietas.
Vargas Cabrera dice que es posible mitigar el problema inyectando agua en el subsuelo. Otra opción es abandonar por completo el uso del pozo, dice.
Pero las autoridades locales siguen negando que el uso excesivo del pozo fue lo que causó los socavones. Armando Martínez, quien maneja la distribución de agua a través de camiones, dice que el verdadero problema es la geología del lugar. No especificó por qué cree que la geología local causó el problema.
Los residentes de la zona “nos quieren achacar que por nuestra culpa, por estar extrayendo tanta agua”, dice. “Yo creo que es algo ilógico”.
Pablo Medina Uribe, GPJ, adaptó este artículo de su versión en inglés.