SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, MÉXICO — La sequía se está convirtiendo en una forma de vida para agricultores como José Hugo Díaz López.
“Antes sembrábamos maíz, frijol”, dice Díaz López, quien vive en Comitán de Domínguez, la cuarta ciudad más grande de Chiapas, un estado en México. “Pero ahora con el tiempo ya no se da”.
Las y los agricultores cuyos cultivos básicos ya no se adaptan a los patrones climáticos cambiantes ahora están buscando una alternativa en los cultivos no tradicionales.
En particular, una fruta mantiene a flote a los pequeños agricultores: la fruta del dragón, o pitahaya, como se conoce en la región.
La pitahaya es grande y ovalada. Puede ser de color amarillo o rojo rosado brillante y su pulpa translúcida está llena de semillitas negras. Sabe parecido a una mezcla entre kiwi y pera.
Manuel Cárcamo, quien cultiva la pitahaya en sus tierras, dice que la fruta proviene de América. En México existen más de 20 variedades. Y su popularidad está creciendo debido a que se adapta a los climas secos y a diversas condiciones ambientales.
“Ahora casi solo pitahaya”, dice Díaz López respecto a su cultivo actual.
A medida que crece la popularidad de la fruta, las y los agricultores esperan que las y los consumidores acudan a comprarla en los mercados de todo el estado.
“En Chiapas, fuimos los pioneros en sembrarla. Aunque se daba de manera natural, silvestre, se ha ido perdiendo por la tala y la deforestación”, dice Cárcamo. El rancho de su familia ahora tiene más de 10 000 plantas de pitahaya y también han distribuido plantas a otros ranchos en el estado.
En Chiapas, los agricultores introducen y comercializan el cultivo altamente adaptable, sobre todo en zonas con precipitaciones inferiores al promedio, explica Radaí Espinosa Córdova, jefe de departamento de información comercial agropecuaria de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca.
Desde 1998, Chiapas ha encarado sequías habituales, definidas por el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua como “una deficiencia de humedad anormal y persistente, que tiene un impacto adverso en la vegetación, los animales y las personas”.
Después de una sequía intensa y temperaturas casi récord el año pasado, al 30 de abril más de la mitad del estado seguía sufriendo condiciones de sequía.
Los agricultores dicen que la pitahaya les da la esperanza de una temporada productiva.
“Va a ser una gran novedad esta fruta en el mercado”, dice Díaz López.
En lo que va del año, la fruta ha resultado popular en los mercados del estado, incluidos los de las dos ciudades principales: Tuxtla Gutiérrez y San Cristóbal de las Casas. Se vende entera, y también en mermeladas, bebidas, paletas, helados y hasta yogur.
Díaz López y su pareja, Rosy Santiz García, comenzaron a cultivar pitahaya en 2018. Ahora tienen más de 600 plantas. Según dice, la época alta de floración es de julio a octubre.
“Queremos llevarla (la pitahaya) al mercado, expandirnos, que sea reconocida la fruta”, expresa Díaz López.
Aída Carrazco, GPJ, tradujo este artículo al español.