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Buscando evitar los riesgos extremos a los que podrían enfrentarse en el camino hacia el norte, muchos centroamericanos deciden quedarse en México

Las personas que cruzan la frontera meridional de Estados Unidos se enfrentan a enormes riesgos relacionados tanto con las autoridades de inmigración como con el insufrible clima del desierto, pero una iniciativa en el sur de México busca crearles conciencia a los migrantes sobre estos riesgos y aumentar el acceso a las solicitudes de asilo en México. Aunque los impresionantes resultados de la iniciativa no han sido noticia, están marcando la diferencia.

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Facing Extreme Risk on the Journey North, Many Central Americans Choose to Stay in Mexico

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CIUDAD DE MÉXICO, MÉXICO — Las historias de migrantes desesperados que llegan a Estados Unidos cruzando la frontera meridional dan lugar a un intenso debate sobre la inmigración, pero una historia que no ha dado tanto que hablar se está desarrollando en las carreteras que conducen al norte desde Chiapas, el estado más meridional de México.

Aquellos que tal vez en otras circunstancias hubieran seguido hacia el norte se apartan cada vez más del desgastado camino migratorio y solicitan permanecer en México, en lugar de seguir su lucha por llegar a Estados Unidos.

Un factor clave en la preferencia por México por encima de Estados Unidos como destino final es una iniciativa de la agencia de la ONU para los refugiados, ACNUR, para informarles a las personas sobre sus opciones. La agencia abrió una oficina en Tapachula, una ciudad cercana a la frontera de México con Guatemala, hace más de una década, pero los funcionarios allí han ampliado su labor recientemente para identificar a aquellos migrantes que califiquen para el estatus de refugiado. La agencia ahora también coloca avisos en esos centros y por las rutas migratorias para brindar información sobre el proceso de pedir asilo en México.

Expertos en el tema de migración dicen que las iniciativas de la ACNUR en el sur de México han cambiado considerablemente el modo en que las personas buscan la seguridad en sus viajes hacia el norte desde Honduras, El Salvador y Guatemala, los tres países que comprenden la violenta región conocida como el Triángulo Norte.

Más de 30,000 personas solicitaron algún tipo de estatus de protección en México entre 2013 y finales de 2017, y aproximadamente la mitad de ellas – 14,596 – presentaron sus solicitudes el año pasado, según estadísticas de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), la agencia gubernamental encargada de tramitar las peticiones de refugio.

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Source: Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR)

Esto representa más de 11 veces el número de personas que presentaron solicitudes de estatus de refugiado o estatus similar en México hace cinco años, cuando solo se registraron 1,296 solicitantes.

Elba Coria Márquez, la directora de la Clínica Jurídica para Refugiados Alaíde Foppa de la Universidad Iberoamericana, que fue fundada en mayo de 2016, dice que el aumento en el número de solicitudes se debe a que más personas tienen conocimiento de la posibilidad de obtener estatus legal en México. La clínica trabaja con migrantes en albergues para ayudarlos a entender los riesgos a los que podrían enfrentarse en la frontera con Estados Unidos – información que frecuentemente los motiva para decidirse a probar suerte en México.

Por lo general, los criterios de México para otorgar estatus de refugiado son menos exigentes que los de Estados Unidos, donde una persona debe probar que enfrenta una amenaza personal, violencia o persecución. La definición de refugiado en México es parecida a la de la ACNUR, que requiere solo que el solicitante pruebe que está huyendo de la violencia o persecución generalizada.

México también ofrece protección complementaria, que se les otorga a aquellas personas que técnicamente no cumplen con los requisitos para el estatus de refugiado, pero que pueden probar que huyen de serias amenazas en sus países.

El proceso para obtener estatus de refugiado o de protección complementaria en México puede llegar a ser desgarrador. (Lea más del tema aquí.) Algunos defensores de derechos humanos dicen que muchas personas que huyen con razón de la violencia o persecución luchan por tener algún acceso al sistema de identificación de refugiados de México. Según un informe de Human Rights Watch publicado en 2016, menos de 1 por ciento de los niños capturados por las autoridades de inmigración mexicana terminan siendo reconocidos como refugiados o reciben otro tipo de protección formal en México, aunque muchos de ellos tienen razones contundentes para temer por su seguridad en sus países de origen.

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Source: U.S. Customs and Border Protection

Aun así, muchas personas del Triángulo Norte y otros países con conflictos ahora ven la oportunidad de cruzar la frontera con Estados Unidos como un último recurso. Los intentos de cruzar la frontera de manera ilegal – ya sea arrastrándose por el desierto o nadando el Río Grande – podrían tener como consecuencia la muerte.

Aun seguir la ley con respecto a la solicitud de asilo en Estados Unidos podría tener consecuencias devastadoras. Aquellas personas que se presentan en un punto de entrada válido con la intención de solicitar asilo – un método legal de presentar una solicitud de asilo – han sido separadas de sus hijos y detenidas en centros de detención parecidos a cárceles, o deportadas.

Habitantes del Triángulo Norte saben que Estados Unidos ha reforzado las fronteras y en ocasiones utiliza métodos severos para disuadir a posibles refugiados, dice Eunice Rendón, coordinadora de Agenda Migrante, una organización con sede en México que aboga por los migrantes.

“Esto genera que muchos que antes solo transitaban por nuestro país, hoy lo vean cada vez más como un país de refugio”, dice.

Mayela Sánchez, GPJ, contribuyó en la reportería.

Terry Aguayo, GPJ, adaptó este artículo de su versión en inglés.