Editorial Team
Publication Date
June 29, 2018
Mar García, GPJ México
Guadalupe López Jiménez, de 32 años, es bailarina de danza aérea en la Ciudad de México, México. Enseña danza en escuelas y centros culturales, y dice sentirse totalmente plena en su trabajo. Estudió ingeniería en arquitectura, pero dice que le hubiera gustado haber estudiado danza.
CIUDAD DE MÉXICO, MÉXICO — Justo debajo de un domo de cristal que ilumina el cuarto con la luz del sol, una bailarina de danza aérea se cuelga de lienzos de tela negra a más de siete metros de altura.
Con resina en las manos y las piernas cubiertas en su totalidad con medias de red, Guadalupe López Jiménez, de 32 años, está lista para iniciar su rutina de danza aérea. López Jiménez baila y enseña durante la semana en escuelas, clubes deportivos y centros culturales, así como también en eventos.
Realmente le encanta su trabajo.
“Creo que dejo huella en los corazones de todas las personas que me van a ver”, dice. “Es lo más satisfactorio que me ha pasado. No lo cambiaría por nada”.
Pero esta no fue la profesión que López Jiménez escogió cuando estudiaba.
“Me hubiera gustado estudiar profesionalmente la danza”, dice López Jiménez. En lugar de ello, estudió ingeniería en arquitectura, una carrera que le gustaba y que sus padres le exhortaron a seguir. Encontrar un empleo, dice, no fue difícil, pero no se sentía plena.
“Aunque con la arquitectura podría dejar huella, la huella que dejo con la danza es más íntima”, dice.
López Jiménez es una de tantos jóvenes mexicanos que estudió una carrera que no se relaciona directamente con su actual trabajo. En 2015, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) realizó una encuesta a 15,895 egresados para conocer cómo clasificaban la relación entre sus estudios y sus trabajos.
Según la encuesta, el 60.72 por ciento dijo que la relación entre sus trabajos y sus estudios era alta. Los demás encuestados no trabajan o no respondieron (1.69 por ciento); o clasificaron la relación entre sus estudios y trabajos como inexistente (5.08 por ciento); escasa (6.52 por ciento) o mediana (25.98 por ciento).
Algunos jóvenes mexicanos simplemente no encuentran trabajos que estén altamente relacionados con sus estudios.
Aurora Loyo Brambila, investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), dice que muchos campos de estudio en México les ofrecen oportunidades limitadas a los egresados. Los empleos disponibles ofrecen contratos temporales y mal remunerados, sin beneficios médicos.
“No existe una planificación total para que coincidan las carreras con los empleos. Eliminar la capacidad individual de cada persona para elegir qué es lo que quiere estudiar sería casi una dictadura”, asegura Loyo Brambila.
Algunos jóvenes están interesados en sectores en los cuales, en México, simplemente no existe la ofertalaboral. El Instituto de la Juventud de la Ciudad de México, el organismo rector que coordina la política dirigida a los jóvenes en la Ciudad de México, ofrece un programa llamado “Mi Primer Trabajo”. El programa ayuda a jóvenes de la Ciudad de México en edades de entre 18 y 29 años a encontrar trabajo.
Desde el inicio del programa en 2014, 17,319 personas han participado. Según el instituto, los jóvenes solicitan empleos más frecuentemente en contabilidad, administración y diseño gráfico; esos sectores ofrecen muchos empleos. Pero ese no es el caso de otros campos en los cuales los jóvenes desean trabajar, como periodismo y psicología. Los jóvenes tienen que buscar otras opciones.
Daniel Alberto Paniagua Flores, de 29 años, administra las finanzas del supermercado de su familia. Es egresado de la carrera de comunicación audiovisual. Dice que él sabía que le iba a ser difícil encontrar trabajo en ese campo, pero es el trabajo que quería.
“Era temporal, pero aquí sigo”, dice Paniagua Flores de su empleo actual. “Busqué empleo [relacionado con mi carrera], pero no todos cubrían mis expectativas económicas y de tiempo”.
Algunos de los empleos que están disponibles para los egresados de ciertos campos simplemente no son bien remunerados. Finanzas ocupa el quinto lugar en una lista de las carreras mejor pagadas en México, basada en el salario promedio y publicada por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), un centro de investigación que estudia asuntos económicos y sociales. Comunicación audiovisual ocupa el lugar número 44.
José Olivera, de 29 años, egresado de la Licenciatura en Arte, la cual ocupa el lugar número 40 en la lista de carreras mejor pagadas, participó en varios proyectos relacionados con el arte cuando finalizó la carrera, pero no pudo encontrar un empleo formal.
“Me pasó que estuve sobre calificado o sub calificado [para los empleos], y ese fue el primer gran golpe que viví”, comenta Olivera.
Debido a la necesidad económica, Olivera dice que tomó la primera oportunidad que se le presentó, trabajando en un despacho contable. Le ha sacado el mayor provecho.
“Es difícil porque uno siempre crece con la idea de que te vas a dedicar el resto de tu vida a lo que estudiaste, pero ahorita es una muy buena oportunidad. Me mantiene a flote”, asegura Olivera.
En México, según Loyo Brambila, existen varios factores que contribuyen a que un joven pueda encontrar empleo, independientemente de si el trabajo está o no relacionado con sus estudios.
A los jóvenes que tienen acceso a una mejor educación, que son bilingües o multilingües, y que cuentan con buenos contactos les va mejor a la hora de buscar empleo, explica Loyo Brambila.
Jorge Alberto Martínez Fabila, de 30 años, es hijo de abogados. Estudió derecho, que ocupa el lugar número 26 en la lista de carreras mejor pagadas del IMCO.
“No me costó trabajo [encontrar empleo], porque a la mitad de la carrera empecé a trabajar en un despacho, y cuando terminé la carrera entré a un trabajo formal en una notaría”, comenta Martínez Fabila. Ahora trabaja en un bufete de abogados, y dice encontrarse muy satisfecho en su trabajo.
“En mi empleo actual, veo cosas y temas nuevos que, si no estuviera aquí, jamás habría podido conocer”, asegura Martínez Fabila. “Me encanta mi carrera y no la cambiaría por nada”.
Paniagua Flores y Olivera dicen que si pudieran regresar el tiempo, tal vez hubieran escogido otras carreras.
Olivera dice haber aprendido mucho de cultura mientras estudiaba arte, y podría haber ampliado sus conocimientos estudiando también arquitectura, diseño o hasta publicidad.
En su empleo actual, administrando las finanzas del negocio familiar, Paniagua Flores piensa cómo puede mejorar sus habilidades profesionales.
“Ahora pienso que sí me hubiera gustado haber estudiado algo relacionado con lo administrativo para desarrollarme mejor en mi actual trabajo”, dice.
Terry Aguayo, GPJ, adaptó este artículo de su versión en inglés.
