CIUDAD DE MÉXICO, MÉXICO — Los gritos para atraer a la gente a comprar se confunden entre los puestos de alimentos, frutas y artículos para el hogar del tianguis Las Torres, un mercado en el oriente de la Ciudad de México. Debajo de las lonas hay montones de ropa sobre tablas cubiertas con mantas encima de botes. La gente levanta una prenda tras otra revisándola, midiéndosela por encima y colgándose en antebrazos y hombros lo que han elegido, mientras quienes venden observan gritando precios y vigilando que nadie se robe algo.
En los puestos de los tianguis de la Ciudad de México y del Estado de México siempre se puede encontrar ropa de segunda mano (o como dicen en México “ropa americana” o “ropa de paca”). Muchas de estas prendas son de contrabando ilegal venido desde Estados Unidos, las cuales solían representar una opción de vestido para muchas familias mexicanas.
Esto ha cambiado. Alrededor del mundo, el joven público consumidor adepto de la internet está adoptando la ropa de segunda mano como una alternativa real de moda que es deseada y buscada. Según Depop, una de las plataformas para reventa de ropa más grandes en el mundo, aproximadamente un 90% de sus 26 millones de usuarios son menores de 26 años. La juventud mexicana también forma parte de esta nueva tendencia.
“Creo que es lo que marca nuestra generación, hacer a un lado el ‘Ay, ¿qué van a decir por usar ropa de paca?’” al ‘Yo quiero usar ropa de paca’”, dice Moisés Molina, de 21 años, quien ha observado esta transformación de cerca. Él creció en los tianguis de la ciudad porque su madre tenía un puesto de ropa de paca visitado principalmente, dice él, por amas de casa maduras.
Hoy, Molina tiene más de 80 000 seguidores en TikTok, donde modela — con una estética de dinamismo y garbo casual — las piezas de segunda mano que cada mes escoge meticulosamente en el tianguis. “La ideología de mi contenido es verte caro con ropa barata, que tú te puedas ver increíble pero que no gastes más de 500 pesos [alrededor de $25],” dice Molina. “No quiero dar el mensaje de consumir y estar consumiendo ropa a masas, simplemente el poder tener tu propio estilo a base de poco dinero”.
Molina y otros “influencers” como él hacen curaduría; esto es, escogen las prendas más originales y únicas de la paca para crear una imagen chic y a la moda. En sus manos, las prendas de paca se convierten en algo vintage, retro, especial. Efrén Sandoval, un antropólogo especializado en economías de frontera, lo expresa de esta manera: la curaduría, literal y metafóricamente, “Es como estar limpiando la ropa, sucia porque es de paca, sucia en sentido social”.
Hace cinco años, desde su recámara en la Ciudad de México, Nadia Reyes, de 26 años, comenzó a vender ropa de paca en Instagram, y luego en TikTok. A diferencia de Molina, ella la revende ganando una pequeña utilidad. Dos veces por semana recorre los tianguis, visitando puestos grandes y chicos, donde dedica hasta tres horas a una cuidadosa selección de prendas. Cuando llega a casa, las lava, plancha y las estiliza. Los viernes entrega pedidos a sus clientes en la ciudad.
“Empezó a crecer a 15 prendas, 20 prendas y actualmente vendo alrededor de 80 a 100 prendas a la semana”, dice Reyes. Su cuenta tiene poco más de 16 000 seguidores, aunque algunos videos alcanzan más de 2 millones de vistas. “Antes era como un tabú, como que les daba pena decir que compraban ropa de paca, de tianguis, porque qué oso, qué vergüenza, me van a criticar, me van a decir que eso es de pobres o trae chinches”, comenta. “Y ahora hasta lo presumen, está de moda eso”.
Reyes no es la única que busca obtener utilidades en el mercado de la reventa. Con la ayuda de la tecnología, algunas marcas y especialistas al menudeo consolidados, le están apostando fuertemente a la ropa de segunda mano con sus propias tiendas de reventa y renta, según un informe publicado en 2022 por thredUP, una plataforma de reventa estadounidense. El mismo informe pronostica que para 2026, el mercado mundial de ropa de segunda mano habrá crecido un 127%, gracias principalmente al impulso del consumo en Norteamérica.
GoTrendier, un mercado en línea para ropa de segunda mano con sede en México que se fundó hace seis años, ha triplicado su base de usuarios durante la pandemia, dice Ana Isabel Orvañanos, gerente en México. Sus 6 millones de usuarios, tanto en México como en Colombia, suben a la plataforma un promedio de 20 000 prendas por día. Lo que está disparando las ventas es lo que Orvañanos llama “heavy sellers”, o vendedores fuertes en inglés. “Son las que ya tienen varias prendas y que ya son unas buenazas en vender a través de la plataforma”.
Pero con tanta oportunidad para generar utilidades, ¿qué ha pasado con la gente que dependía de los tianguis de la Ciudad de México para vestirse y vestir a sus familias?
“Yo siempre había comprado en este tianguis ropa para mí y mis niños, pero ya no compro tanta porque sí, ya subió de precio”, dice Anabel Gutiérrez de 40 años, quien es madre de cuatro hijos entre las edades de 9 y 16 años, y reside en el municipio de Tecámac del Estado de México.
“Antes encontraba playeras de 5 pesos [$.25], pero ahorita ya las venden hasta en 50 pesos [$2.50]. Imagínate comprar para mis hijos, para mí y mi esposo”, dice Gutiérrez. Agrega que no sabe por qué han aumentado los precios de la ropa de paca. Ahora acude a los puestos que algunos llaman de “ropa de tercera” y que probablemente sea la que ha rechazado la juventud y las personas “influencers” en México.
Mar García es una reportera de Global Press Journal establecida en la Ciudad de México.
Aline Suárez del Real es una reportera de Global Press Journal que se encuentra en Tecámac, Estado de México.
NOTA SOBRE LA TRADUCCIÓN
Martha Macías, GPJ, adaptó este artículo de su versión en inglés.