Editorial Team
Publication Date
November 8, 2018
Mayela Sánchez, GPJ México
Angélica Huerta no ha tenido agua en su casa desde que un terremoto sacudió la Ciudad de México en septiembre de 2017.
CIUDAD DE MÉXICO, MÉXICO – En abril, María de Lourdes Ríos salió a caminar y vio algo inusual: un rectángulo blanco dibujado en la acera frente a su casa en Santa Cruz Acalpixca, una comunidad de Xochimilco, una de las alcaldías al sur de Ciudad de México.
Al caminar, vio muchos más rectángulos dibujados en la acera de su calle, la 2 de Abril.
Ríos dice que más tarde le dijeron que los rectángulos eran marcas que designaban planes de una obra del Sistema de Aguas de la Ciudad de México, o Sacmex.
Según un folleto del gobierno distribuido en abril, la obra buscaba reparar los daños causados por el terremoto que golpeó la zona el 19 se septiembre de 2017.
Pero Ríos y otros habitantes del lugar dicen que la tubería de agua potable de 2 de Abril no se dañó durante el terremoto. Los vecinos de la zona dicen que no han experimentado ningún cambio en su acceso al agua desde el temblor. Dicen que su flujo de agua constante se debe a su cercanía a un pozo.
“¿Por qué van a cambiar la tubería si no esta dañada y la que está dañada no le hacen caso?”, se pregunta Ríos.
Los habitantes de la delegación se han quejado de sus problemas con el agua por años, el terremoto del año pasado tan solo renovó a frustración. Algunas partes de Xochimilco se han quedado completamente sin servicio de agua. En otras partes, el servicio se ha reducido a tan solo unos días a la semana.
En esta pequeña comunidad, los vecinos hablan y Ríos dice que sabe quién se vio más afectado por el terremoto.
Debido a su cercanía a los pozos que sirven a los más de 400.000 habitantes de Xochimilco, quienes viven aquí dicen que su historia de desconfianza hacia las autoridades gubernamentales de la Ciudad de México los llevó a sospechar que los planes de construcción estaban encaminados a llevar su suministro de agua a otras partes más centrales de la ciudad. Sus sospechas se nutren de una falta de información de los funcionarios y de las recientes disminuciones en el servicio de agua en algunos hogares de Xochimilco.
Cuando Ríos y sus vecinos le informaron a Sacmex de sus preocupaciones en una reunión comunitaria en abril, la construcción planeada en la Calle 2 de Abril fue cancelada, según dijo Fernando Alonzo Ávila Luna, el director ejecutivo de construcciones de Sacmex. Pero así como los rectángulos en la acera levantaron sospechas, su desaparición súbita también levantaron preguntas.
La desconfianza entre los habitantes de Xochimilco y las autoridades del sistema de aguas de la Ciudad de México no es nueva. Se remonta hasta el comienzo del siglo XX, cuando el gobierno de la ciudad construyó un acueducto para llevar agua desde aquí y hacia la parte central de la Ciudad de México, según documentos de la Biblioteca Digital Mexicana, una organización civil.
Hasta hoy sigue habiendo información contradictoria sobre qué tanta agua es transferida de los pozos de Xochimilco a la parte central de la Ciudad de México.
Según el plan de desarrollo urbano de Xochimilco, publicado en 2005, de los aproximadamente 3200 litros (unos 845 galones) por segundo extraídos de sus pozos profundos, más o menos un tercio es destinado para ser usado en Xochimilco. El resto abastece otras áreas.
Pero datos de Sacmex indican que toda el agua sacada de los pozos en Xochimilco es usada en Xochimilco.
Esto es poco probable, según dice Laura Montes, añadiendo que la presión del agua en su casa ubicada al paso de una carretera llamada Xochimilco-Tulyehualco se ha reducido dramáticamente en los últimos años. Apenas le llega agua dos días a la semana. Montes dice que cree que esto se debe a que los pozos de Xochimilco están abasteciendo a otras partes de la ciudad.
Funcionarios de Sacmex no han querido hablar en detalle de los problemas del agua de Xochimilco. Esto alimenta la desconfianza de los habitantes de la zona, dice Manuela Martínez, quien se considera una defensora del agua de su comunidad.
Ella ha asistido a reuniones entre funcionarios de Sacmex, autoridades de la alcaldía Xochimilco y la comunidad para explicar la necesidad de construir o renovar infraestructura y de revisar tuberías viejas.
Pero eso no fue lo que discutieron, opina Martínez. Ella dice que, en las reuniones, los funcionarios nunca aclararon la necesidad de la construcción que había sido propuesta, ni explicaron por qué los planes de construcción fueron detenidos de repente. Dice que está convencida de que la ambigüedad de los funcionarios de Sacmex es un intento de quitarles el agua a los habitantes de Xochimilco.
Pero Ávila Luna, director ejecutivo de construcciones de Sacmex, dice que la comunidad debería tener más confianza. Sus proyectos, dice Ávila Luna, están diseñados para reemplazar los tubos viejos por otros más nuevos y durables.
Según Ávila Luna, las mejoras están en progreso, pero tomará tiempo investigar.
“Se suman muchas cosas [que arreglar]”, dice Ávila Luna. “Estamos revisando la edad de la red y las condiciones bajo las que está operando”.
Mientras tanto, en áreas cercanas que sufrieron daños por el terremoto del año pasado, el agua aún no ha regresado. Los arreglos de Sacmex comenzaron a mediados de mayo, pero al momento de esta publicación, algunas casas del área todavía no tenían agua.
Angélica Huerta vive en una pequeña calle adyacente a la Prolongación Cedro del otro lado de Xochimilco y debe obtener agua de un grifo público a casi un kilómetro (media milla) de su casa, dice.
“Después que hubo el temblor se fue el agua y ya no regresó”, dice.
Pablo Medina Uribe, GPJ, adaptó este artículo de su versión en inglés.
