Miles de maestros están protestando en México contra una reforma del sistema educativo de 2013. Sus acciones han provocado un estado de paralización en partes del país.
Estos maestros, que pertenecen al sindicato Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, vienen realizando desde hace 50 días paros laborales, plantones (acampadas) y bloqueos carreteros en los estados de Oaxaca, Chiapas, Guerrero y Michoacán, así como también un plantón en la capital, la Ciudad de México. Algunas escuelas cerraron debido a las huelgas.
El conflicto gira en torno a la reforma, que incluye el requisito de que los maestros pasen por evaluaciones de rendimiento. Ese punto se ha convertido en uno de los principales ejes de disputa.
Las protestas contra la reforma comenzaron hace tres años, cuando ésta fue aprobada, pero la última ola de manifestaciones comenzó el 15 de mayo.
El 19 de junio, la violencia estalló en el poblado de Asunción Nochixtlán, Oaxaca, cuando la policía intentó dispersar a los manifestantes que bloqueaban la carretera. Ocho personas murieron. Otros incidentes violentos se registraron ese mismo día en el municipio de Juchitán de Zaragoza, donde murieron dos personas más.
Las negociaciones entre el sindicato de maestros y el gobierno federal comenzaron el 22 de junio. Los maestros siguen demandando la derogación de la reforma educativa, pero el gobierno ha respondido que eso no ocurrirá.
Mientras tanto, en el país continúan los cortes de carreteras y otras protestas organizadas por el sindicato.
A continuación, la gente en los estados de Oaxaca y Chiapas le cuenta a Global Press Journal cómo la vida cotidiana se ve modificada a causa de las protestas.
“Aquí somos gente marginada y vivimos al día, al jornal. Y ahora tampoco podemos vivir al día por las carreteras bloqueadas, mientras que al gobierno no le interesa llegar a acuerdos con su propio pueblo. Nosotras nos ponemos a escuchar el silencio de la carretera. Ni un solo coche pasa. Tenemos miedo y tristeza de que los maestros (…) no tengan diálogo con el gobierno y se desaten los odios y más muertos”. — Yola Vela, de 90 años (derecha), sentada junto a su hija Antonia Seda Vela, de 57 años (izquierda), ambas amas de casa, Matías Romero Avendaño, Oaxaca
“Sí nos afecta. Pero yo siento que no nos afecta igual a todos los transportistas. Especialmente a los niños y jóvenes les afecta este movimiento. No es sólo de uno, es para todos, para todo México, todo lo que es Chiapas también. No creo que podamos reponer los días que hemos perdido ahorita, ni los niños ni nosotros. Eso ya es tiempo perdido”. — José Luis Aguilar López, 47 años, conductor de autobús, San Cristóbal de las Casas, Chiapas
“Se ha visto menos turismo. Me parece que ha sido justo por los bloqueos que ha habido en Tuxtla. Si sigue, muchos turistas van a decir: ‘Ah no, está bloqueado Tuxtla, no podemos llegar a San Cristóbal’. Muchas personas ya me han comentado: ‘Ay no podemos llegar, mejor vamos a otro lado’”. — Karina Tavera, 34 años, dependienta de una tienda, San Cristóbal de las Casas, Chiapas
“Creo que estamos en un momento político muy importante, muy caliente y es momento de ver esas pequeñas cosillas de las que siempre nos hemos quejado, especialmente en Chiapas. Paros, huelgas, bloqueos, siempre han estado presentes. No sólo se trata de que no puedo llegar a Tuxtla, de que mi comodidad está siendo afectada, sino que se trata de cosas más importantes. No creo que vaya a quedar como llamarada de petate o como situación de que ahorita está caliente y que luego se enfríe. Quiero pensar que este precedente va a llevar a cosas muy buenas para todos”. — Marusia Pola Mayorga, 36 años, musicóloga, San Cristóbal de las Casas, Chiapas
“Sí me afecta. Tengo exámenes extraordinarios y no sé si voy a poder ir. Mira, estoy muy de acuerdo con lo que están protestando. Para mí es clarísimo que esa reforma no iba a servir para nada. Yo creo que debe de caer, pero no es la manera de protestar, porque nos van a acabar hartando a todos los demás”. — Claudia Herrerías Guerra, de 53 años, profesora universitaria, que trabaja en Tuxtla Gutiérrez, capital de Chiapas, y vive en San Cristóbal de las Casas
“Como ciudadano, estoy consciente de que la lucha que hace el magisterio está bien, porque (los maestros) están luchando por una educación laica y gratuita. Yo soy padre de familia, y sé que ellos están luchando. Como empresa turística, hemos tenido que tomar algunas medidas cada vez que sabemos que hay un bloqueo carretero y (que) puede afectar alguna de nuestras rutas. De seguir así, pronto habrá cancelaciones y entonces tendremos pérdidas”. — Carlos Hernández, 35 años, agente de viajes, San Cristóbal de las Casas, Chiapas
“Todos y todas en algún momento hemos visto nuestra vida alterada a consecuencia de los bloqueos carreteros. Mi madre, que es una mujer mayor, perdió una cita médica de seguimiento en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez. Tuvimos que cancelar la cita y re-agendarla para evitar que ella se quedara parada a mitad de la carretera. Tuvimos suerte que fuera un chequeo cotidiano, pero imagínate que fuese una persona con una enfermedad grave”. — Teresa Zepeda, 60 años, profesora universitaria, San Cristóbal de las Casas, Chiapas
“Mi negocio depende de las compras que hacen las madres de familia que traen a sus hijos a la escuela de enfrente. Y ahora, con el paro magisterial, la escuela cerró y las madres ya no vienen a esta zona a comprar. Mis ventas han bajado hasta en un 50 por ciento y he tenido muchas pérdidas. He tenido que bajar los precios para vender las frutas y verduras para no que se queden acá y se pudran”. — Eugenio de Jesús Santos Pérez, 28 años, comerciante, San Cristóbal de las Casas, Chiapas
“Aquí la economía se mueve a través de los vehículos, porque somos del campo y sí queremos que nuestros productos se vendan. El gobierno debería poner más orden y llegar a un arreglo con los sindicatos, a modo de que tengan acuerdos que no afecten a terceras personas”. — José Luis Ochoa, 59 años, ganadero y vendedor de autos, Matías Romero Avendaño, Oaxaca