Mexico

Reacción de ciudadanos: ¿Deberían cumplir todos con el horario de verano?

Mucha gente en el municipio de Zinacantán, sur de México, rechaza el horario de verano y prefiere el “horario de Dios”. Los jóvenes se adaptan con más facilidad al cambio que la gente mayor, y los empleados municipales más que los agricultores.

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Citizens React: Should Everyone Observe Daylight Saving Time?

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ZINACANTÁN, CHIAPAS, MÉXICO — Cada año desde 1996, este país aplica el horario de verano, que le da a la población una hora adicional de luz solar en primavera y verano.

Pero el cambio de horario -que este año empezó en la mayor parte de México el 3 de abril y se extenderá hasta el 30 de octubre- no se aplica en todo el país. Algunos pueblos se niegan a acatar la medida. Entre ellos está Zinacantán, un municipio ubicado en los altos de Chiapas, el estado más meridional de México.

La gente aquí dice que sabe del cambio de horario, pero aun así no adelanta una hora el reloj. La población sigue viviendo y trabajando con el “horario normal” u “horario de Dios”, términos con los que se refiere al horario que no cambia.
Las instituciones oficiales, incluyendo escuelas, clínicas y oficinas municipales, tienen que utilizar el nuevo horario, ya que dependen del gobierno de la república o el estado. La gente dice entonces que vive entre dos horarios: el oficial y el de Dios.

A continuación, los habitantes de Zinacantán le cuentan a GPJ cómo se sienten ante el cambio de horario.

“¿Por qué lo hacemos así? Porque seguimos con nuestra rutina normal, no cambiamos. Para las actividades de agricultura, no es necesario tener un reloj. Los hombres y mujeres trabajan conforme a la luz del sol, no conforme a un reloj, y acá en el municipio la mayoría de las personas todavía trabaja en el campo”.

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Adriana Alcázar González, GPJ Mexico

Vicente Hernández González, 26 años, asistente del presidente de Zinacantán


“Considero que las personas en Zinacantán no ven ningún beneficio. No ven algo que les haga cambiar la vida. Y además, los tiempos y los horarios son parte de la vida cultural del pueblo. Nuestros antepasados sabían y conocían los tiempos, desde el momento en que veían la primera estrella en el cielo. Acá las personas viven su vida como siempre ha sido, y no nos preocupa, ni nos interesa cambiar. Sólo se adaptan cuando tienen que ir a la ciudad o a una institución (pública)”.

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Adriana Alcázar González, GPJ Mexico

Ricardo Juan Hernández López, 45 años, coordinador del centro cultural Casa de la Cultura de Zinacantán


“Imagínate si tuviéramos que hacer un trámite o gestión en una institución u oficina. Ahí si tenemos que asumir el horario de verano. Sino llegaríamos tarde a todos nuestros compromisos como funcionarios del municipio”.

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Adriana Alcázar González, GPJ Mexico

Juan Álvaro Santiz López, 22 años, secretario municipal de Zinacantán


“El adulto y el adulto mayor son los que se resisten al cambio, pero los jóvenes y los adolescentes y adultos jóvenes son los que sí realizan el cambio. Pero por tradición, no lo mencionan, aun cuando lo cambien”.

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Adriana Alcázar González, GPJ Mexico

Manuel Santiago Ambrosio, 49 años, médico especializado en rehabilitación física


“Yo trabajo y estudio con el horario nuevo, pero en mi vida de familia vivo en el horario normal. Pienso que para nosotros los jóvenes es más fácil adaptarnos a vivir con los dos horarios. Pero para la gente mayor, pienso que es un poco más complicado, ya que ellos muchas veces viven sin hora, solo guiándose del sol. Mi teléfono celular automáticamente tiene la hora de verano, entonces sólo activo la función de tener dos relojes en pantalla: uno con el horario de verano y otro con el horario de Dios”.

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Adriana Alcázar González, GPJ Mexico

Cristina Gómez De La Cruz, 26 años, asistente de limpieza


“Considero que a la población le beneficia el horario de verano, porque pasa a consulta más temprano. Es decir, nosotras abrimos la clínica a las 8 de la mañana, pero en el horario normal para ellos son las 7 de la mañana, entonces pasan a consulta más temprano y pueden irse más temprano a su casa”.

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Adriana Alcázar González, GPJ Mexico

Yadira Pérez, 42 años, médica


“Para mi trabajo, no necesito saber la hora. Yo me levanto con el canto del gallo. Muchas veces está oscuro todavía cuando me levanto a cocer el maíz con el que haré las tortillas que comeremos con mi familia. Mis hijas que viajan a la ciudad para trabajar sí utilizan reloj. (…) Yo sólo me guío por las campanadas que tocan en la iglesia”.

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Adriana Alcázar González, GPJ Mexico

Ñ Magdalena Gómez Sánchez, 59 años, artesana textil, junto con su nieto Rogelio Hernández Hernández, de 5 años


“Personalmente, sí me afecta este doble horario, ya que muchas veces cuando regreso a San Cristóbal, ya son las 4 de la tarde, y las diferentes instituciones como los bancos o las supervisiones (escolares) ya cerraron o están a punto de cerrar y tenemos que hacer los trámites muy rápido o suspenderlos. El cambio de rutina también nos afecta familiarmente, ya que las tardes se nos hacen más cortas, y tenemos que adaptar a toda nuestra familia, en lugar de ser de 9 a 2, es una hora más tarde”.

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Adriana Alcázar González, GPJ Mexico

Sergio Audelin Maldonado García, 42 años, subdirector de escuela primaria


“A mí no me influye el cambio de horario en mi vida, ni en mi trabajo. Yo me guío por la posición del sol y la sombra que dibuja de las personas, los árboles, o los edificios.
Mi difunto padre me enseñó a conocer la hora a través del sol, a conocer el clima y el tiempo propicio para salir a trabajar, para saber cuándo sembrar o a comer cuando te da hambre, y muchas veces no es la misma que marca el reloj. Muchos de nosotros no teníamos reloj, no usábamos reloj, y aun así vivíamos bien, contentos. Y ahora ya hasta nos quieren cambiar el horario cada seis meses. Y el cuerpo sufre, no se acostumbra. Entonces, mejor no hacemos caso al cambio de horario”.

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Adriana Alcázar González, GPJ Mexico

Andrés López Santis, 49 años, fluricultor y agricultor de maíz

 

Ivonne Jeannot Laens, GPJ, adaptó este artículo de la versión en inglés.