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El coronavirus amenaza con destruir una tradicional forma de arte mexicano

Quienes se ganan la vida tallando obsidiana han soportado décadas de riesgos físicos y económicos para mantener viva esa antigua forma de arte. ¿La eliminará por completo el coronavirus?

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Coronavirus Threatens to Destroy a Traditional Art Form

Aline Beatriz Suárez del Real Islas, GPJ México

Nemesio Martínez, artesano de la obsidiana, hace ídolos en el taller de su casa. El oficio de la obsidiana, que antes se tallaba con cincel, ahora se realiza con sierras y picadoras. Pero estos métodos producen un polvo de silicio que, con el tiempo, les provoca problemas de salud a los artesanos y las artesanas.

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TEOTIHUACÁN, MÉXICO — Nemesio Martínez se coloca el cubrebocas y los lentes de protección para encender una sierra eléctrica descompuesta uniendo dos cables pelados con las manos desprotegidas.

El polvo blanco cubre el espacio donde Martínez, de 64 años, talla los ídolos. Al tallar, se acumula aún más polvo.

“Usaba la mascarilla para trabajar, ahora la uso también por el coronavirus”, explica desde su taller en el patio de su casa.

Martínez es uno de los cada vez menos artesanos y artesanas de la obsidiana que venden sus mercancías en la ciudad y en la zona arqueológica de Teotihuacán, a unos 50 kilómetros (30 millas) al noreste de la Ciudad de México. Teotihuacán, una de las ciudades antiguas y legendarias de México, es Patrimonio Mundial de la UNESCO y está compuesta por algunas de las ruinas más famosas del país.

Los artesanos y las artesanas de Teotihuacán usan la obsidiana, una roca volcánica de cristal negro, para crear artesanías y joyería inspiradas en el estilo prehispánico. Tienen fama por sus habilidades de tallado y por “despostillar” la obsidiana, un proceso que se conoce como lasqueado.

Actualmente, hay alrededor de 500 artesanos y artesanas de la obsidiana en los registros de Teotihuacán, cifra que cayó de mil que había hace dos décadas. Ahora, la llegada del coronavirus puede acelerar su declive económico y físico.

Si eso ocurre, dicen quienes defienden el arte, quedaría un vacío inmenso en la cultura mexicana.

“Si el oficio se pierde, se perdería gran parte de la cultura nacional. Habría una falta de representación cultural”, dice Alina Rivas, coordinadora de fomento artesanal del municipio de Teotihuacán.

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Aline Beatriz Suárez del Real Islas, GPJ México

Durante siglos, la obsidiana ha tenido un lugar en la vida diaria de México. Se ha usado para fabricar armas, espátulas, ornamentos corporales, obras de arte y artesanías. Quienes se dedican a la artesanía de la obsidiana en Teotihuacán alguna vez fueron 1,000. En la actualidad, el número ha descendido a 500.

México es uno de los países con más contagios de coronavirus. Sus funcionarios han reportado más de 783,000 casos confirmados de COVID-19, la enfermedad causada por el coronavirus, y más de 79,000 muertes. El Instituto Nacional de Antropología e Historia, encargado de la zona arqueológica de Teotihuacán que cerró a fines de marzo, volvió a abrir la zona en septiembre con horario restringido y capacidad limitada.

La pandemia del coronavirus es el golpe más reciente para los artesanos y las artesanas de la obsidiana, cuya existencia ha estado en peligro desde hace mucho tiempo. Los bajos salarios y los efectos a largo plazo de su trabajo sobre la salud provocaron que las generaciones más jóvenes buscaran vocaciones mejor pagadas y menos dañinas para la salud.

El trabajo con obsidiana despide un polvo de silicio, y la exposición frecuente y prolongada puede provocar enfermedades como el enfisema pulmonar y la bronquitis crónica, ambas características de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica.

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Armando Guerra proviene de una familia dedicada a la artesanía en Teotihuacán. Él abandonó el oficio para trabajar en el sector turístico.

“Artesanos que se dedicaron a esto ya fallecieron o están enfermos de los pulmones, los riñones o de artritis. Es un trabajo pesado y mal pagado”, dice Guerra.

Martínez, por ejemplo, es un caso típico. Artesano por 50 años, tiene dermatitis, una leve enfermedad ocular, cortaduras profundas en las manos y problemas para respirar.

Debido al daño pulmonar causado por su trabajo, los artesanos y las artesanas están en alto riesgo ante el COVID-19, dice Carlos Sánchez, un médico de Teotihuacán que ha sido profesional privado durante 15 años. “Por lo que es importante que se mantengan en casa”, comenta.

Pero quedarse en casa implica un reto para las personas que se dedican a la artesanía. Trabajan de 10 a 12 horas diarias, y sus ingresos mensuales varían en promedio entre los 3,000 y los 4,000 pesos mexicanos ($138 y $184). Quienes están en el extremo inferior de ese espectro ganan mucho menos de los 4,323 pesos ($199) al mes que el Banco Mundial establece como línea de pobreza para México.

“Vivimos al día. No hay ahorros para no vender por 15 días o más”, dice Esperanza Oliva, de 62 años, esposa de Martínez y artesana de la obsidiana por tres décadas.

“Artesanos que se dedicaron a esto ya fallecieron o están enfermos de los pulmones, los riñones o de artritis. Es un trabajo pesado y mal pagado“.

Para aliviar las dificultades económicas, el gobierno del estado de México lanzó en abril un programa de apoyo financiero para los artesanos y las artesanas que estaba programado originalmente para octubre. El programa, llamado Hecho en EDOMÉX (Hecho en el Estado de México), les ayudó con un pago de 4,000 pesos ($184) para este año. El gobierno estatal también promueve el trabajo de los artesanos y las artesanas en Amazon, la tienda minorista en línea.

Martínez recibe con gusto la ayuda. Dice que, si el gobierno garantiza la salud de quienes se dedican a la artesanía y apoya la comercialización, los artesanos y las artesanas de la obsidiana verán que el oficio no se pierda.

“Muchos de nosotros sí queremos continuar con este oficio que ejercieron nuestros papás, pero tenemos que hacer mejoras y adecuarnos a los nuevos tiempos”, concluye Martínez.

Este artículo, originalmente publicado el 7 de junio de 2020, ha sido actualizado para reflejar los números más recientes de casos de COVID-19 y la reapertura de la zona arqueológica de Teotihuacán.

Aline Suárez del Real es una reportera de Global Press Journal que se encuentra en Tecámac, Estado de México. Estudió en la Universidad Tecnológica de México.


NOTA SOBRE LA TRADUCCIÓN

Aída Carrazco, GPJ, adaptó este artículo de su versión en inglés. Haga clic aquí para obtener más información sobre nuestro proceso de traducción.

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