Guatemala

Mujer rompe estereotipos de género trabajando como taxista

Adriana González es la única mujer taxista en la aldea de Chaquijyá, Guatemala. No solo se gana la vida en una industria dominada por hombres, sino que también es un magnífico ejemplo para otros jóvenes y mujeres.

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How One Woman Is Crushing Gender Stereotypes, One Taxi Ride at a Time

Brenda Leticia Saloj Chiyal, GPJ Guatemala

Adriana González, de 18 años, es la única mujer que trabaja como taxista en la aldea de Chaquijyá, en el departamento de Sololá, en el suroeste de Guatemala. González dice que se hizo taxista para garantizar ingresos para su familia y realizar sus sueños de ser una mujer líder.

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CHAQUIJYÁ, GUATEMALA – Adriana González se ha convertido en una celebridad en su comunidad por ser la mujer que habitualmente ocupa el asiento delantero de un taxi – es la única mujer taxista de la aldea.

Como tal, González es un ejemplo a seguir para sus vecinos, así como también una maestra para aquellos que sienten curiosidad por su profesión. Al ganarse la vida en una industria generalmente dominada por hombres, González, de 18 años, también ha derribado algunos de los obstáculos que se le presentan a la mujer guatemalteca.

Según el Informe de Desarrollo Humano del 2016 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, el Índice de Desigualdad de Género de Guatemala en 2015 fue 0.49, que dejo al país en el lugar 113 de 159 de los encuestados. El informe también enumera la tasa de la participación en la fuerza de trabajo de Guatemala para mujeres de 15 años o más con un 41.3% en 2015, en comparación con el 83.6% para hombres de 15 años o más.

“Este proyecto personal inició con mi visión y sueños de ser una mujer líder”, dice González, “de alguna manera ver otras fuentes de ingresos para mi familia”.

González se levanta a eso de las 5:30 a.m. para comenzar su día, el cual posiblemente no termine hasta las 7:30 p.m. En dependencia de factores variables como el clima, puede llegar a hacer hasta 18 viajes o menos de 10, todo por entre 150 ($20) y 250 ($33) quetzales guatemaltecos al día. Sus clientes fieles frecuentemente la llaman al amanecer para hacer un viaje o porque tienen alguna emergencia.

Según el Informe de Desarrollo Humano del 2016 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, el Índice de Desigualdad de Género de Guatemala en 2015 fue 0.49, que dejo al país en el lugar 113 de 159 de los encuestados.

Cuando González empezó a conducir hace un año, se convirtió en el centro de atención. Las personas estaban sorprendidas, y algunas un poco molestas, con la idea de que una mujer estuviera haciendo algo tan fuera de lo normal. Tuvieron que pasar aproximadamente tres meses para que sus nervios se calmaran. Pero ahora González se reconforta con el apoyo de la comunidad.

“En estos últimos años, la mujer se ha dado más a conocer y ha sido más independiente”, dice Antonio Gómez, de 24 años, residente de la aldea. “La joven [González] es un claro ejemplo, aporta a la economía familiar”.

Eduardo Saloj, de 25 años, miembro de Consejos Comunitarios de Desarrollo Urbano y Rural, dice que toda la comunidad está satisfecha con los servicios de González. Él la describe como “famosa a nivel de la aldea”.

González “es un ejemplo de igualdad, ya que las mujeres y los hombres somos iguales y podemos desenvolvernos en nuestra sociedad siguiendo nuestros sueños y anhelos”, dice Saloj. “Mientras más participación haya de mujeres y hombres, tendremos una sociedad más equilibrada y podremos tomar decisiones más acertadas”.

Pone a otra mujer de ejemplo por sus contribuciones a la comunidad.

“En nuestra aldea, en el año 2016, la alcaldesa comunitaria Doña Inés Saloj Saloj demostró que puede ejercer el cargo, y la comunidad está agradecida con ella”, dice Saloj.

Una de las pasajeras regulares de González se siente agradecida de que González tenga el trabajo que tiene.

“Siempre viajo con ella porque es mujer”, dice Amalia Chiyal, de 42 años, y explica que se siente más segura en el taxi de González porque su chofer es mujer, y González conduce con más cuidado que los hombres.

En cuanto a González, espera seguir siendo un ejemplo para otros jóvenes — y para las mujeres.

“Quiero hacer algo diferente en mi comunidad, para que la gente se dé cuenta que las mujeres somos valiosas y también nos podemos integrar en la sociedad sin ninguna dificultad”, dice.

En estos últimos años, la mujer se ha dado más a conocer y ha sido más independiente. La joven [González] es un claro ejemplo, aporta a la economía familiar.

Algunas veces, otra mujer se une a la chofer y ocupa el asiento delantero: su amiga Paola Vicente, quien conoce a González desde que estudiaban juntas en la escuela.

“Cuando estoy con Adriana, hablamos de muchas cosas de la adolescencia, nos reímos, recordamos nuestros tiempos de estudio”, dice Vicente, de 18 años.

Aunque Vicente dice que ella no sueña con ser taxista, admira a su amiga por lo que hace por la comunidad. Cuando González va conduciendo, Vicente le hace preguntas acerca de los botones y funcionamientos del taxi — igual que hacía González cuando su hermano la enseñaba a conducir.

Ahora González está lista para transmitir sus conocimientos.

Cuando se le pregunta si estaría dispuesta a enseñarles a las mujeres que quieran aprender a conducir, González sonríe.

“Le puedo enseñar a todo el que me pida ayuda”, dice.

Eduardo Saloj, Inés Saloj Saloj, Amalia Chiyal y Brenda Leticia Saloj Chiyal, GPJ, no tienen relación alguna.

Terry Aguayo, GPJ, adaptó este artículo de su versión en inglés.