Argentina

Problema de ingeniería: ingenieros venezolanos migran a Argentina pero no encuentran muchos trabajos esperándolos

En medio de una crisis económica en Venezuela que está empeorando, unos 7000 ingenieros venezolanos se han mudado a Argentina en los últimos dos años. Pero la economía argentina también se está estancando y el mercado laboral es altamente competitivo, así que, ¿dónde deja eso a un ingeniero preparado?

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Venezuelan Engineers Flee to Argentina but Find Few Jobs Await

Lucila Pellettieri, GPJ Argentina

Abigail Cunes, un ingeniero de Venezuela, ha estado haciendo envíos a domicilio desde que llegó a Argentina este año. Hasta que encuentre un trabajo en su campo, trabajar como repartidor le da suficiente dinero para cubrir sus necesidades diarias, dice Cunes.

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BUENOS AIRES, ARGENTINA — Cuando el nativo de Venezuela Abigail Cunes llegó a Argentina en abril, creía que su diploma de ingeniería y sus años de experiencia le conseguirían el salario que no pudo encontrar en el país en el que nació.

Cunes trabajaba como ingeniero de procesos en una planta química en Caracas, la capital de Venezuela. Le gustaba el trabajo, pero no el pago.

“Abandoné mi puesto de oficina porque el sueldo no me daba para comer”, dice Cunes sosteniendo una mochila desgastada, la misma que ahora usa para llevar comida y víveres a domicilio a los habitantes de Buenos Aires, la capital de Argentina.

“Me está ayudando bastante, me ha sacado las patas del barro”, dice Cunes sobre su nuevo trabajo con Rappi, un servicio de envíos a domicilio. Aunque trabajar como repartidor puede ser exigente físicamente, le permite subsistir mientras continúa su búsqueda de trabajo en ingeniería, dice Cunes.

Los ingenieros y otros profesionales venezolanos que tuvieron que salir de su país por la agitación política y la crisis económica, que ya llega a su sexto año, están llegando a Argentina en cantidades nunca antes vistas. Sin embargo, la esperanza que tienen de conseguir una mejor vida no dura mucho. Al encontrarse con un mercado laboral altamente competitivo, una inflación desbordante y una moneda desvalorizada, muchos recurren al autoempleo para sobrevivir.

Las autoridades argentinas dicen que están actuando para ofrecerles asistencia a los recién llegados.

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Lucila Pellettieri, GPJ Argentina

Ingenieros venezolanos, autoridades migratorias y representantes del Centro Argentino de Ingenieros se reúnen en un auditorio de la oficina nacional de Migraciones en Buenos Aires para una sesión informativa sobre búsqueda de trabajo en Argentina.

En su Panorama Económico Mundial de octubre de 2018, el Fondo Monetario Internacional proyecta que la inflación de Venezuela llegará al 1,3 millones por ciento a final de este año y al 10 millones por ciento al final del próximo. El número de venezolanos que viven por fuera de su país es otra cifra increíble. Según expertos de migraciones globales, esa cifra es de cerca de dos millones de personas, un número que seguirá creciendo. Con una población de 31,3 millones de personas, Venezuela ha perdido a casi el 7 por ciento de sus habitantes.

Datos recientes del gobierno argentino indican que 25,445 venezolanos se mudaron al país entre enero y junio de este año, convirtiéndolos en la población inmigrante más grande. Al igual que la economía que dejaron atrás, la economía argentina está pasando por una época difícil. Desde comienzos de este año, el peso argentino ha perdido más del 50 por ciento de su valor. La inflación también está creciendo.

Aún así, Argentina es una de las opciones preferidas de aquellas personas que se van de Venezuela, ya que el proceso para obtener un permiso de residencia no es complicado, según dice Mario Vicenzo Pensa, presidente de la Asociación de Venezolanos en la República Argentina.

Unos 6700 ingenieros venezolanos se han establecido en Argentina en los últimos dos años, dice Horacio José García, director nacional de Migraciones de la Argentina.

Mientras tanto, 8000 argentinos y argentinas se gradúan de carreras de ingeniería cada año, según dice Raúl Bertero, vicedecano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires.

La tasa de empleo de Argentina ha estado cayendo rápidamente desde la segunda mitad de 2016, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos. Pero, de todas maneras, el mercado laboral sigue siendo altamente competitivo, según dice Bertero.

Este año, unos 2000 ingenieros venezolanos en Argentina participaron en una encuesta llevada a cabo por Ingenieros Venezolanos En Argentina (Ingvenar). Los resultados indicaron que tan solo el 13 por ciento de ellos estaba trabajando en su campo, mientras que el 49 por ciento estaba desempleado. La encuesta de Ingvenar también indica que más del 90 por ciento de los ingenieros vive en Buenos Aires.

En los últimos dos años, unos 6700 ingenieros se han mudado a Argentina de Venezuela.

Pensa dice que muchos de ellos lavan autos, reparten a domicilio o trabajan como vendedores para sobrevivir.

Y ese es un problema para otros trabajadores, según dice Marcelo Broccoli del Centro Argentino de Ingenieros.

“Los profesionales que no consiguen trabajo de su profesión están tomando otros trabajos y ocupan puestos de personas menos formadas”, explica. “No solo se desperdicia un recurso sino que ocupan el lugar de personas que solo podrían ocupar ese puesto”.

La organización de Broccoli y Migraciones se han unido para conseguir una solución: una encuesta para identificar las áreas del país en las que hay una necesidad de diversos tipos de ingenieros. La encuesta también busca fomentar la migración interna.

“Si sabemos aprovechar este potencial y evitamos que el flujo migratorio externo e interno desencadene siempre en el mismo lugar [la Ciudad de Buenos Aires y sus alrededores], vamos a ver crecer a las provincias”, dice García.

La encuesta se completó en agosto. Desde entonces, Migraciones ha organizado reuniones informativas regularmente para ingenieros venezolanos en las que conocen vacantes en empresas de todo el país y reciben consejos en su búsqueda de empleo, dice García.

Unas 30 personas asistieron a la primera reunión informativa en agosto. Cunes fue una de ellas. Aunque le pareció que la sesión fue útil, sigue buscando trabajo.

Cunes estaciona la bicicleta que usa para sus domicilios frente a una pequeña tienda con un aviso que dice “Se necesita personal”. Memoriza la dirección del lugar para poder pasar más tarde a dejar su hoja de vida.

Cunes dice que hará todo lo que sea necesario para ganar el dinero suficiente para traer a su familia que todavía está en su país.

“En Venezuela quedaron mi papá, mi abuela y la que va a ser mi esposa. Son lo que más extraño. Todavía no alcanzo a ahorrar como para mandarles un pasaje”.

Pablo Medina Uribe, GPJ, adaptó este artículo de su versión en inglés.