BUENOS AIRES, ARGENTINA — Un debate apasionado se sostiene sobre un decreto de necesidad y urgencia del presidente Mauricio Macri que aumenta el poder del gobierno para deportar a inmigrantes acusados o condenados de crímenes y para también restringir la entrada a Argentina de cualquiera acusado o condenado por crímenes.
El decreto afirma que los cambios a la Ley Migratoria de 2003 son necesarios para centrarse en extranjeros que venden drogas, trafican armas y lavan dinero. Pero grupos de derechos ciudadanos dicen que el decreto va mucho más allá. (Lea el artículo relacionado aquí).
“Pasamos de una ley que respeta los derechos humanos de los migrantes a una que entiende la migración como una amenaza a la seguridad del Estado, tal como está sucediendo en EE.UU”, dijo el Centro de Estudios Legales y Sociales, una organización no gubernamental de derechos humanos, en un tweet poco tiempo después de que se anunciara la medida.
La orden ejecutiva de Macri, del 27 de enero, vino dos días después de una del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que también está diseñada para acelerar las deportaciones de inmigrantes en Estados Unidos acusados de violar leyes. Tanto Macri como Trump hablaron de obstáculos burocráticos para deportar extranjeros que cometen crímenes y dijeron que las medidas eran necesarias para mantener segura a la población.
Una encuesta telefónica realizada en 40 localidades por Poliarquía Consultores, una firma privada de encuestas de opinión, poco después de que se anunciara la medida, encontró que el 83 por ciento de las 1381 personas encuestadas dijo que estaba a favor de prohibirles la entrada al país a quienes tuvieran antecedentes penales. La mayoría también estaba de acuerdo con crear una provisión exprés para expulsar a quienes cometan crímenes.
Bolivia y Paraguay, vecinos de Argentina, criticaron inmediatamente la medida, mientras que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y otros grupos de la sociedad civil manifestaron su preocupación. El Comité de la ONU Contra la Tortura, que monitorea cómo los países implementan las disposiciones de la
Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, urgió al gobierno el 12 de mayo a derogar o enmendar los cambios para asegurarse de que las personas en riesgo de expulsión tengan suficiente tiempo para apelar las deportaciones.
Algunos inmigrantes que viven en Argentina organizaron una huelga y protestaron frente al Congreso de la Nación Argentina. Global Press Journal habló con varias personas en Buenos Aires, incluyendo algunos manifestantes, en la manifestación del 30 de marzo.
Lucila Pellettieri, GPJ Argentina
"Es totalmente discriminatorio porque personas con antecedentes hay miles y no necesariamente son delincuentes. Yo fui expulsado de mi país siendo oficial del ejército por participar de una huelga, en Argentina me recibieron como uno más. Con este decreto me da la sensación de que volvió la época de la dictadura en la que se discriminaba a los inmigrantes de la patria grande, a los [llamados] ‘cabecitas negras’”. — Mario Giménez (izquierda), de 78 años, llegó a Argentina desde Paraguay en 1958 y protestó en la manifestación del 30 de marzo
Lucila Pellettieri, GPJ Argentina
“Me parece correcto el decreto porque acá tiene más valor un migrante que un nativo. Yo respeto al que viene y labura pero hay que aumentar los controles. Si vos querés ir a Estados Unidos te piden hasta el prontuario de tu mamá, que tengas propiedades, acá entra cualquiera”. — Norberto Renis
Lucila Pellettieri, GPJ Argentina
“No me parece discriminatorio, pero tampoco creo que esté bien que sea tan restrictiva la ley”. — Abigail Garro, de 17 años, trabaja en un quiosco
Lucila Pellettieri, GPJ Argentina
"En parte sí y en parte no estoy de acuerdo con la modificación de la ley, para delitos menores que sean realmente delitos como el hurto me parece bien, pero para otros como el desacato a la autoridad no, porque no me parece grave. Yo también soy migrante y, en mi experiencia, si acatás todas las leyes no vas a tener problema. Uno migra buscando una oportunidad". — Angélica Salvaterra, de 40 años, migró desde Bolivia hace 25 años
Lucila Pellettieri, GPJ Argentina
“Hay cosas mil veces más serias para hacer, esto es para fomentar la xenofobia. Me da tanta impotencia que alimenten la xenofobia en lugar de invitar a la gente a unirse”. — Walter Fernando Morán, de 51 años, un vendedor de libros
Lucila Pellettieri, GPJ Argentina
“En casos de delitos graves como homicidio o violación me parece bien que no entren, pero en caso de delitos menores no, todos pueden cometer una equivocación. Me parece muy discriminatorio que no dejen entrar al país a personas que cometieron delitos leves porque no podemos saber si no lo hicieron para poder subsistir. Si esto se cumple, después el próximo paso es cerrarles directamente la puerta a los inmigrantes”. — Nancy Elisabeth Enrique, de 39 años, un ama de casa
Lucila Pellettieri, GPJ Argentina
“Hay mucho maltrato contra los migrantes. Yo vendo en la calle y me humillan, me dicen que me vaya a mi país”. — Elisa Vargas (izquierda), inmigrante peruana y miembro de la Red Nacional de Líderes Migrantes en Argentina que participó en la protesta del 30 de marzo
Lucila Pellettieri, GPJ Argentina
“Los migrantes sufrimos más vulnerabilidad laboral y este decreto nos vuelve aún más vulnerables frente a nuestros empleadores, porque ahora, si nos inician una causa, nos pueden echar del país. Nos están criminalizando”. — Giovanna Suárez, de 31 años, (derecho) llegó a Argentina desde Bolivia cuando tenía un año, participó en la protesta del 30 de marzo
Pablo Medina Uribe, GPJ, adaptó este artículo de su versión en inglés.