RINCÓN, PUERTO RICO — Conocido por sus bellas playas, atardeceres mágicos, arrecifes de coral y deportes acuáticos, Rincón es uno de los destinos turísticos más populares de Puerto Rico.
La población formal de este municipio de la costa oeste de Puerto Rico es de solo 13,627, de acuerdo al estimadas de censo de 2018. Pero hay unos 100,000 residentes adicionales “flotantes” o personas que visitan y viven allí por cortos periodos de tiempo de acuerdo a la oficina de turismo municipal.
Y esos números están en aumento.
Desde el huracán Maria destrozó gran parte de la isla en septiembre de 2017, los desarrolladores han estado convirtiendo nuevas viviendas y hoteles para apoyar una industria de turismo en crecimiento. Ahora el área no tiene la infraestructura para hospedar a todos los nuevos visitantes, según Juan Carlos Pérez, oficial de relaciones públicas del municipio de Rincón.
Y los investigadores marinos están de acuerdo. Ellos dicen que hay algo en el agua que pone en peligro a los turistas y al coral cuerno de alce, una especie la cual está en peligro de extinción al sur de la Reserva Marina de Tres Palmas.
Caca.
Hay demasiada bacteria, la cual proviene de la materia fecal en el agua, dijo Steve Tamar, vicepresidente de la organización sin fines de lucro Surfrider Foundation, la cual monitorea la calidad del agua del mar y también director del programa Blue Water Task Force.
Desde su oficina y laboratorio, entre cajas y muestras de agua de la costa que recolecta cada semana, explicó que la cantidad de bacterias provenientes de sedimento fecal están en aumento.
Este tipo de bacteria, que se encuentre en las aguas residuales puede causar infecciones en la piel y en las membranas nasales. “También puede causar enfermedades e infecciones en las personas”, dijo Tamar.
El sistema de alcantarillado del municipio se está desbordando hacia el mar debido a una sobrecarga de la bomba, la cual está poniendo en peligro las aguas de la costa y la salud de los arrecifes de coral preciados en el área de la Reserva Marina Tres Palmas.
Aún así, Pérez discute que el nivel de contaminación está extendido.
“Es poco, no es un rio”, dijo en referencia al flujo de aguas residuales hacia el a la Quebrada Ensenada . “Esto no representa mucha contaminación para esta área”.
Betsy Bonet, una legisladora municipal, no está de acuerdo. Ella dice que la infraestructura local no está diseñada para un crecimiento de esta magnitud.
El sistema de bomba sanitaria lo instaló la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados de Puerto Rico, explicó Bonet. Otros miembros de la comunidad alegan que el sistema se expandió recientemente sin autorización para servir a nuevos desarrollos residenciales lo cual ha ocasionado los desbordes.
Los representantes de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados no respondieron a nuestras peticiones para que comentaran sobre si está o no conectado el sistema a los nuevos proyectos de vivienda sin autorización.
Pero para muchos de los biólogos marinos y organizaciones ambientales del área, el problema más importante es evaluar el verdadero daño que el aumento en bacteria fecal está teniendo en las reservas de coral en peligro de extinción.
La Reserva Marina Tres Palmas se convirtió en un espacio protegido en el 2004. Las aguas de la costa aptas para uso recreacional y hasta tres millas mar adentro, la densidad de bacterias no deben exceder 70 colonias por 100 mililitros para ser seguro para nadar, dijo Tamar.
Las muestras locales confirman que los niveles de bacterias están tres veces más altos de lo que se supone cerca de la Quebrada Ensenada.
Pero los científicos locales no tienen ni el preuspuesto ni el permiso para continuar investigando y realmente entender el impacto en los arrecifes en peligro.
“No podemos analizar si las escorrentías afectan la reserva marina”, dijo Tamar y añadió que necesitan permiso del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales y la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados para estudiar la calidad del agua y el impacto en los arrecifes de coral.
Un estudio sobre la salud del arrecifes , se llevó a cabo en el 2011 por la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Puerto Rico cuando se confirmó que el arrecife cuerno de alce especialmente en la región sur de la reserva marina está sufriendo de enfermedades asociadas a la contaminación fecal en la costa por la proximidad de asentamientos humanos y el pobre mantenimiento y funcionamiento de los pozos sépticos.
Pero se pueden hacer más pruebas.
“Lo que yo quiero es el permiso para utilizar una tinta llamada rodamina”, dijo Tamar, refiriéndose al producto que tiñe la bacteria roja y la hace visible bajo la luz ultravioleta, cual le permitiría observar el alcance de la contaminación del desbordamiento del sistema de bombeo de acueductos.
Las consecuencias de la inacción son serias, dijo Berliz Morales, un consultora marina para el programa de Investigación, Educación e Integración de la Comunidad Sea Grant, el cual opera en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Mayagüez con fondos federales de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA por sus siglas en inglés).
Ella explicó que el coral es vital, y no solo porque es una atracción turística sino porque crea una barrera que protege la costa de inundaciones durante tormentas.
“Es nuestra barrera contra las marejadas grandes”, finalizó.
María Cristina Santos, GPJ, adaptó este artículo de su versión en inglés.
Corrección: Una versión anterior de esta historia se refería incorrectamente a un estudio del agua y a la densidad de bacterias fecales en las aguas costeras aptas para uso recreativo. Global Press Journal lamenta el error.