SAN JUAN, PUERTO RICO — A principios de marzo, Jorge Montalvo Soto se encargaba de ofrecer recorridos turísticos a los visitantes del Viejo San Juan, el distrito histórico de la capital y ciudad más grande de Puerto Rico.
Como guía turístico profesional y presidente de Patria Tours Puerto Rico, caminaba por la capital, organizando hasta cuatro grupos por día durante la que era la temporada turística alta de Puerto Rico, de noviembre a mayo. Unos 30 clientes lo seguían por el casco viejo de la ciudad mientras les explicaba su historia y los puntos de interés.
Pero eso era antes de que los viajes internacionales se interrumpieran de golpe, los cruceros congelaran sus operaciones y el gobierno de Puerto Rico instituyera un toque de queda; todo como respuesta al coronavirus.
Ni los negocios ni la vida diaria han vuelto a la normalidad desde mediados de marzo, lo que le cuesta a la región millones de dólares en ingresos no percibidos y la pérdida de miles de empleos en la industria turística. Una nueva orden ejecutiva que entró en vigor el 16 de junio preparó el camino para que se comience a reanudar la actividad económica local, aunque un toque de queda seguirá en pie. Las empresas turísticas podrán volver a abrir en julio, pero no hay una estimación de cuándo se restablecerá el turismo de nuevo.
Conforme el coronavirus se propagó por el mundo, el impacto se sintió en Puerto Rico. Los guías turísticos, comerciantes y propietarios de restaurantes en el Viejo San Juan y en toda la región dicen que sus negocios se paralizaron y que así continúan.
Montalvo Soto compara el impacto con el del huracán María, que devastó Puerto Rico en 2017.
“Me siento en un espacio bien similar a lo que pasó después del huracán María, en el sentido que no tengo trabajo, lo que hay es incertidumbre”, dice.
El turismo, sobre todo en el Viejo San Juan, es uno de los sectores de la economía puertorriqueña más afectados por el coronavirus, explica Rubén Gordillo González, experto en turismo.
El Viejo San Juan depende en gran medida de la industria de cruceros; cerca del 90% de todos los cruceros que se dirigen a Puerto Rico arriban a sus puertos. Pero las embarcaciones de cruceros no están navegando, y es poco probable que retomen sus operaciones normales en un buen tiempo, señala Gordillo González.
Desde marzo, se han cancelado un total de 113 cruceros en los puertos de Puerto Rico. Eso representa alrededor de 334,000 pasajeros y pérdidas económicas superiores a los $37 millones para Puerto Rico, según datos proporcionados por Carla Campos, directora ejecutiva de Compañía de Turismo de Puerto Rico (CTPR), una agencia gubernamental que se encarga de administrar el destino y promover el turismo.
Y las pérdidas no se limitan a los cruceros.
Una encuesta de CTPR detectó que las tasas de ocupación hotelera en abril fueron del 4.8%, en comparación con un 70% en abril de 2019.
“La realidad es que la crisis aún no ha concluido, y el carácter emergente de la crisis de salud nos obliga a calibrar el impacto económico y los planes de recuperación constantemente”, escribió Campos en una declaración para Global Press Journal. “A tales efectos, aunque aún es muy temprano para precisar la totalidad del impacto en la industria turística local, sabemos que será multimillonario”.
Y así, los negocios locales siguen con dificultades.
“Nosotros dependemos al 100% del turismo, ya sea local o internacional”, dice Eddie Ramírez, co-dueño de Casa Sol Bed and Breakfast.
Ramírez tuvo que cerrar su casa de huéspedes y dice que su familia está perdiendo $35,000 al mes.
“Estamos preocupados porque, por lo que se ve, van a pasar varios meses en lo que [la industria] se vuelve a recuperar”, dice Ramírez, quien planea reactivar su negocio el 1 de julio.
Montalvo Soto, el guía turístico, comenzó a ofrecer recorridos del Viejo San Juan por internet. Dice que no gana nada de dinero con ellos, pero que espera conectarse con clientes potenciales. Planea retomar sus actividades el 15 de julio, de acuerdo con las nuevas reglas, pero dice que las reservaciones llegan lentamente.
Si la situación no mejora, dice Montalvo Soto, buscará otro trabajo; cuenta con una maestría en microbiología y dice que podría considerar regresar a las ciencias de la salud.
“Puerto Rico es donde yo quiero estar y seguiré aquí reinventándome y buscando la manera de echar pa’ lante”, dice.