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Con el fin de reforestar las zonas rurales de México, el gobierno recluta a agricultores

Sembrando Vida, un programa de gran alcance contra la pobreza en México, busca reforestar zonas áridas e impulsar los ingresos en el medio rural.

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To Reforest Rural Mexico, Government Enlists Farmers

PATRICIA ZAVALA GUTIÉRREZ, GPJ MÉXICO

Abel Sánchez Tapia, un agricultor de Puebla, aprovecha un programa del gobierno que busca reverdecer áreas deforestadas.

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PUEBLA, MÉXICO — Desde que Abel Sánchez Tapia tiene uso de razón, su familia — pastores y agricultores — ha vivido a merced del tepetate, una tierra volcánica típica en el centro de México. Cada año, cubrían la dura piedra con una delgada capa de abono, luego plantaban maíz y frijol para subsistir.

El día de hoy marca un antes y un después. La maquinaria pesada ha quebrado las capas de cimientos de tepetate. Una vez que el terreno esté despejado, Sánchez emprenderá un nuevo tipo de agricultura, uno que trae consigo el sentido de esperanza. “Nunca se ha podido sembrar nada más en estas tierras pobres”, dice Sánchez, de 74 años. Pero ahora “vamos a cultivar agaves”.

Los esfuerzos de Sánchez reciben un apoyo económico mensual de 5000 pesos mexicanos ($247) de parte de Sembrando Vida, uno de los más ambiciosos programas contra la pobreza en la historia de México. El programa gubernamental, que comenzó en 2018 y operará hasta 2025, tiene como objetivo reverdecer áreas deforestadas al pagarles a más de 400 000 agricultores en 20 estados para que cultiven árboles y plantas nativas como el agave. Hace mucho tiempo que se aprecia a esta suculenta espinosa por sus propiedades medicinales y como medio de sustento, pero ahora se le valora como el ingrediente principal del tequila y el mezcal.

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PATRICIA ZAVALA GUTIÉRREZ, GPJ MÉXICO

Durante años, la familia de Abel Sánchez Tapia sembró maíz, frijol y árboles de sombra.

Para Sánchez, Sembrando Vida, que se enfoca en pequeños productores, tiene potencial para cambiar vidas. Antes del programa, él y su familia luchaban por satisfacer sus necesidades básicas. El apoyo representa casi la totalidad del ingreso mensual de Sánchez, que cubre alimentos y otras necesidades, así como el costo de las semillas y combustible. Un plantío de agave próspero, dice, podría beneficiar a sus cuatro hijos adultos, quienes tienen necesidades médicas que han descuidado a causa de la falta de recursos.

“Es la primera vez que el gobierno voltea a ver realmente a la gente del campo”, dice. Aun así, reconoce que el cultivo de agave no es una solución rápida. Las plantas, que pueden crecer hasta 6 metros de altura y 3 de ancho, tardan de siete a 10 años en madurar. El corazón, o piña, de un agave puede pesar hasta 90 kilos, y un litro de mezcal requiere de 8 a 10 kilos de piña.

Con el apoyo y la asesoría de especialistas de Sembrando Vida, Sánchez sigue el método ancestral de cultivo llamado milpa, en el que alterna la plantación de agave con durazneros, guaje y dos tipos de cactus comestible: nopal y pitahaya.

Sánchez dice que esperar a los agaves valdrá la pena. Con el tiempo, podrá vender su cosecha a las destilerías de mezcal, una industria en crecimiento. El tequila se hace solamente con agave azul, pero el mezcal se vale de una amplia variedad de más de 159 especies de agave de México. Al igual que el champán, que proviene de un área autorizada en Francia, el mezcal auténtico solo se destila en regiones específicas de México.

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PATRICIA ZAVALA GUTIÉRREZ, GPJ MÉXICO

Abel Sánchez Tapia revisa uno de los primeros agaves que plantó como parte de un programa gubernamental. El agave es un ingrediente clave del mezcal y el tequila.

Las tierras de Sánchez se encuentran en una de estas regiones. Él planta agave papalometl, también llamado cupreata, apreciado por productores de mezcal artesanal por su sabor terroso y ahumado. Se espera que el mercado global del mezcal, valuado en $727 millones en 2019, crezca a más de mil millones en 2027, cerca de la fecha en que Sánchez espera que esté lista su primera cosecha de agave.

El cultivo de esta planta representa apenas una pequeña parte del programa de Sembrando Vida, el cual está en la mira a causa de lo que quienes lo critican llaman falta de perspectiva. El año pasado, el Instituto de Recursos Mundiales, una organización global sin fines de lucro con gran presencia en México, publicó un reporte que indicaba que, en determinadas zonas vulnerables, el programa parecía estar contribuyendo a la pérdida de los bosques.

“El programa pudo tener un impacto negativo en las coberturas forestales y el cumplimiento de las metas de mitigación de carbono del país”, dice el reporte. Sin embargo, también sugiere que Sembrando Vida podría lograr sus objetivos al mitigar “los posibles impactos negativos del programa y reforzar el cumplimiento con sus objetivos ambientales”. Javier Warman, director de bosques del instituto, dice que, con el objetivo de comparar las condiciones, están estudiando áreas que no recibieron el apoyo de Sembrando Vida.

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Funcionarios del gobierno rechazaron la oportunidad de comentar al respecto. No obstante, Javier May Rodríguez, exsecretario de Bienestar, dijo en un reporte que el gobierno estaba cerca de su objetivo de plantar más de 1 millón de hectáreas.

Las personas que producen mezcal en la zona esperan que, mediante el programa, agricultores como Sánchez proporcionen una nueva fuente de agave. La familia Meza, del pueblo de Santiago Coatepec, Puebla, ha producido mezcal artesanal durante 60 años. Su destilería, 60 Fierros, Arreando Mulas, obtuvo las más altas condecoraciones en dos concursos nacionales recientes, superando las puntuaciones de sus competidores, algunos de los cuales provenían del estado vecino de Oaxaca, la región productora de mezcal más grande y conocida de México.

Los agaves mezcaleros de Puebla enarbolan con orgullo su propia tradición, dice Alondra Meza Hernández. El negocio de su familia tomó ese nombre en honor a su abuelo. La gente lo veía y decía “ahí vienen 60 piezas de fierro” porque él siempre cargaba muchas herramientas, dice. Para sus mezcales, la familia Meza usa cinco tipos de agave producido en la región, lo que da como resultado destilados con notas ahumadas, herbales y con sabor a mosto.

Las plantas que Sánchez visualiza como cultivo primario son por ahora plantas de semillero en su vivero. Él mismo las recolectó y las hizo germinar. Pasará hasta un año para que alcancen un tamaño adecuado para el campo y varios más para que estén listas para la venta.

Sánchez no sabe si llegará a ver ese día. Lo más importante, dice, es lo que está construyendo para su familia. Se imagina a sus hijos alentando a sus nietos a continuar la tradición: “Háganlo porque esto es un regalo de su abuelito”.

Patricia Zavala Gutiérrez es reportera de Global Press Journal radicada en México.


NOTA SOBRE LA TRADUCCIÓN

Gerardo Velázquez, GPJ, adaptó este artículo de su versión en inglés.

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