TECPATÁN, MÉXICO — Son las 6:00 p.m. y, mientras que la luz del sol lentamente desaparece de los pastizales del sur de México, un grupo de ganaderos acorralan a sus reses. Es una táctica defensiva para proteger al ganado de depredadores de todo tipo.
Pero el depredador que más preocupa a los ganaderos estos días es un murciélago, el murciélago vampiro.
Estas criaturas del tamaño de una taza de té se zambullen entre los prados de noche y cortan pequeñas incisiones en la piel de las vacas. No beben tanta sangre como para poner en riesgo la salud vascular de un animal, pero la amenaza de que los contagien de rabia es suficiente para que los ganaderos vayan a las cuevas donde descansan los vampiros y los quemen.
Cuando llegan los ataques, los ganaderos actúan con rapidez.
“Cuando despertamos y revisamos las vacas rápido, se distingue las vacas que fueron atacadas. Tienen pequeñas heridas y manchas de sangre”, dice el ganadero Ever Gómez Hernández, de 63 años.
Cuando Gómez Hernández ve una cortada, le aplica un antídoto tópico y espera que haya actuado a tiempo. De no ser así, él podría quebrarse. Una sola vaca con rabia podría contagiar a todo el rebaño, dice Epigmenio Cruz Aldan, curador del Zoológico Miguel Álvarez del Toro en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez.
Pero mientras que Gómez Hernández y otros ganaderos luchan contra los murciélagos, Cruz Aldan y otros creen que sus métodos, en particular quemar a los murciélagos en sus cuevas, pueden tener una consecuencia imprevista.
Los murciélagos vampiros son numerosos, pero otros tipos de murciélagos, incluyendo aquellos que juegan un rol esencial en el ecosistema, están en peligro de extinción. De hecho, las plantas de agave, que son icónicas en México y proveen un ingrediente para el tequila, son polinizadas por el murciélago hocicudo mayor, que está en peligro de extinción. Algunas prácticas utilizadas para erradicar los murciélagos vampiros a veces también matan a murciélagos en peligro de extinción.
“La población cree que todos se alimentan de sangre”, dice Cruz Aldan. “No reconocen que existe una variedad de especies necesari[a] para el equilibrio ecológico. Si alguien encuentra un murciélago cerca de su casa lo primero que quiere hacer es matarlo porque piensa que le generara un mal”.
Hay tanta preocupación entre algunos ecologistas por los murciélagos de México y de países en Centroamérica, que algunos biólogos y aficionados a los murciélagos organizaron un conteo anual formal para seguirle la pista a la diversidad de las especies de murciélagos. Llamado el Conteo Navideño de Murciélagos Mesoamericanos, pues sucede cada diciembre, el evento le da la bienvenida a quienquiera esté interesado en aprender sobre estas criaturas. En México, el evento fue patrocinado este diciembre por segundo año consecutivo por la Secretaría de Medio Ambiente e Historia Natural del estado de Chiapas.
“Se invita a la población en general para que vea de cerca a los murciélagos, conozcan sobre sus hábitos y sobre todo que no son animales que causan daño sino que por el contrario son importantes para controlar plagas de insectos, polinizar plantas y la germinación de algunas semillas”, dice el biólogo Carlos Mauricio Cruz Durante, el coordinador del conteo en Chiapas y miembro del equipo de Áreas Naturales y Vida Silvestre de la secretaría.
El conteo no se enfoca en el número total de murciélagos, en cambio está centrado en monitorear la diversidad de las especies. No hay manera de asegurarse de si hay más o menos murciélagos en Chiapas que en años anteriores, pero los expertos dicen que no hay indicios de que la población esté disminuyendo, a pesar de que algunas especies están en peligro de extinción.
Un informe de 2011 de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad encontró que, de 1100 especies de murciélagos que existen en el mundo, aproximadamente 140 viven en México. Alrededor de 90 especies viven en Chiapas, lo que los convierte en el segundo grupo más diverso de mamíferos, detrás de los roedores.
Solo tres de esas especies de murciélagos son vampiros que beben sangre.
Esos vampiros murciélagos no habían sido considerados una amenaza para los humanos hasta hace poco. Una investigación publicada en 2016 en la revista académica Acta Chiropterologica encontró evidencias de que murciélagos vampiros en Brasil habían consumido sangre humana, un cambio que señala un potencial aumento de la transmisión de la rabia a los humanos.
Pero ese cambio no ha disuadido a las personas que asisten al evento de conteo de murciélagos.
“¡Pobrecitos murciélagos! Las personas les tienen mucho miedo y no los quieren”, dice María Cristina Cruz Gómez, de 33 años.
Cruz Gómez dice que convenció a su padre de no tumbar un árbol de chicozapote cerca a la casa familiar donde duermen algunos murciélagos. Su propia investigación sobre las criaturas la ha convencido de que es necesario protegerlas de las personas que creen que los murciélagos son criaturas sobrenaturales y violentas.
“No hay mucha información sobre los murciélagos y los beneficios que estos traen para el ecosistema”, dice. “Y es triste porque películas donde los murciélagos atacan a las personas, esas si abundan”.
Pedro Sánchez Moreno, un biólogo y el director del equipo de Áreas Naturales y Vida Silvestre de la Secretaría del Medio Ambiente e Historia Natural, dice que el conteo de murciélagos ayudará a que las personas entiendan el rol que estos animales juegan en el ecosistema.
“A esta actividad asistieron población en general, así como integrantes de organizaciones civiles que después buscarán replicar estas actividades con otra población”, dijo. “La idea es que sea un proceso en cadena”.
Pablo Medina Uribe, GPJ, adaptó este artículo de su versión en inglés.