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Antiguos métodos agrícolas encuentran nuevo valor en medio del cese de actividades

Las ventas de quienes se dedican a la agricultura tradicional se han disparado debido a que las personas que consumen, obligadas por el cese de actividades y el aumento de precios ocasionados por el COVID-19, recurren a estos grupos para comprar alimentos y otros artículos esenciales.

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Old Farming Ways Find New Value Amid Shutdown

Mar García, GPJ México

Alan López-Portillo Barroso, agricultor urbano de la Ciudad de México, elabora composta con lombrices californianas. Los agricultores tradicionales como López-Portillo se han encontrado con un público preparado para sus productos durante la pandemia de coronavirus.

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CIUDAD DE MÉXICO, MÉXICO — Por encima del bullicio de la capital del país, el canto de los pájaros sobresale en las calles de una zona rural. Detrás de una casa se encuentra un tesoro antiguo: un campo repleto de maíz, brócoli, espinaca, calabaza, chilacayote, y otras frutas y verduras.

El grupo de cultivos conforma una milpa: un sistema de cultivo sin productos químicos utilizado por las culturas mesoamericanas durante miles de años. Ahora, estas tradiciones agrícolas ancestrales tienen un nuevo propósito: elevar los ingresos de quienes producen, y suministrar alimentos saludables al mercado durante la pandemia de coronavirus.

“Sembramos la misma calabaza que sembraron nuestros tátara-tatarabuelos, el mismo maíz, el mismo jitomate y otras plantas de semillas libres, locales, nativas y ancestrales, que han pasado por muchísimas generaciones”, comenta Alan López-Portillo Barroso, de 37 años, agricultor urbano de la comunidad Xochicalli In Teotl, un colectivo de la Ciudad de México que promueve los estilos de vida saludables.

Después de que el coronavirus llegara a México a finales de febrero, el gobierno recomendó que la gente se quedara en casa. Esta medida paralizó muchas actividades cotidianas, entre ellas las de algunos mercados y bazares.

Como consecuencia, los precios de los alimentos subieron, y las personas batallaron para encontrar productos accesibles y saludables. Para cubrir este vacío, entraron los comerciantes que ofrecían cientos de productos naturales, desde cerveza y mantequilla de cacahuate hasta desodorante y pasta dental.

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Mar García, GPJ México

Alan López-Portillo Barroso, un agricultor urbano que forma parte de la comunidad Xochicalli In Teotl en la Ciudad de México, señala que elige las mejores semillas de su milpa, en la que crecen diversos cultivos juntos, sin agroquímicos.

Las personas que se dedican a la agricultura tradicional, evitando los pesticidas y utilizando métodos como las milpas o los invernaderos, también están prosperando. Han tratado de mantener sus productos a un precio costeable, entre otras cosas, al regalar alimentos o intercambiarlos por los propios productos y servicios de sus clientes.

“Cuando inició la pandemia, los productores y consumidores vieron que ya no había ferias ni mercados para vender o comprar sus productos. Empezaron a buscar alternativas, los productores y consumidores se pasaron la información de voz en voz, gracias a esto ha crecido mucho lo que venimos manejando”, comenta Víctor Bernal García, agricultor tradicional y profesor de economía quien también es permacultor – alguien que, entre otras cosas, diseña sistemas que son seguros para el medio ambiente y económicamente prácticos.

Cuando Bernal García necesitó fruta para su clientela por internet, un productor le llevó melón, papaya y coco, entre otros productos, a la Ciudad de México. Dice que todo se vendió en un día.

Andrea Salinas Dehesa, una de las fundadoras de Despensa Solidaria, cuenta que la pandemia hizo que cerraran los tres puntos físicos donde solían vender los productos de la cooperativa de alimentos.

“Tuvimos que tomar la decisión de no exponernos. Para resguardarnos y seguir trabajando con el proyecto, emprendimos las ventas por línea. Notamos una gran demanda de productos porque las personas no podían salir”, explica.

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Mar García, GPJ México

El agrónomo tradicional Víctor Bernal García (a la izquierda) le entrega a Madai García la fruta que pidió en la Comunidad Multitrueke Mixiuhca, que ofrece papayas, cocos, melones y más. Bernal García dice que la producción del grupo se vendió en un solo día.

Antes del coronavirus, dice, la cooperativa vendía 200 productos; ahora vende más de 370. Y la cantidad de personas productoras con las que trabaja aumentó de 29 a 35.

Nada de esto sorprende a López-Portillo, quien hace una década comenzó a sembrar y a vender los productos que cultivaba en una milpa. De acuerdo con López-Portillo, este tipo de siembra, que por lo general se distingue por los tallos de maíz que sobresalen de los otros cultivos del campo, permite producir alimentos a menor escala y a precios más económicos. Y como no se usan agroquímicos, los cultivos son más saludables, añade.

“Cuando tú haces un cultivo de manzana orgánico, incrementas hasta el 30% de nutrientes”, explica Ma. Nieves Trujillo Tapia, profesora de bioquímica e investigadora de la Universidad del Mar.

Joaquina Flores Caballero llegó a sentirse preocupada de enfermarse por los agroquímicos que se usan en las frutas y las verduras. Entonces comenzó a comprar en la Comunidad Multitrueke Mixiuhca, un grupo cuyos miembros venden e intercambian productos cien por ciento naturales de forma directa. Su miedo desapareció.

“Estos alimentos son de mejor calidad. Sé que no me van a hacer daño”, puntualiza.

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Mar García, GPJ México

Alejandro Cano, quien trabaja en Despensa Solidaria, ayuda a preparar los pedidos que recibieron por internet. La cooperativa de alimentos cambió a pedidos digitales después de que las restricciones impuestas por el gobierno debido al coronavirus perjudicaron las ventas personales.

Algunos productores tradicionales dicen que las restricciones de la pandemia los han obligado a cambiar y han revivido sus negocios.

Norberto Gómez Saldívar, de 56 años, pertenece a una familia dedicada a la agricultura en el sur de la Ciudad de México. Hasta hace seis meses, cuando se registró con la Comunidad Multitrueke Mixiuhca, vendía sus productos en una carretilla.

El coronavirus afecta la temporada de manzanas en México Haga clic aquí para leer el artículo

En un día bueno, vendía la mitad de sus frutas y verduras, dice. Ahora, mediante las redes sociales de Multitrueke, tiene ventas seguras.

Otras personas que se dedican a la producción señalan que la agricultura completamente natural les cuesta demasiado. Juan Gil Rosas utiliza un fertilizante de urea, elaborado con un compuesto químico que, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, es el fertilizante con mayor cantidad de nitrógeno. El uso incorrecto del producto podría liberar amoníaco y nitratos en el aire, lo que empeoraría la lluvia ácida, contaminaría las aguas subterráneas y dañaría la capa de ozono.

“No uso composta porque me sale más caro, de por sí sale caro el fertilizante, pero el gobierno luego nos lo da más barato”, comenta Gil, quien vende manzanas, duraznos, maíz y otros productos que siembra.

Mientras tanto, algunas personas que se dedican a la agricultura tradicional dicen que su éxito les ha obligado a contratar ayudantes. Este es un punto positivo para un país en el que, tan solo en junio, 83,000 personas perdieron sus empleos, según las cifras del gobierno.

López-Portillo comenta que ha contratado a seis personas desde que comenzó el brote de coronavirus. María del Socorro López, una productora de setas que siembra sus productos en un invernadero y los vende por internet, cuenta que ella también se dio cuenta de que necesitaba ayuda rápidamente.

“Yo contraté a una persona para que me ayudara a producir las setas porque ya se pedía mucho. Pienso que lo van a seguir pidiendo”, expresa López.

Mar García es una reportera de Global Press Journal establecida en la Ciudad de México. Se especializa en los reportajes de arte y en los artículos sociales que transforman la narrativa memorística de la sociedad mexicana.


NOTA SOBRE LA TRADUCCIÓN

Aída Carrazco, GPJ, adaptó este artículo de su versión en inglés. Haga clic aquí para obtener más información sobre nuestro proceso de traducción.