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Ciudad de México elabora normas para tratamiento de mujeres adictas

El tratamiento contra el abuso de sustancias en mujeres es todo un desafío en Ciudad de México, y no sólo por la estigmatización. Se espera que en abril de 2016 haya nuevos lineamientos específicos para las mujeres y que éstos las ayuden a sobreponerse a las drogas y el alcohol.

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Mexico City Develops Standards for Treating Female Substance Abusers

Gabriela Reyes Sánchez, GPJ Mexico

Dos mujeres hacen brazaletes en la Fundación Jóvenes Tlatilco, un centro de rehabilitación en el abuso de drogas. Esta es una de las instituciones sólo para mujeres que trabajan con el gobierno para probar nuevas líneas de tratamiento.

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CIUDAD DE MÉXICO, MÉXICO – Entre paredes pintadas de rosa, ella admite que no es la primera vez que está en un centro de rehabilitación.

Méndez, quien pidió ser identificada sólo por su apellido, era adicta al alcohol, marihuana e inhalables, también llamados en México activos.

“No me gustaba el olor del activo, me daba asco, pero sí me gustaba la sensación, me alucinaba y ya no me sentía triste”, dice. “Al principio pensé que me drogaba por convivir, pero te das cuenta que es también para cubrir un vacío y el dolor”.

Con 24 años, éste es el segundo centro de rehabilitación en el que ha estado.

Pero a diferencia de la primera vez, buscó un centro de rehabilitación para mujeres, algo difícil de encontrar en la capital mexicana.

Méndez cuenta que empezó a consumir alcohol a los 14 y drogas a los 17.

Baja la voz, baja un poco la mirada y dice que es difícil admitir ser drogadicta. Confiesa que pensaba que controlaba la droga y que la dejaría cuando quisiera. Pero que, cuando se dio cuenta de cuán desesperante era su situación, sintió que no había marcha atrás.

Casi siempre la rehabilitación es dirigida a los hombres.

Cuando finalmente encontró la fuerza para ir a un centro de rehabilitación por primera vez, no sabía lo difícil que podía ser ese ambiente para una mujer.

El primer centro de rehabilitación, cuyo nombre prefiere no decir por miedo a represalias, era mixto. Ahí, –según cuenta- las residentes mujeres tenían prohibido socializar, compartir cigarros o incluso hablar con los hombres.

Relata que, si los residentes eran sorprendidos relacionándose con alguien del sexo opuesto, eran castigados. Ella dice que a las mujeres les cortaban el pelo y a los hombres los rapaban.

Méndez afirma que no se sentía cómoda en ese lugar por el maltrato por parte del personal. Y más aún, dice que el tratamiento que recibía era genérico y que no cubría sus necesidades.

Se fue a las seis semanas.

Actualmente, está completando un programa de rehabilitación en Fundación Jóvenes Tlatilco, uno de los seis centros de rehabilitación para mujeres en Ciudad de México, según la dependencia gubernamental encargada de monitorear la institución.

Funcionarios de gobierno y especialistas coinciden en que en la Ciudad de México las mujeres son más estigmatizadas por el consumo de drogas que los hombres. En el Distrito Federal –con 8,8 millones de habitantes, según un censo de 2010-, hay 338 centros de rehabilitación. Pero sólo seis de esos centros están reservados para mujeres. En los últimos dos años, el gobierno ha trabajado para estandarizar y establecer nuevas normas de tratamiento para las mujeres allí tratadas. Se espera que estas normas sean lanzadas en abril de 2016.

Estos serán los primeros lineamientos especializados en mujeres, según afirma el Dr. Gustavo Castillo Ramírez, director de tratamiento y rehabilitación en el gubernamental Instituto para la Atención y Prevención de las Adicciones (IAPA). Los lineamientos serán probados en los centros para mujeres.

El IAPA regula y supervisa los centros de rehabilitación de drogas en la Ciudad de México. No dirige los centros ni los financia, según explica Castillo Ramírez.

De los 338 centros de rehabilitación en la Ciudad de México, hasta octubre 107 estaban registrados en el IAPA, según datos proporcionados por José Alejandro Juárez Gamero, director de comunicación social del IAPA. De esos, 87 son internados y los restantes 20 son clínicas ambulatorias que atienden emergencias por adicción. No es obligatorio que los centros se registren ante el IAPA.

A través de una serie de programas piloto y sondeos, el IAPA detectó la falta de recursos para mujeres que buscan tratamiento, según explica Castillo Ramírez. Las investigaciones del IAPA también remarcaron las diferencias psicológicas entre hombres y mujeres, lo que motivó el interés por emitir lineamientos por separado.

Nos damos cuenta que las chicas cuando son tratadas de manera diferente, tienen una rehabilitación mucho más sana, consciente y estructurada.

Castillo Ramírez dice que el IAPA ha estado trabajando sobre estos nuevos lineamientos desde 2013, pero no pudo detallar qué se espera que estos lineamientos regulen o establezcan. De todas formas, autoridades de algunos de los seis centros que colaboran con el IAPA en los lineamientos, afirmaron que los mismos incluirían métodos terapéuticos específicos de género, herramientas de empoderamiento y entrenamiento en liderazgo.

Castillo Ramírez advierte que las mujeres con adicciones sufren altos riesgos de estigmatización en la comunidad.

Especialistas que trabajan directamente con mujeres en centros de rehabilitación confirman que éstas enfrentan crecientes obstáculos para acceder y permanecer en tratamiento. En este sentido, añaden que los centros mixtos no cubren esas necesidades.

Antonio Segura González creó la Fundación Jóvenes Tlatilco hace 18 años, tras su propia rehabilitación de drogadicción. Al principio, sólo recibía hombres, pero luego también empezó a incorporar mujeres. En aquel momento, el centro trabajaba únicamente con el programa de Alcohólicos Anónimos.

Pero en 2006, advirtió que el consumo de drogas por parte de las mujeres había sido históricamente ignorado. Vio entonces la necesidad de dividir el centro en dos, por género, porque mantener mezclados los sexos presentaba varios factores de riesgo, incluyendo relaciones amorosas que se daban frecuentemente durante el tratamiento.

Afirma que el IAPA ha capacitado a su personal y le ha dado cursos para entender las necesidades básicas de las mujeres y cómo generar programas de tratamiento que respeten los derechos humanos de las mujeres.

“Casi siempre la rehabilitación es dirigida a los hombres”, dice.

Olga Badillo González concuerda.

Abrió el centro de rehabilitación Crisol Amor y Esperanza después de trabajar en otro centro mixto. Asegura que lo hizo tras haber visto de primera mano la necesidad de apoyar a las mujeres y darles un tratamiento específico.

Las mujeres se sienten incómodas, por ejemplo, dando a conocer sus cosas personales en actividades terapéuticas con hombres en centros mixtos, según señala.

“Esto limita la rehabilitación, dice. “Nos damos cuenta que las chicas cuando son tratadas de manera diferente, tienen una rehabilitación mucho más sana, consciente y estructurada”.

Badillo González afirma que su centro, uno de los seis que participan de la prueba piloto de programas para mujeres, ha recibido capacitación y apoyo por parte del IAPA.

Cecilia Pérez Rodríguez, de 26 años, es directora de La Perla Mexicana, otro de los seis centros que trabaja con el IAPA.

Dice que el centro está buscando la mejor forma de ofrecer tratamiento a las mujeres en una sociedad que, en su opinión, estigmatiza a las mujeres adictas.

Las mujeres enfrentan más estigmatización social cuando se trata de drogas y tratamiento, afirma por su parte Mónica Martínez Arroyo, profesora en el Centro Universitario Incarnate Word, campus Ciudad de México. El solo hecho de ir a un centro de rehabilitación –según dice- es causa de estigmatización, porque las mujeres que buscan tratamiento son juzgadas por abandonar sus roles y obligaciones sociales, como esposas y madres.

Martínez Arroyo actualmente trabaja en una investigación con la Universidad de Stanford sobre tratamiento de drogadictos en poblaciones en condiciones de pobreza.

En su opinión, es riesgoso poner hombres y mujeres en los mismos centros por la posibilidad de abuso físico o sexual. Hay un efecto coercitivo en juego cuando las mujeres están en los centros, según afirma.

El IAPA tiene previsto publicar los lineamientos en abril de 2016.

Entretanto, hay evidencia anecdótica que prueba que los centros exclusivos para mujeres efectivamente funcionan.

Méndez terminó recientemente su tratamiento en la Fundación Jóvenes Tlatilco. Asegura que siente que ahora tiene las herramientas que necesita para estar limpia de drogas.

 

Ivonne Jeannot Laens, GPJ, adaptó este artículo de la versión en inglés.