ATECOXCO, MÉXICO – El cultivo de alfalfa y nopales de Sandra Lima Rivera sobresale como una alfombra verde en medio del suelo árido y pedregoso.
Muchas personas aquí se dedican a la agricultura, pero la lluvia es cada vez más impredecible. Sin embargo, Lima Rivera no tiene que preocuparse por eso. Ella riega sus cultivos con agua de un afluente cercano, gracias a un singular sistema de presas de gaviones, que utiliza enrejados de alambre rellenos de piedras para estabilizar la tierra y permitir que el agua pase para llegar al afluente donde se almacena, dice Luis Domínguez, un ingeniero que supervisó la construcción de las presas.
Las presas, creadas e implementadas por la organización civil Alternativas y Procesos de Participación Social, permiten que los agricultores locales logren cultivar sus cosechas con éxito a pesar de las persistentes sequías.
La organización, conocida como Alternativas, ha creado sistemas de presas en Puebla, Oaxaca y Veracruz, tres estados en el sureste de México. Cada sistema utiliza las singulares condiciones geográficas de la zona para después construir las presas con la participación de la comunidad.
Al aumentar el acceso al agua mientras se crean empleos, Alternativas está regenerando cuencas y comunidades enteras por completo, dice Raúl Hernández Garciadiego, director general de Alternativas.
Desde su fundación en 1988, la program ha creado 11,427 trabajos en 252 localidades de México, según datos proporcionados por la organización.
Ahora, la organización busca servirles de inspiración a los demás; otras organizaciones hídricas mexicanas se encuentran aprendiendo del singular programa y de las estrategias de Alternativas, dirigidas por la comunidad.
Saraí Salazar, colaboradora del Grupo de Estudios Ambientales, una organización civil que ha luchado por terminar con la escasez de agua en las regiones de Centro y Montaña del estado de Guerrero, dice que ha enviado a personas de esas comunidades a capacitarse con Alternativas.
“Muchos compañeros se inspiraron ahí”, dice. “Algunas obras fueron adaptadas y otras replicadas, pero el aprendizaje más importante fue fomentar la participación de los pobladores”.
Pero el éxito de Alternativas debe medirse con el paso de los años, dice Roberto Romero, de la Fundación Gonzalo Río Arronte, la cual ha procurado fondos para Alternativas y otras organizaciones hídricas mexicanas. Romero analiza el impacto de los proyectos hídricos para los cuales la fundación procura fondos.
“Los efectos de un proyecto como este son a muy largo plazo, pero la regeneración de las corrientes en ríos o arroyos cuando no había agua ni parecía haber vegetación cerca, sirve para indicar si el proyecto está funcionando”, dice.
Los habitantes también dicen haber notado algunas señales de progreso.
Alfreda Luna Barragán dice que aunque el sistema funcione para regar los cultivos, no resuelve las necesidades de consumo del hogar. Aun así, ve las obras desde una perspectiva positiva y dice que su éxito es, en gran medida, debido a la colaboración de la comunidad.
“Gracias a Alternativas, estamos construyendo bordos usando nuestros propios medios”, dice. “Muchas personas lo están haciendo porque dicen que sí es beneficioso para sus tierras”.
Terry Aguayo, GPJ, adaptó este artículo de su versión en inglés
Correction: An earlier version of this Spanish language story misidentified the year Alternativas was founded. Global Press Journal regrets the error.