BUENOS AIRES, ARGENTINA — El gimnasio de una escuela local se transforma en Venezuela por unas cuantas horas cuando un grupo de emprendedores se instalan allí. Con pilas de arepas recién asadas, atuendos coloridos y música folclórica sonando continuamente, los vendedores y los asistentes a esta feria le rinden homenaje a Venezuela, un país en la costa norte de Suramérica.
A pesar de la atmósfera festiva, algunos han venido con graves preocupaciones.
La reciente crisis económica de Argentina ha hecho que varios de los venezolanos que están aquí tengan que esforzarse más para enviarles dinero a sus familiares en Venezuela, a pesar de que se mudaron a Argentina con la esperanza de encontrar trabajos bien pagos y acumular riqueza, según dice Mario Vicenzo Pensa, presidente de la Asociación de Venezolanos en la República Argentina. Pensa también es uno de los organizadores de la feria, que se lleva a cabo cada dos meses.
Pensa dejó a sus hermanos, una economía débil e inestabilidad política en 2003 cuando llegó a Buenos Aires, la capital de Argentina.
Para algunos, no poder proveer para sus familias también se ha convertido en una pesada carga emocional, dice.
En una esquina, Pensa les ofrece asesoría a los inmigrantes venezolanos que están lidiando con dificultades económicas, a la vez que junta donaciones de ropa para ellos.
“Ya es mucho más difícil enviar dinero y pensar en comprar el pasaje para la tía, para la abuela, o quien fuere”, explica Pensa. “Va faltando el trabajo también y el dinero que mandamos alcanza para menos comida”.
Con la moneda argentina depreciándose rápidamente y su tasa de inflación aumentando, cada vez a los inmigrantes del país les es más difícil enviar remesas a sus países de origen. Alrededor de 1,8 millones de inmigrantes viven en Argentina, según datos de Unicef de 2013. A pesar de esta dificultad, las autoridades dicen que Argentina sigue siendo uno de los destinos preferidos de muchos inmigrantes. Sin embargo, las organizaciones locales de inmigrantes no están de acuerdo y les están aconsejando a sus compatriotas examinar el ambiente económico antes de decidir establecerse en Argentina.
Desde comienzos del año, el peso argentino ha perdido más del 50 por ciento de su valor. En septiembre, 1 dólar podría comprar unos 40 pesos, más del doble de los 19 pesos que valía en enero.
Según el Fondo Monetario Internacional, la tasa de inflación actual es del 31,8 por ciento, pero algunos economistas dicen que la inflación ha asolado a Argentina por años.
La población trabajadora del país está pagando el precio. Entre 2015 y 2018, el salario mínimo en dólares cayó en un 54 por ciento, según un informe de septiembre de 2018 de la Universidad Nacional de Avellaneda, una universidad pública de Buenos Aires.
Para los inmigrantes senegaleses con trabajos, esto significa dos cosas: ya no pueden enviarles a sus familiares en sus países natales tanto dinero como hace unos años, y su capacidad de ahorro se ha agotado, dice Ndathie Sene, un funcionario del gobierno y miembro de la Asociación De Residentes Senegaleses En Argentina.
“Antes si mandabas 1000 pesos (unos 28 dólares) era algo interesante en Senegal”, dice Sene, quien emigró desde el país de África Occidental en 2007.
Las remesas cumplen un papel muy importante en las familias senegalesas, que suelen usar el dinero para enviar sus hijos a la escuela, o para comprar medicinas, dice Sene y añade que la crisis financiera está haciendo que la gente se vaya del país.
“El senegalés siempre que pueda trabajar y ganar algo de dinero se queda, si no, se va”, dice Sene. “Ahora bajó mucho la cantidad de senegaleses en Argentina porque muchos se están quedando en Brasil”.
Horacio José García, director nacional de Migraciones, admite que la tasa de cambio fluctuante hace que el país sea menos atractivo para aquellos que migran a Argentina para ayudar a sus familias con remesas. Pero García no cree que el ambiente económico actual esté desmotivando la llegada de personas a la Argentina. La libertad de culto y un sistema educativo fuerte son algunas de las cosas que los inmigrantes consideran y anhelan cuando deciden mudarse al país, dice.
“Estamos convencidos de que quienes buscan residir en este territorio es porque ponen en la balanza valores o hechos fácticos más importantes que una circunstancia cambiaria”, dice García.
Vanesa Crespo, una inmigrante venezolana que vino a Argentina en julio, cree que Argentina es una buena opción.
“En Venezuela no podía ayudar a mis padres porque, si les daba a ellos, no me quedaba para mí”, explica Crespo. “Con el tiempo que llevo acá en Argentina los he podido ayudar”.
Crespo dice que les ha enviado 400 pesos (11 dólares) a sus padres en sus primeras tres semanas viviendo en Argentina.
Pero tanto Sene como Pensa insisten en recomendar a los migrantes que, antes de viajar, analicen la economía del país que tienen en la mira.
Pablo Medina Uribe, GPJ, adaptó este artículo de su versión en inglés.