BUENOS AIRES, ARGENTINA — Al llenar una planilla para ingresar a un trabajo en enero, Federico advirtió que en la letra chica al final decía que al firmar, autorizaba a la empresa a hacerle exámenes de VIH y sida.
Federico -quien pidió ser identificado sólo por su nombre para proteger su identidad, dado que es VIH positivo- sacó una foto de la planilla y denunció a la empresa a través de la Fundación Huésped, una organización centrada en la concientización sobre el VIH. Más tarde, compartió la foto con GPJ.
El examen preocupacional de VIH está prohibido en Argentina desde 2015, pero algunas empresas les siguen exigiendo a los candidatos que se lo hagan.
“Que te juzguen por tu salud te hace sentir discriminado”, dice Federico. “A esta altura la enfermedad es un problema no de salud, sino de estigma”.
Activistas contra la discriminación instan a los solicitantes de trabajo a denunciar a las empresas que les piden hacerse estos exámenes.
Desde mayo de 2016, la Fundación Huésped recibió denuncias contra 32 laboratorios y empresas que realizan preocupacionales de VIH, dice Florencia Gadea, responsable de prensa de la fundación.
La página web de la organización permite a la gente completar denuncias anónimas y subir fotos de los requerimientos y políticas de las empresas en relación a los exámenes de VIH.
La fundación refiere luego esas denuncias a la justicia, según explica el director ejecutivo Kurt Frieder.
Hay otras organizaciones que están al acecho de empresas que infringen la ley. La Red Argentina de Jóvenes y Adolescentes Positivos, que atiende consultas de jóvenes de ambos sexos VIH positivos, ha recibido 20 consultas sobre discriminación preocupacional desde agosto de este año, según uno de sus miembros, Nicolás Páez. La red también brinda asesoramiento jurídico, contención y acompañamiento a los denunciantes.
En Argentina, la discriminación contra personas con VIH y sida es común en el ámbito laboral.
Entre 2012 y 2016, el Instituto Nacional Contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), una institución gubernamental que trabaja en la elaboración de políticas nacionales en torno al tema, recibió más de 800 consultas relacionadas a discriminación contra personas con VIH en el ámbito laboral, según Gabriela Amenta, directora en el Instituto.
“La discriminación afecta la personalidad, afecta el carácter, nuestras respuestas y los mecanismos de defensa que la persona tiene para llevar adelante su vida y las relaciones con los demás”, dice Amenta.
Leandro Puig, de 29 años, le contó confidencialmente a su supervisora sobre su diagnóstico VIH positivo, para que entendiera por qué tenía que pedir días libres para hacerse estudios médicos.
“Hablé con ella sobre la confidencialidad. Me dijo que no iba a decir nada”, dice. “Pero le empezó a contar a mis compañeros que yo tenía sida”.
Al final, le pidieron que se cambiara de sección para evitar “situaciones tensas”. Sus compañeros lo trataban diferente. Algunos no lo querían saludar siquiera, según recuerda.
Presentó una denuncia ante el INADI y dejó el trabajo. Cuenta que, cuatro años más tarde, pudo llegar a un arreglo financiero con la empresa.
El INADI trabaja actualmente en un proceso por el cual las empresas pueden obtener una certificación antidiscriminación, para enseñarles más acerca de la discriminación y alentarlas a tomar las medidas preventivas necesarias, según explica Amenta. El instituto espera seguir con este proyecto el año próximo.
Mientras tanto, Puig cree que la solución va de la mano de la concientización.
“Hay que denunciar, porque denunciar es visibilizar el problema, y la visibilización va a llevar a que se termine el estigma”, dice.
Ivonne Jeannot Laens, GPJ, adaptó este artículo de su versión en inglés.