SAN JUAN, PUERTO RICO — Karina Torres nació el día de San Patricio, asociado al trébol de cuatro hojas y la buena fortuna. Sin embargo, considera que nada en su vida ha sido producto de la buena suerte. “Yo creo que nací a las 11:59 p.m., faltando unos segundos, y eso fue lo último que me tocó de suerte”, dice entre risas.
Se crió en el residencial público Santiago Iglesias, en Ponce, al sur de Puerto Rico. Y, antes de cumplir la mayoría de edad, abandonó su casa por la homofobia de su familia. Mientras cursaba la secundaria en la Ponce High School, conoció la Fundación SIDA de Puerto Rico. “Ese era el único lugar donde veía que había gente como yo”, dice. Allí se inició como voluntaria, dando apoyo en lo que necesitara el grupo y montando coreografías de baile para las paradas del orgullo. Fue la primera experiencia que luego la convertiría en activista por los derechos de las personas transgénero.
Torres es una mujer que camina con la cabeza en alto y el rostro firme, utiliza uñas acrílicas y por creencias religiosas siempre lleva en su muñeca izquierda una pulsera con cuencas amarillas y verdes. A los 23 años comenzó su transición: tomó hormonas y se operó en Ecuador. Intentó buscar trabajo en una tienda por departamento, pero no consiguió que la contrataran. “Pasé todas las entrevistas y, cuando fui a firmar el contrato, me negaron el trabajo porque no tenía el nombre cambiado [en el documento de identidad]”, dice. “Salí llorando”.
El proceso de cambiarse el nombre fue solitario: “A mí nadie me acompañó. Nadie me orientó”, dice Torres. “Iba por las calles mirando los letreros que dijeran ‘abogado’. Tuve que discutir y explicar”, cuenta. Aunque no recuerda la cantidad exacta, porque hizo el cambio de nombre hace 22 años, asegura que el costo del proceso sobrepasó los 600 dólares estadounidenses.
Para evitar que otros tuvieran la misma experiencia en soledad, Torres instaló una oficina en su casa en San Juan en 2022. Allí, orienta y asiste económicamente al mes hasta ocho personas trans que no pueden costear el cambio legal de sus nombres. En promedio, el costo de un abogado para este proceso es de 2,000 dólares si se quiere utilizar un servicio privado. A esa cantidad hay que sumarle otros 135 dólares por los aranceles gubernamentales, conocidos como “sellos” que se exigen para el proceso.
Dirigido por Torres, The Euphoria Project ayuda a las personas trans que de otro modo no podrían cambiar sus nombres. Se acercan a ella motivadas por la premisa de que este cambio legal refuerce y honre sus identidades e impulse a otras personas a respetarlas. Al dar ese paso, consiguen validación y evitan la disforia de género, esa profunda incomodidad y aflicción que ocurre cuando el sexo biológico no coincide con la identidad.
The Euphoria Project había sido ideado por Alexander Milán Santiago Cordero, un hombre trans, en 2018 y Torres le ayudaba. Santiago Cordero confeccionaba ropa interior especial para personas trans y ella asistía con los servicios de cambio de nombre. Después de la muerte de Santiago Cordero en septiembre de 2022, Torres decidió continuar el proyecto solo con este último servicio. Desde entonces, lo ha mantenido como un homenaje póstumo a Santiago Cordero. “En paz descanse”, dice cada vez que menciona su nombre.
Sobre el escritorio de la pequeña oficina de The Euphoria Project están los papeles que Torres entrega a quienes desean realizar el cambio de nombre: una lista de verificación con todos los documentos que se necesitan y otra con las direcciones de las oficinas que hay que visitar.
Actualmente, The Euphoria Project se hace cargo del pago de dos de los seis sellos gubernamentales: uno de 78 dólares para presentar el formulario de petición y otro de 5 para solicitar el certificado de nacimiento original. El proyecto se mantiene por becas privadas que en ocasiones le permiten cubrir otros sellos adicionales. “Tengo que estar beca tras beca…”, explica Torres sobre cómo consigue los fondos.
Respecto al costo de asesoría legal, Torres hace también el contacto con la Comisión de Derechos Civiles, una entidad nombrada por el gobernador de Puerto Rico con el consentimiento del Senado para gestionar ante las autoridades gubernamentales la protección de los derechos humanos. Esta comisión colabora para que la asistencia legal sea gratuita para quienes deseen utilizar sus servicios.
Si es necesario, Torres acompaña a las personas a las oficinas o les entrega a la mano los documentos. “Karina fue a mi casa y me llevó los papeles y los sellos, porque yo no pude llegar hasta su casa”, narra Michelle Sánchez, quien fuera beneficiaria de The Euphoria Project y no cuenta con un medio de transporte propio. Sánchez cambió su nombre legalmente porque en su trabajo se negaban a llamarla Michelle debido a que no era el nombre que aparecía en el contrato. “Si Karina no existiera, me hubieran llamado por mi nombre muerto, no tuviera un valor ante la sociedad”, dice en referencia al nombre que le pusieron al nacer, pero con el que no se identificaba.
Hay días en los que Torres pasa las 24 horas fuera de su casa. Se levanta a las 5:15 a.m. para ir a su trabajo como asesora de salud, donde provee pruebas de VIH en el programa VIDA -de asistencia sanitaria- del Municipio de San Juan. Al salir, dedica su tarde a los pendientes de The Euphoria Project y a otros proyectos sin fines de lucro en los que también está involucrada, como FLUX Puerto Rico, que busca dar a conocer a la comunidad trans y no binaria a través de actividades y la creación de espacios seguros e iniciativas innovadoras de promoción.
Las noches de Torres, sobre todo en el fin de semana, se llenan de maquillaje y música porque se presenta como drag queen en diferentes clubes. De esos eventos llega en la madrugada. Le cuesta decir que no. “Por más que diga que voy a tomar un mes para mí, siempre termino haciendo de todo, aunque termino esbaratá”, dice en referencia a que culmina sus días agotada.
Tatiana Soto, enfermera de profesión y amiga de Torres desde su juventud, la describe como una mujer “fuerte y luchona”. Soto solicitó los servicios de The Euphoria Project a sus 48 años. “Karina me dio los sellos, sacamos todos los documentos, me llenó la solicitud y las autorizaciones y lo logramos”, recuerda.
Cuando Leodalys Marie Carmichael quiso cambiar su nombre, también recurrió a Torres. “Ella te explica todo desde el principio hasta el final sobre cómo van a ser las cosas. Me sentí acompañada”, dice Carmichael. Sin embargo, Torres no solo la ayudó con su nombre. Con la voz entrecortada y los ojos llorosos, Carmichael cuenta: “Karina ha sido mi ángel guardián. En donde estaba trabajando, una persona me agredió y ella me recogió casi muriéndome y me llevó al hospital”.
Torres sueña con ampliar los beneficios de The Euphoria Project para cubrir todos los sellos que se necesitan para el cambio de nombre y tener una mesa informativa para eventos y ferias de salud para que más personas puedan afianzar su identidad de forma accesible. “Ser trans es ser humana y ese es mi enfoque”, dice Torres sobre su trabajo. Al regresar a su casa después de un largo día, la recibe Sky, la perra de Santiago Cordero. Torres se acerca a su altar donde pide a sus deidades por ella y por los suyos. Aunque ella dice que nada de lo que ha conseguido ha sido por suerte, muchas personas dicen que han tenido la suerte de tenerla en sus vidas.
El proceso para cambiar legalmente el nombre requiere contar con los siguientes documentos. No importa el orden en que se soliciten, solo que todas las certificaciones de deudas sean negativas. Se deben entregar dos juegos de copias. Uno para presentar al Tribunal de Primera Instancia y el otro, para la Oficina de Fiscalía de la región judicial cercana al domicilio.
- Certificado de nacimiento original
- Copia de identificación con foto (puede ser una expedida por Puerto Rico, un pasaporte o una identificación de una entidad de gobierno extranjero)
- Certificado de antecedentes penales en Puerto Rico y en las otras jurisdicciones donde haya residido la persona
- Certificación negativa de deuda de ASUME (Administración para el Sustento de Menores)
- Certificación negativa de deuda del CRIM (Centro de Recaudación de Ingresos Municipales)
- Certificación negativa de deuda con el Departamento de Hacienda
- Certificación de radicación de las planillas de impuestos
- Fotografía con fondo blanco
- Sellos gubernamentales
Una vez que se tienen todos los documentos, se visita a la Comisión de Derechos Civiles u a otro abogado o abogada para hacer una declaración jurada y completar el formulario de Petición de Cambio de Nombre o Apellido (OAT 1896).
Luego, las personas deben llevar todos los documentos al Tribunal de Primera Instancia más cercano a su domicilio.
El tiempo para recibir la resolución firmada por el juez o la jueza dependerá de su carga de trabajo, de si necesita más información o de si solicitan vistas (audiencias). The Euphoria Project ha tenido casos que han tardado entre una semana y tres meses.
Tan pronto es aprobada la petición de cambio de nombre, se le notifica por correo electrónico a la persona solicitante. Con la resolución firmada, la persona debe a su vez gestionar el cambio en el certificado de nacimiento, en el seguro social (se necesitará copia de la tarjeta del seguro social) y en la licencia de conducir o en su identificación personal (real ID). Para ello, se debe concurrir a las oficinas correspondientes.
Gabriela Meléndez Rivera es reportera asociada de Global Press Journal con base en Vega Baja, Puerto Rico.