CHIAPAS, MÉXICO — Cuando Thomas Chiu Palomeque vio en las redes sociales que había desabasto de testosterona para terapia de reemplazo hormonal en la Ciudad de México, rezó para que no pasara lo mismo en su estado natal, Chiapas. Chiu Palomeque, quien vive en el municipio de San Cristóbal de Las Casas, recientemente había comenzado a tomar testosterona para facilitar la transición del sexo femenino, sexo que le fue asignado al nacer, al masculino.
“Un día les escribí a todos los chicos que ya no había hormonas en la farmacia del centro y les digo: ‘Voy a ir a ver al otro y así de, ay, aquí sí, ay, vengan a abastecerse, ¿no?'”, dice.
Pero eventualmente, sucedió lo que Chiu Palomeque temía, y se quedó sin medicamento de testosterona. La primera vez que no se puso una dosis, le regresó la menstruación. Era un flujo más abundante y doloroso que antes de que comenzara la terapia de reemplazo hormonal.
“Es como si te estuvieran metiendo cuchillos en el vientre”, dice Chiu Palomeque.
La testosterona de bajo costo, que es usada por hombres trans y transmasculinidades como terapia de reemplazo hormonal, ha escaseado desde 2020, y esto ha obligado a pacientes de todo México a gastar más dinero o a suspender la terapia. Según el colectivo Cero Desabasto, un grupo de convergencia de organizaciones de pacientes y personal médico que monitorea la escasez de medicamentos, pacientes de todo el país han advertido sobre la escasez de enantato de testosterona de 250 miligramos, impactando a las personas trans que lo reciben o pueden recibir de manera gratuita en hospitales públicos y para quienes deciden comprarlo por su cuenta debido a que es el más barato.
La escasez de testosterona revierte los avances físicos y fisiológicos que los hombres trans y transmasculinidades han logrado en su terapia. Entre estos están el desarrollo de las mamas, la eliminación del ciclo menstrual, el engrosamiento de voz y el crecimiento de vello facial y corporal.
Existen cuatro medicamentos, Sostenon 250, Lowtiyel, Nebido y Primoteston Depot, autorizados para venta en el país. Los medicamentos se producen principalmente para tratar el hipogonadismo masculino, la baja o nula producción de testosterona que ocurre solo en hombres cis, y no están necesariamente destinados a la terapia de reemplazo hormonal, aunque están autorizados para ese propósito.
La escasez de Primoteston Depot, el medicamento más económico, se debe en gran medida a las disrupciones en la cadena de suministro derivadas de la pandemia de coronavirus. En un comunicado de julio de 2022, Bayer, el fabricante de Primoteston Depot, dijo que las interrupciones habían reducido la capacidad de la compañía para abastecer el medicamento no solo en México sino en América Latina y en todo el mundo.
La Dra. Daniela Muñoz Jiménez, doctora y fundadora de Trans Salud, una organización de salud comunitaria que atiende a personas trans, señala que suspender el uso de testosterona en personas que se han sometido a una histerooforectomía, histerectomía u ovariectomía, que implican la extirpación del útero y/o de los ovarios, es muy diferente a detenerla cuando se tienen ovarios y útero.
“Se vuelve catastrófico”, afirma Muñoz Jiménez.
Muñoz Jiménez dice que la interrupción de la terapia hormonal en alguien que tiene ovarios puede provocar problemas de salud psicoemocional tan graves que llevan a algunos pacientes a tomar medidas desesperadas como comprar testosterona falsa. Agrega que, incluso para quienes ya no tienen útero ni ovarios, suspender el uso de hormonas puede ocasionar problemas a nivel metabólico porque el riesgo de descalcificación, la pérdida de calcio en los huesos, es altísimo.
“Sería como adelantar una andropausia o adelantar una menopausia”, dice Muñoz Jiménez.
Para Muñoz Jiménez, esto hace que un componente importante de la salud humana, la felicidad y plenitud, se desmorone.
Si no se inyecta testosterona según lo programado, pueden ocurrir alteraciones drásticas en el colesterol, los triglicéridos, la presión arterial y la glucosa en cuestión de días, dice Yusett Zárate Vidal, psicoterapeuta de Tuxtla Gutiérrez, la capital de Chiapas.
La posibilidad de reiniciar la menstruación ha sido aterradora para Sony Rangel, quien junto a otros dos activistas fundó Transmasculinidades MX, un grupo que ofrece servicios de apoyo a personas que están en el proceso de transición. A Rangel le aterra la posibilidad de que le regrese la menstruación por la desagradable sensación que le provoca ver sangre, incluso la de una pequeña cortada.
“En algún momento yo también voy a estar ahí y, si te soy muy sincero, me aterra”, comenta Rangel.
Rangel dice que algunos hombres trans buscan terapia hormonal con testosterona para aliviar la disforia y ayudar a formar una imagen más acorde con su identidad. Otros optan por cirugías para extirpar el tejido mamario, el útero o los ovarios. Debido a que la identidad de género es independiente de la orientación sexual, dice Rangel, un hombre trans puede ser heterosexual, homosexual, bisexual o pansexual, entre otros. Algunas personas asignadas como mujeres al nacer tampoco se identifican como hombres y, sin embargo, se identifican como personas trans con masculinidad predominante; el término “transmasculinidad” abarca experiencias binarias y no binarias.
En julio de 2022, Transmasculinidades MX comenzó un diálogo con la Secretaría de Salud de la Ciudad de México para encontrar soluciones al problema de desabasto. Se unieron a otro grupo activista, La Jauría Trans, y enviaron una carta a la directora de la Clínica Especializada Condesa, una clínica pública que ofrece servicios de salud y medicamentos gratuitos, incluida la testosterona, a personas trans en la Ciudad de México. En la carta, describieron las consecuencias y los riesgos que la escasez de testosterona representa para las personas trans. La directora de Condesa se reunió con Transmasculinidades MX en julio para informarles que la clínica había obtenido 1500 dosis de testosterona, lo que garantizaría tratamientos durante al menos un mes.
La última reunión entre Transmasculinidades MX y el personal médico de la Clínica Condesa se llevó a cabo en agosto y también contó con la presencia de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, una dependencia de gobierno que supervisa la aprobación de los permisos para la comercialización de medicamentos en México y alertas sobre medicamentos falsificados. En esa reunión, la dependencia lanzó una campaña para advertir sobre la testosterona falsa.
“Estoy muy asustado, pero también estoy muy comprometido en encontrar alternativas que nos ayuden a todos, no solo a mí”, explica Rangel.
Mientras Transmasculinidades MX mantiene un diálogo activo con la Secretaría de Salud de la Ciudad de México para resolver definitivamente el desabasto, también se están organizando para que, junto con el apoyo psicoemocional profesional, puedan ofrecer paliativos en los períodos en que se suspenden la terapia hormonal o cuando se revierten los avances, dice Rangel. Una de las medidas es el ejercicio físico. A través de rutinas de ejercicios por internet, un entrenador especializado en personas trans trabaja con cada persona en su disforia y dismorfia. Otra medida es un directorio de asociaciones civiles a nivel nacional, que incluye grupos de pares que brindan apoyo y comunicación activa.
Global Press Journal contactó a la Clínica Especializada Condesa y a la Secretaría de Salud para pedir comentarios pero no recibió respuesta.
Los medicamentos a base de testosterona también son muy caros. El más económico, Primoteston Depot, puede costar hasta 189 pesos (alrededor de $10) al mes, y Nebido hasta 2000 pesos ($103) al mes, dice Rangel. Él no tiene seguro médico, pero recibe tratamiento gratis en Condesa. Con frecuencia, el tratamiento es incosteable porque garantizar un ingreso fijo o un empleo formal es un desafío entre la población trans en México. Desde una edad muy temprana, las personas de la comunidad trans a menudo corren un mayor riesgo de dejar la escuela debido a la violencia, el estigma y la carencia de vivienda. En comparación con las mujeres trans, los hombres trans y las transmasculinidades suelen tener niveles de educación más bajos porque, por lo general, las mujeres trans comienzan su transición a una edad más avanzada, dice Rangel.
Chiu Palomeque y Zárate Vidal, el psicoterapeuta, no tienen seguro social, por lo que compran sus medicamentos en farmacias. Pero la escasez ha generado costos más altos porque han tenido que cambiar a opciones más caras. Zárate Vidal dice que antes le costaba 150 pesos (alrededor de $7.75) por dosis, pero cuando esa marca dejó de estar disponible, cambió a una que cuesta 600 pesos (alrededor de $31).
“Y he sabido de muchos amigos que lo que hacen es suspender la testo porque no tienen solvencia económica. De hecho, aquí en Tuxtla no conseguí, en San Cristóbal tampoco; le hablé a una prima que vive en Huixtla [otro municipio de Chiapas] y le dije, ‘Búscame’, y las compró”, añade Zárate Vidal.
Chiu Palomeque sigue lidiando con las consecuencias del desabasto. Constantemente le preocupa la posibilidad de volver a comprar toallas sanitarias cada mes. Como ha pasado tanto tiempo desde que tuvo una menstruación, se ha vuelto más difícil de predecir, y eso lo pone ansioso. Se esfuerza por descubrir cómo abastecerse del medicamento que necesita para lograr su verdadera identidad.
“Es buscar lo más barato, pero pues puede ser lo más riesgoso”, dice Chiu Palomeque.
Marissa Revilla y Mar García son reporteras de Global Press Journal establecidas en México.
NOTA SOBRE LA TRADUCCIÓN
Aída Carrazco, GPJ, adaptó este artículo de su versión en inglés.