SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, MÉXICO — “Nadie quiere sentir cómo pasan los carros zumbándoles los oídos”, asegura Ángel Joziel Román, un activista de 27 años, mientras ensambla con habilidad su handbike, un aditamento que convierte su silla de ruedas en un triciclo motorizado y le permite desplazarse de manera autónoma por San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, en el sureste de México.
Desde que llegó a esta ciudad en 2014, cuando tenía 17 años, la vida de Román se complicó. Originario de la ciudad de Delicias, Chihuahua, estaba acostumbrado a moverse en espacios amplios y accesibles para personas con discapacidad motriz; sin embargo, en su nueva localidad, la falta de infraestructura y la arquitectura tradicional, con escaleras, banquetas altas y calles estrechas, dificultaron su movilidad.
“Al llegar me enfrenté con una concepción distinta sobre la discapacidad. Acá es el ‘pobrecito’, el ‘no capaz’”, cuenta. “Si sumas la falta de infraestructura adaptada para las personas con discapacidad, yo no tenía las condiciones de desarrollo y vida autónoma e independiente”.
Sin infraestructura para circular, al principio se vio obligado a movilizarse abajo de la acera, en el espacio que queda entre los automóviles estacionados y los que se encuentran en movimiento. La experiencia lo impulsó a transformar San Cristóbal de Las Casas en una ciudad más incluyente, donde todas las personas puedan transitar de manera libre y autónoma. Sus esfuerzos han generado cambios físicos en algunos lugares de la ciudad, como el Centro Cultural Carlos Jurado, un espacio público, y la plazuela del parque de la Iglesia de La Merced, donde impulsó la instalación de juegos incluyentes para infancias con discapacidad motriz; además, han visibilizado a las personas con discapacidad, y a sus familias, en su localidad.
La lucha por un futuro accesible para todas las personas
Román nació con una discapacidad motriz que le impide controlar la parte inferior de su cuerpo, por lo que utiliza una silla de ruedas desde los 2 años. En su experiencia, dice, las sociedades pocas veces planifican y construyen sus hogares, oficinas o espacios públicos pensando en el futuro o con una mirada de inclusión.
“Todos seremos mayores, y muy probablemente muchos posean algún tipo de discapacidad en el futuro. La pregunta es, ¿qué están haciendo ahora para que ese futuro sea accesible y en alguna medida autónomo y funcional?”, dice Román, quien invita constantemente a las personas a concientizarse sobre la importancia de tener espacios incluyentes.
En México, existen casi 6.2 millones de personas (4.9% de la población) con algún tipo de discapacidad, según el Censo de Población y Vivienda 2020. El conteo reveló que al menos 48% del total de personas de este grupo poseen discapacidad motriz, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, órgano autónomo encargado de captar y difundir información sobre el país.
Román colabora con algunas instalaciones para promover la accesibilidad. Una de ellas es el Centro Cultural Carlos Jurado, un espacio gestionado por el Consejo Estatal para las Culturas y las Artes de Chiapas, la agencia gubernamental encargada de la difusión, preservación y promoción cultural en la entidad.
“Ángel se me acercó y me dijo que podía asesorarnos para construir una buena y funcional rampa para la entrada del centro”, relata Marco Girón, director del espacio. “Casi sin pensarlo, le respondí, ‘Hagámoslo’”.
Tras hacer gestiones, la construcción se realizó.
“Gracias a Ángel tenemos la primera rampa con las medidas e inclinación adecuadas en la ciudad”, dice Girón.
En diciembre de 2023, Román también inauguró el parque infantil inclusivo La Merced, en el centro de San Cristóbal de Las Casas, donde infancias que usan silla de ruedas tienen acceso a columpios y pasamanos. El espacio se ubica en la plazuela del parque de la Iglesia de La Merced, el primer convento e iglesia de la localidad.
Fomentar la autonomía de quienes viven con discapacidad
Román ha emprendido distintos proyectos sociales para permitir que otras personas con discapacidad tengan acceso a una vida independiente y autónoma.
Homer Sevilla, quien vive con discapacidad tras perder una pierna en un accidente, ha sido su aliado en el proceso. Recuerda que desde que se conocieron en 2019, los unió el deseo de ayudar a otras personas; por ello, comenzaron a planificar colectas para la compra de handbikes que facilitaran el desplazamiento de sillas de ruedas por la ciudad.
“Tuvimos muy buena respuesta, fue un éxito, y ahí nos dimos cuenta de que no podíamos detenernos y debíamos seguir trabajando por nuestra inclusión y la de otras personas con discapacidad”, afirma Sevilla.
Román y Sevilla organizaron de manera voluntaria campamentos para el manejo de sillas activas, modelos con una estructura ligera que permite a quienes las conducen, hacerlo sin ayuda. Tuvieron el patrocinio de la asociación especializada en la inclusión de personas con discapacidad motriz Vida Independiente México.
A través de estas actividades, Román ha impulsado la autonomía de más personas.
“Todo el tiempo estaba detrás de mi hijo, yo quería hacer todo por él”, dice Ángel Zúñiga, padre de Gael Zúñiga Espinosa, un niño de 10 años que tiene una discapacidad motriz de nacimiento. “Ángel me dijo, ‘Tienes que dejarlo ser, dejarlo que se mueva solo, que vaya para donde él quiera. Tiene que ser independiente’”.
Gael, quien ha asistido a dos campamentos organizados por Román en la ciudad de San Cristóbal de Las Casas, reconoce que tiene más independencia que antes. Ahora puede desplazarse solo, recorrer el trayecto de su casa a la escuela solo y jugar con sus amigos. Incluso, ha pedido a sus padres que lo lleven a clases de atletismo.
“Yo quiero correr con mi silla de ruedas”, asegura.
El trabajo de Román por la inclusión de las personas con discapacidad motriz lo ha convertido en un referente en su comunidad. En 2022, recibió el Premio Estatal de la Juventud, un reconocimiento otorgado por el gobierno de Chiapas a personas de entre 12 y 29 años con una trayectoria y logros destacables en distintos campos.
“Nunca imaginé el impacto que tendría Ángel en la vida de otras personas”, comenta su madre, Sonia Ruth Cuéllar. “Me siento muy orgullosa de verlo organizar campamentos, de compartir tips sobre el manejo de sillas, de gestionar las sillas que serán entregadas, de que sea una persona comprometida con su vida y con la vida de los demás”.
Román, por el contrario, no suele enfocarse en los logros que ha tenido, sino en el camino que falta por recorrer.
“Siempre hay pendientes, siempre hay algo nuevo que hacer en pro de la inclusión de las personas con discapacidad”, asegura.
Adriana Alcázar González es una reportera de Global Press Journal con sede en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México.