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Habitantes de Chilpancingo pagan el agua, pero dependen de la lluvia

Los sistemas de captación de agua pluvial se vuelven cada vez más comunes en Chilpancingo, donde el crecimiento urbano obstaculiza la provisión confiable de agua.

Crisis de agua: Parte 2. Lea la Parte 1

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Residents Pay Water Bill — but Rely on Rain

AVIGAÍ SILVA, GPJ MÉXICO

Jesús Villafaña Marcos instaló un sistema de captación de lluvia para complementar el agua que su familia tiene que comprarles a las pipas particulares.

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CHILPANCINGO DE LOS BRAVO, MÉXICO — Jesús Villafaña Marcos muestra el sistema de captación de lluvia que instaló con un pedazo de acero galvanizado, un cono de tráfico, una antena de disco y una botella de plástico.

“Lo que el rico tira, el pobre lo atesora”, dice.

Los sistemas de captación de lluvia cuelgan de muchas casas de la periferia de Chilpancingo de los Bravo, ciudad al pie de los cerros en el estado sudoccidental de Guerrero. Son, como los describe Villafaña, un “tesoro” para su hogar y otros más en la colonia Nueva Esperanza.

Sin embargo, su rol está cambiando con las crecientes sequías, el desordenado desarrollo urbano y la falta de servicio confiable por parte del gobierno. En ciudades como Chilpancingo se están usando los colectores de agua pluvial para asegurar en los hogares el acceso constante al agua.

Cuando no usa el agua de lluvia que ella misma colecta, la gente de Nueva Esperanza se ve obligada a comprar agua de las pipas (camiones tanque) propiedad de particulares. Esto representa un gasto importante para muchas familias del estado en el que cerca del 70% de la población vive por debajo de la línea de pobreza federal, según un informe de 2018 del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL).

Los sistemas de captación de lluvia no son novedad. Durante más de 5,000 años, los hogares y las comunidades han recolectado agua para todo, desde sus necesidades domésticas hasta la irrigación de cultivos. Se calcula que 100 millones de personas alrededor del mundo, principalmente en zonas rurales, dependen total o parcialmente de estos sistemas.

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AVIGAÍ SILVA, GPJ MÉXICO

Teodomiro Lara González muestra su cuenta de la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado de Chilpancingo. No ha recibido servicio público de agua en varios meses.

La falta de agua potable en Chilpancingo ha empeorado en los últimos 10 años, dice Uriel Winston Cabrera Tena, biólogo y ambientalista. Según el informe de 2018 de la Comisión Nacional del Agua, “Estadísticas del Agua en México”, en 2017 la precipitación anual en Guerrero fue menor al promedio anual de precipitación entre los años 1981 a 2010.

Sin embargo, la falta de agua no solo resulta de causas naturales, dice Cabrera, quien explica que la deforestación y tala ilegal contribuyen a la devastación de áreas cerca de las tres reservas de agua subterránea que atienden a Chilpancingo. En los últimos años, muchos hogares han recurrido a los sistemas de captación de lluvia y a las pipas de particulares, ya que el servicio de agua no ha sido confiable y en ocasiones ni siquiera existe.

Teodomiro Lara González es un capitán retirado del ejército mexicano que vive en Las Palmas, otra colonia en Chilpancingo. Dice que no ha tenido servicio de agua durante meses a pesar de estar al corriente con sus pagos. Él no es el único. En los últimos años, las y los habitantes de Chilpancingo han bloqueado las calles y organizado protestas para exigir el servicio y llamar la atención sobre la escasez indicando que en 2012, México declaró el agua un derecho ciudadano constitucional.

Una de las causas de la irregularidad en el servicio es la deuda de más de 70 millones de pesos ($3.5 millones) pendiente con la Comisión Federal de Electricidad, que provee la energía para distribuir el agua, dice Carlos Balbuena Schiaffini, director de la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado de Chilpancingo al momento de la entrevista. La comisión es el organismo gubernamental responsable del manejo del suministro de agua en la ciudad. En diciembre de 2021, el gobierno municipal pagó 5 millones de pesos ($249,000) de esa deuda en un intento por mejorar el servicio. Balbuena añade que la irregularidad en el servicio de agua también se debe en parte a que con el crecimiento de la ciudad, el servicio se ha sobre extendido hacia colonias nuevas.

“Lo que el rico tira, el pobre lo atesora”.

Balbuena dice que, independientemente de que la población reciba o no el servicio de agua, el cobro de una cuota mensual de 90 pesos ($4.48) se hace de acuerdo con la Ley Nacional del Agua, la ley constitucional que regula el uso, la distribución y la preservación del agua. Esta cuota permite mantener el sistema de distribución.

El gobierno local ha ofrecido pipas de agua gratis a algunas colonias cuando estas no reciben el servicio. Pero Humberto Sánchez Calvo, presidente del comité de desarrollo de la colonia Bella Vista en Chilpancingo, dice que con frecuencia esto no ha sido suficiente.

Para mitigar el elevado costo de comprar agua de las pipas, Lara ha utilizado un sistema de captación de lluvia durante 30 años. Adaptó un diseño que vio en otros estados cuando estuvo en el ejército. “Este año que la sequía estuvo cruel no tuvimos necesidad de comprar pipas”, dice Lara, refiriéndose a la sequía de 2021.

Otras familias no son tan afortunadas. Quizá cuenten con sistemas de captación, pero no con cisternas o tanques para guardar el agua de lluvia.

Durante el tiempo de secas, Maricela de la Cruz, habitante de Nueva Esperanza, compra agua de las pipas que cuesta entre 120 y 140 pesos ($6 y $7) por 1,200 litros de agua. Esto representa un gasto considerable para ella, cuyo ingreso mensual de su pequeña tienda de abarrotes y el apoyo ocasional de su familia asciende a 3,000 pesos ($149).

“Reutilizamos el agua de la ropa para el baño y la de los trastes para rociar la calle porque se levanta mucho polvo”, dice de la Cruz.

Balbuena dice que la manera más importante de enfrentar la escasez de agua es que la gente siga el ejemplo de de la Cruz y reutilice el agua en todo lo posible.

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AVIGAÍ SILVA, GPJ MÉXICO

Un rústico sistema de captación de lluvia cuelga en la casa de Florencia Lorencito, quien depende de la colección de lluvia como fuente constante de agua en Zitlala, una ciudad del estado de Guerrero.

Roel Ayala Mata, meteorólogo y director de monitoreo y análisis de riesgos en la Secretaría de Protección Civil en Guerrero, dice que los sistemas de captación de agua pluvial podrían constituir una solución sustentable a la falta de agua.

Ayala dice que además de los sistemas individuales de captación de lluvia, el gobierno podría establecer áreas para captar aguas pluviales, construir trincheras de infiltración en las laderas de las montañas para coadyuvar a la reforestación, y ayudar a rellenar las reservas de agua subterránea.

La comisión no tiene planes inmediatos para introducir un sistema de captación de lluvia a nivel municipal, dice Balbuena.

Ayala ha impartido en Guerrero talleres privados y públicos, tanto presenciales como en línea, sobre sistemas de captación de lluvia. Dice que se pueden construir sistemas con todo, desde tubería de PVC y acero galvanizado, hasta los materiales reciclables como el bambú o las cubetas de plástico.

“Se trata de aprovechar lo que se tenga”, dice Ayala. “Hay una crisis de humanos porque hemos perdido esa capacidad de convivir con la naturaleza y hemos estado abusando de ella.”

Avigaí Silva es reportera de Global Press Journal, radicada en el estado mexicano de Guerrero.


NOTA SOBRE LA TRADUCCIÓN

Martha Macías, GPJ, adaptó este artículo de su versión en inglés.

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