Guatemala

En Guatemala, el sexo aún es un tema tabú entre padres e hijos, mientras se disparan los embarazos adolescentes

El acceso a los anticonceptivos es limitado en las áreas rurales de Guatemala, donde persiste los estereotipos de las madres jóvenes. Cuando estas madres adolescentes abandonan la escuela, generalmente perpetúan el ciclo de la pobreza.

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In Guatemala, Talk About Sex Still Taboo  for Parents, Kids as Teen Pregnancies Soar

Norma Baján Balán, GPJ Guatemala

Elena Lopic Bocel quedó embarazada a los 14 años. Ahora, un año más tarde, tuvo que abandonar sus estudios para trabajar y cuidar al recién nacido. Dice que espera poder volver a la escuela.

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CONCEPCIÓN, GUATEMALA ─ Elena Lopic Bocel, de 15 años, se seca las lágrimas con las mangas de su suéter. Hace fuerza para dejar de llorar, mientras recuerda lo que le dijo su familia cuando quedó embarazada.

“Me aconsejaron que abortara y no quise hacerlo”, dice. “Me dijeron que podía regalar al bebé después de que naciera y eso era algo que yo no quería hacer. El bebé no tenía la culpa”.

Cuenta que, dos años antes, su madre le había advertido que no se acercara a los hombres para evitar quedar embarazada. Y que la mamá se enojó cuando se enteró de que andaba de novio. “Cuando mi mamá supo que andaba con él, me pego fuertemente”, dice.

Elena, que vive en Concepción, un municipio del departamento de Sololá, sudoeste del país, quedó embarazada a los 14 años, en enero de 2015, tras 18 meses de noviazgo. Explica que no usaron anticonceptivos.

“Ahora me arrepiento, pero no puedo hacer nada”, dice.

En nuestros tiempos, no salíamos a la calle solas con hombres; nosotras nos casábamos según el esposo que nuestros padres escogían para nosotras. Ahora los jóvenes tienen más libertad, y mire pues lo que sucede“.

Guatemala ha registrado un aumento de más de 50 por ciento en las tasas de embarazo de niñas y jóvenes de entre 10 y 19 años entre enero de 2010 y agosto de 2015, según el Observatorio en Salud Reproductiva, una organización nacional que monitorea la implementación de las medidas de salud reproductiva. Enero de 2010 es la fecha a partir de la cual las autoridades guatemaltecas comenzaron a registrar todos los nacimientos, según expertos.

En los primeros ocho meses de 2015, 68.829 mujeres y niñas de entre 10 y 19 años estaban embarazadas, según el observatorio.

De unos 16 millones de mujeres de entre 15 y 19 años, cerca de 1 millón da a luz por año, según la Organización Mundial de la Salud. Los partos de mujeres de entre 15 y 19 años representan el 11 por ciento del total de nacimientos en el mundo. Los partos de adolescentes representan el 18 por ciento del total en Latinoamérica y el Caribe.

Las autoridades guatemaltecas no sabían con exactitud cuántas adolescentes quedaban embarazadas hasta hace cinco años, según explica Nydia Valeska Castillo Rivera, médica del Centro de Atención Permanente, un centro de salud gubernamental en el municipio de Panajachel, departamento de Sololá. Añade que el tener mejores registros fue parte de un esfuerzo de Guatemala por cumplir con los Objetivos de Desarrollo del Milenio, metas que la ONU estableció en 2000 para atender distintos temas, incluyendo la salud materna y el acceso a la salud reproductiva.

Josefa Bocel Samines, la madre de Elena, dice que habló con su hija sobre la abstinencia. Le recomendó que no se acercara a los hombres a partir de que empezó a menstruar. Dice que ése fue el consejo que a su vez su madre le había dado a ella.

“En nuestros tiempos, no salíamos a la calle solas con hombres; nosotras nos casábamos según el esposo que nuestros padres escogían para nosotras,” dice. “Ahora, los jóvenes tienen más libertad, y mire pues lo que sucede“.

Muchos padres no están abiertos a hablar con sus hijos sobre sexo o en general, por sus valores tradicionales, según explica Leonardo Buch Martin, director de una escuela primara y vicedirector de una escuela secundaria en Panajachel.

Ahora veo el futuro muy diferente. Yo estaba estudiando y me imaginaba graduada del colegio con mi título en la mano. Ahora todo ha cambiado”.

Buch Martin relata que ha experimentado mucha resistencia por parte de padres cuando sus escuelas trataron de implementar programas de educación sexual, a pesar de que esos programas son parte de los requisitos curriculares en las escuelas.

“Algunos padres sí agradecen que nosotros demos estos temas”, dice. “Sin embargo hay otros que se ofenden por ser un tema tabú”.

Buch Martin cuenta que los padres argumentan que hablar de sexo a adolescentes despierta su curiosidad sobre el tema y podría invitarlos a experimentar.

Elena dice que ella quería hablar con algún adulto sobre sexo tras su primera experiencia, pero que no tenía con quién hacerlo. A pesar de que aprendía sobre sexo en la escuela, sus maestros no estaban disponibles para hablar en privado.

“Los maestros tienen muchos alumnos y están siempre corriendo”, dice. “Si tenemos dudas, nos da vergüenza preguntar en clase”.

Mike Estuardo González García, de 22 años, dice que aprendió sobre preservativos y otros métodos de planificación familiar en la escuela. Pero agrega que no ha usado protección desde que comenzó a tener relaciones sexuales, hace seis años.

“A mí me da vergüenza entrar al centro de salud y pedir métodos”, dice.

Algunos padres sí agradecen que nosotros demos estos temas. Sin embargo hay otros que se ofenden por ser un tema tabú”.

González García también podría comprar preservativos en las farmacias, pero cuenta que le da igualmente vergüenza hacerlo. Y hay otro problema: dice que no puede comprarlos, porque un paquete de tres cuesta en promedio 20 quetzales (2,60 dólares), mientras que su salario mensual es de 1.000 quetzales (131 dólares).

Castillo Rivera explica que los menores de 18 años pueden recibir gratuitamente métodos para control de la natalidad en el centro de salud, pero que hay otra condición para ello: deben estar acompañados por un adulto –padre o madre- para evitar que se piense que un maestro o cualquier otro mayor está incitando a los estudiantes a tener sexo.

Las madres jóvenes y las adolescentes embarazadas son apartadas y mal vistas en la cultura guatemalteca, según afirma Odilia Pablo, funcionaria del Observatorio en Salud Reproductiva.

Reyna Estela Martin Sicajau, de 22 años, concuerda. Es una madre soltera del Caserío Monte Mercedes, un área dentro del Cantón Cacsiguán, que quedó embarazada a los 19 años. Su novio la abandonó poco después y entonces ella dejó la escuela para trabajar. Asegura que la gente la mira despectivamente.

“Cuando me ven caminando hacia mi trabajo, me dicen que estoy saliendo a buscar hombres”, dice en entrevista telefónica, refiriéndose a los miembros de su comunidad.

Y esas madres jóvenes tienen problemas para formar pareja.

José Luis Cúmez Batz, un joven de 18 años del municipio de San Andrés Semetabaj, dice que él no se casaría con una madre soltera, porque implicaría asumir mucha responsabilidad. Cree que la juzgaría y que se preguntaría por qué el padre del niño no habría querido quedarse junto a ella.

González García, de 22 años, quien admite que es sexualmente activo pero que no usa protección, dice que las mujeres deben mantenerse vírgenes hasta el matrimonio.

Asegura que los hombres no quieren estar con mujeres que obviamente no son vírgenes.

 

 

 

Norma Baján Balán, GPJ, tradujo una entrevista del kaqchikel.
Ivonne Jeannot Laens, GPJ, adaptó este artículo de la versión en inglés.