Argentina

Dificultoso y costoso proceso para alquilar viviendas regulares en Buenos Aires obliga a muchos a vivir en asentamientos informales

Los alquileres en muchos asentamientos informales de Buenos Aires son igual de costosos que en los distritos más seguros de la ciudad, que ofrecen mejores servicios públicos. Pero muchas personas se ven forzadas a vivir en las villas, ya que los contratos de alquiler en las zonas más seguras exigen altos pagos por adelantado que están fuera del alcance de muchos habitantes.

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Usual Rent Deals in Buenos Aires Force Many Into Informal Settlements

Lucila Pellettieri, GPJ Argentina

Mariana Cecilia Machaca lleva 15 años como inquilina en la Villa 20, un asentamiento informal en la ciudad de Buenos Aires. Estos asentamientos pueden ser muy inseguros, a pesar de que los alquileres sean equivalentes a los de otras zonas más seguras. En 2010, aproximadamente el 28 por ciento de los residentes de la Villa 20 alquilaba la propiedad donde vivía, según la más reciente información disponible.

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BUENOS AIRES, ARGENTINA — Mariana Cecilia Machaca navega con habilidad su barrio en la Villa 20, un asentamiento informal. Según va caminando, elige los caminos más seguros y señala discretamente algunas casas en construcción.

“Acá había una casa vieja. La tiraron abajo y están haciendo este edificio para alquilar. Es impresionante la cantidad de gente que alquila en la villa”, dice. “Yo alquilo por habitación, algunos alquilan casa completa”.

Aunque aquí se ven cosas interesantes – un hombre que exhibe cotorras en una jaula, una señora que vende ceviche – el asentamiento está lleno de casas de varios pisos con formas irregulares. Arriba, los cables hacen una maraña. Abajo, los pasillos son angostos y encharcados.

Machaca lleva 15 años viviendo en la Villa 20. Alquila una pieza con baño y cocina compartida donde vive con sus dos hijos. Ha querido mudarse fuera de la villa, a un barrio más seguro, pero no ha podido.

“Por ahí conseguía un alquiler por el mismo precio, pero no llegaba nunca a ahorrar tanto como para entrar”, explica. “Te piden muchos meses de adelanto, y no llegaba a juntar 40.000 pesos ($969) para ponerlos de una en el alquiler”.

Debido a las dificultades y el costo de encontrar un alquiler regular en la ciudad, el número de personas que alquila en villas está en aumento. Quienes alquilan en esos barrios tienen menor acceso a los servicios públicos y viven en lugares inseguros, a pesar de pagar, en muchos casos, el mismo alquiler que pagarían en viviendas más seguras y cómodas.

Para acceder a un alquiler formal en la ciudad de Buenos Aires, al inquilino se le puede exigir un depósito reembolsable de un mes de renta por cada año de contrato, así como también un mes de renta por adelantado. Un contrato de dos años, por ejemplo, puede conllevar un desembolso equivalente a tres meses de alquiler.

El inquilino también debe contar con una garantía, como la propiedad de un familiar o amigo, un recibo de sueldo, o seguro a ejecutar en caso de no poder cumplir con el pago del alquiler en un futuro.

En las villas, dice Machaca, el inquilino no tiene que dar garantía ni adelanto, pero debe tener un amigo que conozca al dueño para poder entrar.

Cerca de 300.000 personas, el ocho por ciento de la población de la ciudad, viven en asentamientos informales en la Ciudad de Buenos Aires, según cálculos de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, una institución autónoma que vela por los derechos de los habitantes de la ciudad.

Las personas que viven en las villas muchas veces son discriminadas por vivir allí, según Alejandro Amor, titular de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

“Hay mucha estigmatización sobre la gente que vive en la villa. Muchos todavía creen que en las villas se vive gratis, y no es así”, dice Amor. “Muchas veces los alquileres en las villas son igual de caros que en otros barrios”.

El precio de un alquiler mensual en las villas oscila entre 4.000 ($96) y 10.000 pesos ($242). Un alquiler de un monoambiente en un barrio formal de la ciudad ronda los 6.100 pesos ($147), según un informe de la Defensoría.

Machaca paga 4.000 pesos ($96) mensuales por el alquiler de una habitación con baño y cocina compartida. Si alquilara también la habitación aledaña, de 6 metros cuadrados (64 pies cuadrados), tendría que pagar 7.500 pesos ($181) mensuales. Por ese mismo precio, ha visto departamentos con baño y cocina privada, dice.

Cerca de 300.000 personas, el ocho por ciento de la población de la ciudad, viven en asentamientos informales en la Ciudad de Buenos Aires, según cálculos de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Además, más del 87 por ciento de los habitantes de las villas no tiene acceso al gas de red, y el 18 por ciento no tiene cloacas.

Sebastián Pilo, uno de los directores de la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia, una ONG que trabaja por los derechos en la ciudad, afirma que, en algunos casos, los alquileres en las villas son más caros.
“Si se toma el precio del alquiler por metro cuadrado, sale más caro alquilar en una villa que un alquiler formal en la ciudad”, dice Pilo.

En 2010, el 28 por ciento de los residentes de la Villa 20 eran inquilinos, según un informe publicado en 2017. Muchas personas viven allí de manera ilegal y han construido o comprado sus casas.

El número de inquilinos en las villas va en aumento, dicen Pilo y Amor. Según Pilo, esta tendencia se ha acelerado en los últimos dos años.

“Cada vez más personas alquilan en las villas porque no pueden acceder a la red social o al capital necesario para alquilar [propiedades formales]”, dice Pilo.

Por ende, la Cámara Inmobiliaria Argentina comenzó a implementar en junio un sistema de alquiler asegurado que reemplaza algunos de los pagos adelantados por el pago mensual de un seguro.

“Con este sistema el inquilino ingresa con el pago de un mes de alquiler y una cuota de seguro fija de entre 1.200 ($29) y 1.800 pesos ($43). La idea es que sea más accesible para el inquilino y más seguro para el dueño”, dice Alejandro Bennazar, presidente de la Cámara.

Sin embargo, este sistema requerirá que el inquilino pueda demostrar que tiene los ingresos necesarios para afrontar la renta, dice Bennazar, algo difícil para quienes, como Machaca, tienen empleos informales y no siempre pueden probar sus ingresos.

Por el momento, los inquilinos de asentamientos informales siguen haciéndole frente a la inseguridad tanto personal como económica.

“A mi hijo lo asaltaron el otro día. Lo golpearon para quitarle el celular, y me dijo, ‘Mamá, ya no quiero vivir aquí – vámonos a otro lado’”, dice Machaca. “Le expliqué que, por la cantidad de ingresos requeridos para el alquiler, no podemos alquilar fuera [de la villa]. Se me parte el corazón, pero es nuestra realidad por ahora”.

Terry Aguayo, GPJ, adaptó este artículo de su versión en inglés.

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