SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, MÉXICO — En 2017, Emmanuel Carrasco y Gabriel Amores decidieron casarse. Habían sido pareja por año y medio cuando Chiapas, el estado donde ambos residen, se convirtió en la tercera entidad mexicana en reconocer el matrimonio igualitario.
“Decidimos casarnos y establecer nuestro hogar en San Cristóbal [de Las Casas]”, cuenta Amores, de 32 años. Confiesa que, hasta entonces, no había pensado casarse, pero cuando decidió dar el paso, lo hizo motivado por la ilusión y por la posibilidad de ejercer sus derechos. Pronto, él y Carrasco, de 38 años, se dieron cuenta de que, aunque su matrimonio era reconocido, no era bien visto por algunos sectores de su comunidad.
La pareja encontró en San Cristóbal de Las Casas un mosaico de ideologías y tensiones, donde conviven un conservadurismo que rechaza la inclusión y grupos de activismo social que buscan construir espacios donde todas las personas puedan ser libres y plenas. Para mejorar la realidad de la población LGBTQ+ en su localidad, Carrasco y Amores han convertido su hogar en un espacio seguro, donde sus conocidos saben que pueden recibir apoyo y comprensión. Incluso, desarrollaron una metodología de sensibilización y educación sobre diversidad sexual a partir de su experiencia personal con la discriminación, que se facilita a personal docente.
En 2018, Carrasco experimentó un acto de discriminación en la escuela donde trabajaba como profesor, luego de que se hiciera público su matrimonio entre educadores, alumnos y padres de familia. Tras una batalla legal, en la que se revocó una disposición que exigía a los maestros cortarse el cabello según su género, tanto él como su esposo comenzaron a idear una metodología de sensibilización y educación a partir de la inclusión.
“Fue estresante y doloroso. Mi salud mental y física se puso en riesgo. Fue fundamental el apoyo de Gabriel para sobrellevar este proceso”, dice.
A pesar de que el matrimonio igualitario está reconocido, Chiapas es la entidad con menor aceptación de medidas de inclusión para la comunidad LGBTQ+, según muestran datos de la Encuesta Nacional sobre Discriminación 2022, entre la población mayor a los 18 años. Estadísticas de ese mismo año muestran que de los 25 533 matrimonios registrados en la entidad, solo 41 corresponden a parejas del mismo sexo.
Los esfuerzos de Amores y Carrasco por la inclusión en San Cristóbal de Las Casas dieron pie a la creación de la colectiva Diversidad-ES. Este espacio, creado en 2022, se ha nutrido de invitaciones abiertas y, poco a poco, se ha vuelto un segundo hogar para muchas personas.
“Nuestras reuniones siempre las iniciamos con un ‘¿cómo estás?’, ‘¿cómo estamos?’. Alguien nos cuenta su día, sus alegrías, sus dolores y le escuchamos atentos, sin prejuicios”, dice Amores sobre la cotidianidad en el grupo. “Estar junto a alguien que acaba de salir del clóset, y que ve en la colectiva un espacio de apoyo y cariño, nos llena de energía y fuerza”.
Luis Alberto Meza López es uno de los integrantes de la colectiva. Es heterosexual, y junto con otras 15 personas da vida y cara a los vínculos de cuidado y cariño que se han construido. “No me gusta utilizar la palabra familia, pero eso somos, una familia. Nos cuidamos, nos escuchamos, nos apoyamos”, dice Meza. Ser parte de la colectiva le ha permitido reflexionar sobre su heterosexualidad y otros temas que no conocía, como las nuevas masculinidades, otras formas de amor y cuidado entre hombres. “Cuando conocí a Gabriel, aprendí que podemos desarrollar una amistad basada en el cariño y en el cuidado del otro”.
Doni Ovando es otra persona que forma parte de la colectiva y se define como no binaria. Conoció a Amores y a Carrasco en una reunión convocada para organizar la Marcha del Orgullo LGBTTTIQA+ 2023. “Soy una persona apartada, introvertida. Siempre me ha costado hacer amigos o participar en acciones de activismo. Pero en la colectiva encontré un espacio de contención, de poder ser yo mismo, sin miedo a que me juzguen o rechacen”, dice. Para Ovando, la pareja se ha transformado en su red de apoyo y contención. “Se han convertido en una familia, y la colectiva en un espacio seguro para mí”.
“Diversidad-ES es la oportunidad de reflexionar en colectivo sobre las violencias y discriminación que vivimos, así como de proponer acciones para que vivamos en libertad e inclusión”, dice Amores, quien es chef de profesión. El grupo ha participado en marchas, protestas, ferias de visibilización y concientización, fiestas y performances a favor de los derechos de la población LGBTQ+.
Amores y Carrasco, sentados entre los cuadros que decoran la casa, un retrato de Madonna y de la banda La Oreja de Van Gogh, se sostienen de las manos y se miran, sonrientes. “Acá no hay edad límite para estar. Solo debes tener la disposición de recibir y dar en la construcción de este espacio crítico hacia las formas de discriminación y desigualdad”, dice Amores.
“Cuidamos nuestro hogar. Queremos que sea ese espacio seguro para mí, para Gabriel y para otras personas que necesiten del respaldo y apoyo para ser libres y queridos”, finaliza Carrasco.